El corazón de Señor Peréz romance Capítulo 162

Cuando Hedi se fue decaído al Pabellón de Río, Senda seguía sentado en el coche.

El computador portátil estaba abierto sobre la pequeña mesa remodelada y él parecía estar concentrado en su trabajo, sin importarle que Hedi salió a buscar a Mauren.

Pero Hedi sabía que el Señor Senda sólo aparentaba indiferencia y que en realidad se preocupaba mucho por la Señora Mauren.

Porque de lo contrario, se habría subido al coche para marcharse, pero tras escuchar la noticia de que la Señora Mauren había llegado, fingió diciendo que tenía que trabajar y se quedó en el Pabellón de Río.

Al ver que Hedi volvía solo, el ceño de Senda se frunció ligeramente -¿Y ella?-

-La Señora Mauren dijo que tenía cosas que hacer y se fue primero-

-¿No dijiste que sólo la invitaba a tomar una taza de té?- Su ceño se frunció más.

-Lo hice y dije también que si no le gustaba el té, el café estaría bien, pero la Señora Mauren dijo que no le gustaba el té y que tampoco tenía la costumbre de tomar café-

Senda abrió de golpe la puerta del coche y se bajó.

Hedi sin saber qué iba a hacer, dijo -La Señora Mauren ya se ha ido-

Senda con una cara de enfadado, abrió la puerta del conductor y con un gran paso subió.

-Señor Senda, ¿a dónde va? ¿A la empresa? Yo...-

El sonido del acelerador fue un poco ensordecedor y Hedi quedo atónito mientras veía cómo el Señor Senda se iba conduciendo el coche.

Él... parecía haber sido dejado de nuevo.

¿El Señor Senda va a por la Señora Mauren? Si le preocupa tanto, ¿por qué no la esperó él mismo en el patio hace un momento?

¿Qué sentido tiene pretender ser reservado?

Senda con una cara seria todo el camino condujo el coche lentamente hacia la puerta principal después de salir del Pabellón de Río.

La casa de la familia Pérez era demasiado grande, ella no necesariamente habría salido por la puerta principal.

Efectivamente, esperó un rato en la puerta principal antes de que la viera salir caminando lentamente.

Mauren parecía que no vio el coche aparcado a un lado y desde luego no se dio cuenta de quién estaba dentro del coche.

La casa de la familia Pérez realmente era muy grande, el salir de la casa principal la dejó jadeando.

De haber sido echada antes por el Señor Senda, parecería un poco vergonzoso que ahora fuera al garaje y pidiera a un chofer que la llevara.

Así que, aunque sabía que la mansión de la familia Pérez estaba construida a mitad de la colina, no tuvo más remedio que aguantar y decidirse a seguir caminando.

La próxima vez, tendría que sacar la licencia de conducir y conducir ella misma.

No había salido mucho por la puerta principal cuando un coche de lujo pasó por detrás de ella.

Con un chillido, se detuvo sorprendentemente a su lado.

¿No era ese coche de lujo que estaba aparcado en la puerta principal?

Mauren entrecerró los ojos mirando hacia la ventana que se bajaba lentamente.

¿Senda?

Al instante se puso a la defensiva y quiso alejarse.

Senda se sintió herido por su mirada fría, habían pasado algunos días, ¿cómo estaba ella?

No había preguntado para saber de ella a propósito, pero aún así no podía evitar preguntarse qué había hecho y con quién había estado.

Pensaba que al menos llamaría un par de veces para informar sobre cómo le iba en la escuela.

Para su sorpresa, no había hecho ni una sola llamada telefónica desde hacía varios días.

-Es la mitad de la colina aquí, ¿piensas seguir caminando?- Preguntó, tratando de mantener una cara fría e inexpresiva.

-Está bien, puedo caminar- Mauren respondió de forma insípida.

-Dos horas, ¿y estás dispuesta a caminar?-

¡Esta chica, claramente seguía enojada con él!

-¿No tienes clase esta tarde?-

-Puede que luego pase un taxi, esta tarde tengo clase, pero no se preocupe Señor Senda, bajaré en taxi-

-En esta carretera no habrá ningún taxi, ¿hasta cuándo vas a estar enojada?-

El corazón de Mauren se apretó y de inmediato siguió caminando.

¡Se atrevió a ignorarlo completamente! Sin decir nada, ¡simplemente se alejó!

Esta mujer, ¿Cómo se atreve?

Senda nunca había sido abandonado de forma tan poco cortés en su vida, ¡Era simplemente una provocación hacia su persona!

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