EL CEO Y LA HUÉRFANA romance Capítulo 104

Después de todo el caos Saúl indico -bueno lo mejor será dormir y mañana temprano nos iremos de aquí no tiene caso estar más días ya no será lo mismo-

En eso grito María –han visto a Alicia no la veo por ningún lado-

-y Joaquín tampoco lo he visto- grito Marisol, comenzaron a buscarlos por todas partes

*** Perspectiva de Joaquín ***

Cuando llegamos a la cabaña y observamos la escena me volví a ver a Alicia y vi su expresión llena de angustia y después la vi correr por un instante dude en correr detrás de ella pero al final lo hice.

No vi muy bien por donde se dirigió pero escuche ruidos y los seguí, estaba comenzando a caer la noche y me preocupaba que una chica de ciudad estuviera sola en la noche.

Corrí lo más rápido posible pero no la veía por ningún lado más sin embargo el ruido de pisadas sobre las hojas secas no dejaban de escucharse no estaba seguro de seguir por la ruta correcta pero mi instinto me decía que no debía dejar sola a esa mujer en una situación tan vulnerable intente sacar mi celular para avisar lo que estaba pasando ya que sabía que debido al drama que se estaba llevando no se darían cuenta de que no estábamos en la cabaña, pero mi celular no tenía señal, solo seguí corriendo detrás de los pasos que escuchaba cuando de pronto un grito se escuchó.

-hay- era de ella pensé que le habrá pasado y comencé a gritar –¿señorita Conti está usted bien?, señorita Conti, ¿dónde está? –

Pero no escuchaba respuesta alguna mi cabeza comenzó a formular muchas hipótesis de que había pasado todas más trágicas que otra.

Hasta que escuche como alguien se quejó –augh- y volví a gritar –señorita Conti soy Joaquín amigo de Luisa por favor ¿dígame dónde está?-

Una débil voz me indico- por aquí-  pero no lograba identificar de dónde provenía la voz pero seguí mi camino y volví a preguntar -¿Cómo esta señorita?-  me caí estoy dentro de un hoyo ayúdame por favor- suplicaba pero no lograba identificar de dónde provenía la voz encendí la linterna de mi celular y le indique a la chica –no deje de hablar para poder encontrarla-  ella empezó a gritar –por aquí- cada vez que caminaba se escuchaba la voz más cerca hasta que llegue a un pequeño pozo no se veía muy profundo y vi a la mujer en el fondo. Era como de dos metros de profundidad – como se encuentra señorita se puede levantar- le cuestione

-me duele un poco mi tobillo creo que me lo torcí pero intentare levantarme- dijo se levantó le indique que levantara las manos para ver si la podía alcanzar pero no lograba alcanzarla había salido a toda prisa y no traía nada para ayudarla.

-señorita no la alcanzo y no traigo ninguna soga, iré a buscar ayuda pero ella me indico - no te vayas no me quiero quedar sola por favor –pero no tengo idea de cómo sacarla.

-por favor -y comenzó a llorar –tranquílese no me iré pero tiene que estar tranquila- le comente

Me sentía entre la espada y la pared no podía dejar a la chica en esas condiciones aparte que no sabía ni por donde había venido y con la noche cayendo sobre nosotros.

Pronto se me ocurrió que tal vez con mi cinturón podía alcanzar a la chica me lo quite y volví a intentarlo -señorita intente coger mi cinturón tal vez pueda alcanzarla- le rogué  ella lo cogió pero no lograba agarrarlo con fuerza para que la pudiera sacar de ahí.

Pronto empezaron a caer unas gotas de lluvia –señorita por favor inténtelo comenzara a llover y será más difícil, los dos hicimos un gran esfuerzo y pronto ella salió de ahí. Tan pronto como la logre tomar de la mano para ayudarla a salir por completo comenzó a llover empezamos a correr por donde supusimos que habíamos venido pero la verdad no tenía ni la menor idea de donde estábamos, mi celular pronto se quedó sin batería y ella no traía su celular encima.

Por un momento nos paramos frente a frente no sabíamos que hacer ella solo se aferró a mí y comento- muchas gracias Joaquín- yo no sabía que decir, si la había sacado de eso hoyo pero no sabía cómo regresarla de vuelta.

No quisimos movernos mucho ya que no veíamos nada en aquel bosque y nos sentamos cerca de un árbol que nos brindaba un poco de refugio después de una hora  empezó a ceder la lluvia, los dos solo nos quedamos dormimos, abrazados uno al otro.

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