Valentina Ojeda miró la figura de Mauren en la distancia y apretó sus palmas con fuerza.
¡Su hermana Llara, la chicha nacida de orgullo, había sido tan sobresaliente desde pequeña!
Y su mano estaba dañada, ¡que nunca podrá dibujar pinturas perfectas en su vida!
¡Todo fue causado por Mauren!
-¿Qué? ¿Fue esa mujer que dañó la mano de Llara?- Gritó otra chica con el rostro sorprendido.
Después, se enojó de repente.
-Valentina, ¿la perdona así de verdad? ¡Llara es tu hermana favorita!-
-Si mi hermana fuese maltratada así, ¡destruiría a ese aunque muriese yo!-
Valentina no habló, pero sus puños se apretaron cada vez más fuerte, e incluso sus nudillos se pusieron blancos por un momento.
Nerea frunció los labios con interés decaído, -Esta mujer estaba con mi segundo hermano ahora. ¿qué se puede hacer con ella?-
Se dio la vuelta y se fue. De todos modos, no sentía mucho por Llara, por lo tanto, no estaba muy interesada en ese tema.
Las chicas todavía estaban frente a Valentina, llenas de justa indignación.
-Eso es, Valentina, ese tipo de perra puede andar suelta tras hacer daño a otros. ¿Dónde están la ley y la moralidad?-
-¡Yo que tú, debería encontrar una oportunidad para darle una lección!-
-Olvídalo, ahora es la mujer de Vinay. ¿Qué puede atreverse a hacer Valentina a ella?-
-Vale. Llara es realmente pobrecita. Nadie se atreve a defenderla aunque fue maltratada.-
Valentina se volvió y se fue con un aliento helado.
Las chicas se juntaron, la miraron alejarse y se rieron en voz baja.
-Oye, ¿qué hará ella?-
-¿Quién sabe? Espero que pueda hacer algo. ¡Entonces habrá un buen espectáculo!-
-Lo mejor es que aparezca un gran escándalo. No importa quién haga el ridículo, después de todo, habrá alguien que meta la pata.-
-¡Sí!-
... No muy lejos, Mauren sintió siempre un poco de picazón en la nariz. Finalmente no pudo aguantarlo, y estornudó varias veces.
-¿Qué pasa? ¿Es fuerte el viento en el mar?- Le preguntó con preocupación Vinay, que estaba sentado a su lado.
-No.- El viento era bastante fuerte, pero muy agradable, nada de frío.
Solo estaba aburriéndose después de comerse y beberse.
El destino al que se dirigían era una pequeña isla no muy lejos, que les costaría media hora de viaje por agua.
Después del tiempo del desayuno, se vio que la isla se aclaraba poco a poco, y todos volvieron a la habitación para cambiarse de trajes de baño, preparándose para subir la isla y nadar.
Liz y Analola, al ver el agua tan clara, habían ardido en deseos de la natación.
Se dijo que era la isla privada de la familia Pérez, que se había desarrollado.
Se observó desde lejos que el entorno era hermoso con agua limpia.
No se podía venir a un lugar tan hermoso de manera casual.
¿No era una pena no nadar aquí cuando vinieron?
-Mauren, por qué nosotras no...-
-Id vosotras. No sé nadar. Solo quiero jugar en la playa.- Mauren se negó de inmediato.
-¿Tienes miedo al agua?- Vinay estaba un poco sorprendido, pero inmediatamente se dio cuenta de que había llegado su oportunidad, -Puedo enseñarte.-
-¿Y puedes aprovecharme por cierto?- Mauren le dio una mirada despreciada.
Vinay no se avergonzó cuando fue acertado lo que pensaba, -Me controlaré.-
-Desafortunadamente, no quiero darte la oportunidad.- Ella giró la cara y miró el paisaje.
No quería mirar hacia arriba que podía ver la figura de pie con orgullo en el balcón del tercer piso del camarote no muy lejos.
Y la mujer que estaba siempre a su lado.
-Rápido. Te voy a vestir y me aseguraré de que seas más hermosa que todas.-
-¿Tú?- Mauren la miró a Liz, ¡asustada! -Olvídalo.-
-¡Ya voy! ¡Definitivamente soy mejor que Liz!-
-No hace falta. Soy hermosa por naturaleza y no necesito disfrazarme.- Mauren estaba realmente asustada de las dos.
-¡Qué estás haciendo! No crees en nosotros tanto. Espera. ¡Serás la mujer más deslumbrante en el crucero de hoy!-
Diez minutos después, el crucero se detuvo en el muelle de la isla, pero todos seguían en la cubierta y nadie se bajó por el momento.
Debido a que Senda todavía estaba en el balcón del tercer piso, no se sabía qué paisaje estaba mirando.
Las chicas estaban todas elegantemente vestidas y se movían por la cubierta con la esperanza de que sus propias figuras apareciesen en sus ojos cuando Senda mirase hacia abajo de vez en cuando.
Sin embargo, en cuanto Mauren salió, todos los ruidos desaparecieron instantáneamente.
La gente en la cubierta, ya sea hombres o mujeres, la miraron y durante unos segundos no pudieron mover la mirada en absoluto.
La primera dama de la Ciudad Norte. Inexplicablemente, esas palabras surgieron de repente en la mente de muchas personas.
¿Qué era una celebridad? ¡Aquella!
Disponía de la piel blanca y la cintura bastante pronunciada, una cara pequeña con tamaño de palma, fina y tersa.
No le hizo falta pintar las cejas y el labio, que eran natural y respectivamente de color negro y rojo. El puente de nariz era alta y pequeña y los ojos, grandes, negros como joyas.
Las largas pestañas se balanceaban levemente con su parpadeo, que eran gruesas y erguidas, pareciendo más hermosa que una muñeca cuidadosamente hecha.
Mauren estaba vestida de un bikini blanco. Si la piel no fuese blanca, se vería vulgar y fea con ese.
No obstante, ella era tan blanca. Su cuerpo que apenas se exponía a la luz en días normales era blanco bajo el sol.
Contaba con las piernas rectas, esbeltas y suaves, la cintura fina como si se pudiese sostener con ambas manos.
Tenía el cuello de cisne, la clavícula sexy, los hombros delgados pero redondos, que la tela del bikini no podía ocultar la figura perfecta.
Se le cayó el cigarrillo de la mano del hombre del balcón del tercer piso sin darse cuenta ...
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