Cuando llegaron a ciudad X, Saúl le indico a Esteban
-¿hermano viste como se parece la madre de Joaquín a Luisa?- sus palabras estaban llenas de sorpresa.
-si Saúl se parecen, tal pareciera que Roció es la madre de Luisa, más que de Joaquín, porque físicamente no se parecen en nada Joaquín y Roció.- comento estaban también bastante sorprendido.
-¿qué piensas al respecto?- interrogó Saúl.
-no lo sé porque según los registros de Joaquín él es hijo único y su madre lo dejó ahí a los 8 años y él se debe de acordar de su madre y por lo que platique con Marisol él la reconoció además Joaquín es mayor por un año que Luisa.-
-lo que comentó que a lo mejor nuestra hipótesis de que Sara sea la madre de Luisa son infundadas, tal vez sea hermana de Joaquín, así como están las cosas todo puede pasar hermano – Saúl no daba crédito a tanta casualidad y tantos enredos era de película.
-eso saldrá a la luz cuando esas pruebas estén listas- concluyó Esteban.
Al siguiente día de la entrevista con la madre de Joaquín nos avisó que llevarían a cabo un robo a una empresa y nos mandó los datos de la empresa día y todo lo planeado, comentó que lo escucho por casualidad en el club. Esta podría ser una buena oportunidad para poder atraparlos.
Esteban estaba más que satisfecho con los acontecimientos, si podía involucrar a Lorenzo con los robos podría matar dos pájaros de un solo tiro podría tener algo en contra de los Fiore para que dejaran a Sara en paz y libraría de una vez por todas a Marisol y Joaquín de Alonso.
Esteban estaba tan perdido en sus pensamientos que sólo interrumpió su puerta al abrirse. Era Miranda que venía un poco molesta ya podía caminar perfectamente bien pero su cara tenía cicatrices muy profundas que el maquillaje no lograba cubrir, ella llegó y se sentó en frente a su escritorio y le indico con una voz muy fría.
-Esteban vengo de ver al cirujano plástico y me indico que mis cicatrices son complicadas de borrar y que podría recurrir a un tratamiento pero que no era seguro que desaparezcan por lo profundas que son, y te recuerdo que esto es tu culpa- dijo señalando sus marcas en la cara
-te ayudaré en lo que necesites Miranda ¿qué es lo que me quieres pedir?- Esteban se recostó en su silla y se empezó a tallar la ceja, esa mujer lo estaba volviendo loco, con acusaciones infundadas.
-que no me puedes dejar, te tienes que casar conmigo porque con esta cara marcada quién me va a querer, te tienes que responsabilizar de mi- le indico gritando y lágrimas en sus ojos. Él se incorporó en su silla y se acercó a ella y le indico
-hola te puedo acompañar- ella volteo un poco asustada
-¿señor Loaiza qué hace usted, por estos rumbos? – él le sonrió muy pícaro e indico
-Vine a ver a un cliente muy cerca de aquí y te vi pasar por eso me acerque a ti- nunca le diría que la estaba siguiendo.
- señor Loaiza, discúlpeme por favor que no pueda conversar con usted, pero tengo una poca de prisa- estaba por caminar, cuando él la tomó del brazo y la beso definitivamente se estaba volviendo loco por esa mujer.
En esta ocasión ella se enojó y lo empujó y le iba a dar una cachetada pero él fue más rápido y la alcanzó a esquivar ella caminó pasando de él sin decir una sola palabra, él se volvió a acercar a ella y la tomo nuevamente por la cintura y le indico –por favor no te enojes de verdad que desde que probé esos dulces labios no puedo dejar de pensar en ti y cuando estoy cerca no puedo evitarlo, pero me disculpo por mi imprudencia, por favor se mi novia- ella se quedó viendo a los ojos se notaba que lo estaba diciendo era verdad.
-señor Loaiza por favor suélteme yo – él la acercó más hacia el- tu también sientes lo mismo, me correspondiste en tu oficina lo sentí – ella solo lo observo con sus ojos llenos de sorpresa y cerró los ojos –él aprovechó y la volvió a besar, ella esta vez sí cedió y le devolvió el beso.
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