EL CEO Y LA HUÉRFANA romance Capítulo 59

En ciudad X

-Uri, papa necesita descansar no grites, anda se una chica buena- comentaba Luisa a la pequeña.

-papá jugar papá- comentaba la pequeña Uri.

-Uri papá está enfermo no puede jugar… - se escucha un grito desde lejos que las interrumpe – déjala que me visite- Luisa sonríe y levanta en brazos a Uri. Definitivamente tanto Uri como su padre se adoran pensó Luisa.

Ingreso a la recamara con la niña en brazos – Uri a papá le duele su estómago no lo puedes tocar porque llora-

-papá llora- se volvió a Julián y el respondió –si papá llora Uri, pero prometo recuperarme pronto para jugar contigo- la sonrisa de Uri se volvió muy grande y asintió con la cabeza se bajó del regazo de su madre y salió de la habitación.

-es muy inteligente Luisa, muchas gracias por darme esos niños-

-gracias, supongo ya que se parecen mucho a ti, desde su inteligencia hasta su aspecto, Lola me enseño la foto del estudio donde tu abuela te está cargando y creo que Uri se parece mucho a ella y Ian a ti, no sacaron nada mío-

- están pequeños para decir eso, tal vez con el tiempo veas algo en ellos, ven acércate por favor- dijo y le extendió la mano, se sentó a un costado de la cama y él le dijo.

-Luisa esos niños no fueron engendrados con amor, pero de verdad los quiero son sangre de mi sangre- suspiro – ellos son lo mejor que me ha pasado desde la muerte de mis seres queridos, te puedes quedar conmigo en esta casa, quiero verlos crecer, convivir con ellos- Luisa se quedó callada y cuando le iba a contestar entraron los dos pequeños gritando

- mama, quito- ese era Ian, era un niño muy tranquilo pero Uri siempre lo hacía desatinar, Uri grito para defenderse - no el – Luisa soltó la carcajada y se volvió hacia Julián y le pregunto –estas seguro de lo que me pediste-

El asintió con la cabeza y contesto – totalmente – con la sonrisa en la boca.

Se quedaron intentando aclarar los desacuerdos de sus hijos y decidieron ver la televisión en el cuarto de Julián para acompañarlo y clamar a sus hijos.

Al siguiente día en casa de Miranda y Lorenzo.

Lorenzo llegaba a su casa cuando fue abordado por su padre.

-Lorenzo como vas con la señora Sara, ya acepto la propuesta de inversión-

-padre tengo muchas dudas con ella en días siento que me puede dar el mundo entero si se lo pido, pero en ocasiones creo que desconfía hasta de su propia sombra-

-debes ganártela por eso eres el novio de su hija, acércate a ella por medio de la hija-

Llegando a su oficina tenía una montaña de papeles que revisar y firmar en casa no había tenido el tiempo necesario para hacerlo ya que los niños no se lo permitieron. Como era la hora de comer y no terminaba llamo a Oscar para que trajeran a los niños a la oficina para poder comer con ellos y no faltar a la promesa de Uri.

Oscar dejo a Luisa en la recepción y se fue a traer la comida que habían ordenado. Al entrar con su carriola doble, la recepcionista no dijo nada de que entrara puesto que ya la conocía, subió al elevador al piso donde le indicaron se encontraba la oficina de Julián.

Al salir del elevador se topó con la secretaria del hospital Lucia ella la intento saludar pero esta paso de largo y llamo a otra secretaria que se encontraba ahí.

-Buenas tardes señorita el despacho del señor Julián- está al verla con una carriola la despreció y dijo - tiene cita de lo contrario no lo puede ver a nuestro CEO- dijo mientras la miraba de arriba abajo.

-no la tengo pero – no termino porque la secretaria la interrumpió- no se quien la dejo entrar en recepción pero de seguro es una inútil, hágame favor de salir de aquí-

- puede anunciarme y si el no desea verme me retiro- la secretaria era bastante déspota y le indico - no es necesario solo falta verle la facha para saber que no tiene nada que ver con nuestro CEO, salga de aquí y no me haga perder mi tiempo-

La secretaria Lucia de lejos la veía y se burlaba de ella, Luisa no iba mal vestida ya que Julián le había comprado ropa y zapatos pero no se maquillaba ni usaba zapatos altos nada que ver con el estándar de su jefe por eso nadie creía que era la novia de su jefe aunque todos sabían de su existencia.

-vaya de tal jefe tal empleada, igual de arrogantes y déspotas, me voy no estoy de humor para discutir con tontas maleducadas- dicho esto se dio la vuelta pero la secretaria no permitiría que la agredieran. Y se levantó y pateo sin querer la carriola que llevaba Luisa este movimiento hizo que Uri se espantara y comenzó a llorar.

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