En algún lugar de un monte lejano.
-señor detuvieron a cinco personas y tres fallecieron – llegaba Doroteo con el informe de ciudad W.
- ¿ y Nick?, ¿está detenido? – pregunto Martin
Doroteo estaba muy nervioso de decirle lo que le había pasado a Nick, pero no tenía mas remedio así que – señor Nick resulto muerto- los ojos de Martin se abrieron de par en par era un hombre cruel pero él era su hijo después de todo cerro sus puños hasta que casi se volvieron blancos.
-¿lo confirmaste?- dijo con sus ojos llenos de rabia
-sí señor, le pague muy bien a un custodio para que me mostrara una foto de los muertos y era el - indico Doroteo con su cara mirando al piso.
-no se lo comentes a nadie más entendiste, ¿Quién puede hablar?- le grito
-señor todos los que aprendieron son de ciudad W incluido Alonso, los nuestros son los que fallecieron-
-sabes lo que hay que hacer con los muertos y recupera el cuerpo de Nick –
-si señor- se retiró Doroteo que era su abogado de Martin.
En casa de Luisa
-Sara me alegra que vinieras estaba a punto de llamarte, me leíste la mente, jaja- indico Luisa en cuanto entro Sara. Sara no dijo nada solo la tomo entre sus brazos y la abrazo, no era la primera vez que se abrazaban pero ese abrazo fue diferente para las dos, para Sara el saber que una mujer como Luisa era su hija le llenaba, una mujer de corazón puro, noble, inteligente, que a pesar de pasar por un orfanato era un alma pura, se juraba a si misma nunca más permitiría que su bella y gentil hija derramara una lagrima en su vida, como decirle que era su hija como lo tomaría la querría, la rechazaría, es mejor que nunca se entere. Por un instante recordó a Gonzalo y comprendió porque su padre nunca lo busco aun sabiendo que era su hijo, el ser rechazado por un hijo era aterrador. Para Luisa también la tomó por sorpresa ese abrazo esta tan lleno de cariño que se sintió muy extraña una mujer tan fría como lo era Sara dando ese tipo de afecto era extraño porque a pesar que ellas se llevaban bien nunca lo había hecho.
Después de unos minutos pronto Luisa pregunto –Sara estás bien ¿te pudo ayudar en algo?- Sara termino su abrazo, y logro recobrar la cordura.
-no pasa nada querida, lo mismo de siempre mis problemas en el trabajo que me agobian pero como siempre vengo a des estresarme con ustedes ¿te molesta?- esas últimas palabras las dijo con cierto temor.
-para nada Sara, sabes que esta es tu casa y siempre eres bienvenida aquí, además prometiste que mis hijos serian tus nietos- indico Luisa con una sonrisa.
-claro y lo cumpliré hasta el último día de mi vida te lo prometo- En eso llegaron los niños gritando -Abuela Sara, Abuela Sara- esas palabras para Sara eran música nunca imagino que los niños que ella había adoptado como nietos eran en realidad sus nietos de sangre.
Esa noche Sara estuvo particularmente Feliz, como nunca la había visto Luisa, cuando estaban cenando luisa le indico.
-Sara mañana es el cumpleaños de Julián, en un principio no lo festejaríamos ya que como sabes el salió de viaje pero prometió que volvería hoy, así que lo festejaremos mañana si no estás muy ocupada podrías acompañarnos será algo sencillo solo invite a unos cuantos a la fiesta, por eso estaba por marcarte cuando llegaste, para invitarte- Sara sonrió y contesto
-Claro que vendré y como le dije a Julián, vendré todos los días a cenar así que coméntale de cuanto es la mensualidad para cenar todos los días, bueno ¿si estás de acuerdo?- estaba tan nerviosa que no sabía ni como hablaba.
-claro por qué no estaría de acuerdo sabes que Julián solo bromeaba- indico Luisa
-Luisa eres feliz con él, ¿dime la verdad por favor?, hace mucho recuerdo haber preguntado y me comentaste él era muy frio y distante contigo que era mejor solo vivir bien sin casarse pero he visto como se llevan y no se me hace que el siga igual, dime porque no se han casado ¿no lo quieres?- Luisa se quedó de piedra y pensó. Quererlo claro que lo quiero, lo amo, es mi vida, no sabría vivir sin él, pero es un sueño muy lejano. Y sin querer derramo una lagrima, Sara en un instante se molestó, pero se calmó no podía estallar tenía que ser prudente.
-Sarita, mi bella Sarita, olvídate de que la herencia de los Lemus llegue a tus hijos bastardos, antes los mato me escuchaste-comento y la dejo sola en la sala de su casa.
Se quedó sumida en sus pensamientos y se sentó en la sala, ahora más que nunca debería de proteger la identidad de Luisa, en lo que podía divorciarse de este hombre, si es que podía porque los papeles que su padre le entrego según Esteban y Saúl no eran definitivos tenían que reunir más pruebas.
Al día siguiente se sentía tan preocupada por la amenaza de Arturo, era una bendición que el pensara que sus hijos eran Lorenzo y Miranda y eso no debería de cambiar.
Salió de su casa rumbo a su oficina no podía darse el lujo de cometer ningún error, estuvo pensando por dos horas en que hacer hasta que hablo con Saúl y Esteban, los cito en el despacho de Julián, para esas alturas Esteban estaba bastante mejor pero todavía no podía trabajar, tenía que estar en reposo para recuperarse más rápido.
Ella no contaba con cita pero al ser una socia importante Julián la atendió sin protestar, ella llego y se sentó en la silla en frente de él comento con tono muy frio.
-Julián, hoy no vengo a hablar de negocios contigo- el solo la observo sin decir una sola palabra.
-Julián, quiero que te sinceres conmigo, de lo que me contestes dependerá muchas cosas, quiero la verdad, ¿me prometes que me la dirás?- su tomo fue muy amenazante.
-Sara no sé de qué me hablas, nunca te he mentido en nada, soy muy honesto te he mandado todo lo relacionado con los Conti ….- ella interrumpió –no estoy hablando de negocios solo te voy a ser un pregunta y quiero que contestes con un sí y un no, ¿lo harás? - ella puso su mirada Fría.
-si- dijo sin titubear
-¿amas a Luisa lo sufriente, como para casarte con ella?- La pregunta fue algo impactante para él y se quedó callado ante la pregunta.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: EL CEO Y LA HUÉRFANA