EL CEO Y LA HUÉRFANA romance Capítulo 121

En algún lugar de un monte lejano.

-señor detuvieron a cinco personas  y tres fallecieron – llegaba  Doroteo con el informe de ciudad W.

- ¿ y Nick?, ¿está detenido? – pregunto Martin

Doroteo estaba muy nervioso de decirle lo que le había pasado a Nick, pero no tenía mas remedio así que – señor Nick resulto muerto- los ojos de Martin se abrieron de par en par era un hombre cruel pero él era su hijo después de todo cerro sus puños hasta que casi se volvieron blancos.

-¿lo confirmaste?- dijo con sus ojos llenos de rabia

-sí señor, le pague muy bien a un custodio para que me mostrara una foto de los muertos y era el - indico Doroteo con su cara  mirando al piso.

-no se lo comentes a nadie más entendiste, ¿Quién puede hablar?- le grito

-señor todos los que aprendieron son de ciudad W incluido Alonso, los nuestros son los que fallecieron-

-sabes lo que hay que hacer con los muertos y recupera el cuerpo de Nick –

-si señor- se retiró Doroteo que era su abogado de Martin.

En casa de Luisa

-Sara me alegra que vinieras estaba a punto de llamarte, me leíste la mente, jaja- indico Luisa en cuanto entro Sara. Sara no dijo nada solo  la tomo entre sus brazos y la abrazo, no era la primera vez que se abrazaban pero ese abrazo fue diferente para las dos, para Sara el saber que una mujer como Luisa era su hija le llenaba, una mujer de corazón puro, noble, inteligente, que a pesar de pasar por un orfanato era un alma pura, se juraba a si misma nunca más permitiría que su bella y gentil hija derramara una lagrima en su vida, como decirle que era su hija como lo tomaría la querría, la rechazaría, es mejor que nunca se entere. Por un instante recordó a Gonzalo y comprendió porque su padre nunca lo busco aun sabiendo que era su hijo, el ser rechazado por un hijo era aterrador. Para Luisa también la tomó por sorpresa ese abrazo esta tan lleno de cariño que se sintió muy extraña una mujer tan fría como lo era Sara dando ese tipo de afecto era extraño porque a pesar que ellas se llevaban bien nunca lo había hecho.

Después de unos minutos pronto Luisa pregunto –Sara estás bien ¿te pudo ayudar en algo?- Sara termino su abrazo, y logro recobrar la cordura.

-no pasa nada querida, lo mismo de siempre mis problemas en el trabajo que me agobian pero como siempre vengo a des estresarme con ustedes ¿te molesta?- esas últimas palabras las dijo con cierto temor.  

-para nada Sara, sabes que esta es tu casa y siempre eres bienvenida aquí, además prometiste que mis hijos serian tus nietos- indico Luisa con una sonrisa.

-claro y lo cumpliré hasta el último día de mi vida te lo prometo- En eso llegaron los niños gritando  -Abuela Sara, Abuela Sara- esas palabras para Sara eran música nunca imagino que los niños que ella había adoptado como nietos eran en realidad sus nietos de sangre.

Esa noche Sara estuvo particularmente Feliz, como nunca la había visto Luisa, cuando estaban cenando luisa le indico.

-Sara mañana es el cumpleaños de Julián, en un principio no lo festejaríamos ya que como sabes el salió de viaje pero prometió que volvería hoy, así que lo festejaremos mañana si no estás muy ocupada podrías acompañarnos será algo sencillo solo invite a unos cuantos a la fiesta,  por eso estaba por marcarte cuando llegaste, para invitarte- Sara sonrió y contesto

-Claro que vendré y como le dije a Julián, vendré todos los días a cenar así que coméntale de cuanto es la mensualidad para cenar todos los días, bueno ¿si estás de acuerdo?- estaba tan nerviosa que no sabía ni como hablaba.

-claro por qué no estaría de acuerdo sabes que Julián solo bromeaba- indico Luisa

-Luisa eres feliz con él, ¿dime la verdad por favor?, hace mucho recuerdo haber preguntado y me comentaste él era muy frio y distante contigo que era mejor solo vivir bien sin casarse pero he visto como se llevan y no se me hace que el siga igual, dime porque no se han casado ¿no lo quieres?- Luisa se quedó de piedra y pensó. Quererlo claro que lo quiero, lo amo, es mi vida, no sabría vivir sin él, pero es un sueño muy lejano. Y sin querer derramo una lagrima, Sara en un instante se molestó, pero se calmó no podía estallar tenía que ser prudente.

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