Dos días después, Mauren López ya podía darse pasos en el jardín en la silla de ruedas.
Durante los últimos días, había sido Angelo Atenas quien la había acompañado.
Algunas personas realmente no había aparecido después de decir que no aparecería nada.
Había sido un poco duro al principio, pero ahora, los ánimos parecían haberse calmados.
-¿Qué tal esta clase? Matemáticas Avanzadas, ¿todavía me necesitas como tutor?-
Bajo el cenador del patio, Angelo se sentó ante Mauren, con un libro de texto universitario de matemáticas avanzadas en la mano.
-¿Qué no entiendes? Es mejor que lo señales, y veré si puedo darte la respuesta.-
Por suerte, cuando estaba en la escuela, sacaba buenas notas, de lo contrario, un tema tan difícil sería realmente imposible de responder.
Mauren tomó el libro, pasó a una página y se lo devolvió a él.
-A partir de aquí, es casi imposible de entender.- No había estado escuchando bien todo este tiempo, cuando los accidentes seguían llegando.
Era noviembre, faltaban dos meses y los exámenes estaban por llegar.
No le gustaba estudiar antes, no tenía una buena base en la enseñanza secundaria y había procrastinado tanto, que era muy difícil reentenderlo ahora.
Mauren tampoco esperaba que Angelo, un hombre de negocios, entendiera tan bien los cursos universitarios.
Como él podía responder cualquiera problema, se ahorraba por completo el dinero de contratar un tutor.
Sin embargo, la pérdida de Angelo parecía ser bastante.
Su tiempo era más válido que un tutor.
Angelo no lo pensó y, después de mirar lo que ella había ordenado, tiró de su silla de ruedas hacia su lado.
Cogió un bolígrafo y un papel, y la explicó.
Durante toda la mañana, salvo la enfermera que había venido a revisar las heridas de Mauren, el resto del día se dedicó a enseñar a Mauren.
La enfermera aprovechó la oportunidad para expresar su envidia a Mauren mientras Angelo salía del mirador para hacer una llamada telefónica.
-Señorita Mauren, realmente es usted tan feliz, su novio es tan bueno con usted, dejando a la familia Atenas tan grande sola para estar a su lado todo el tiempo, si fuera yo, definitivamente ya me hubiera desmayado de felicidad.-
-¿No me he desmayado lo suficiente?- Mauren la miró, y ya no quería explicar lo que Angelo no era su novio.
Tal vez, ni siquiera ella podía explicar que si lo que Angelo le estaba haciendo ahora era algo que sólo haría un novio...
Intentó convencerle a Angelo de que volviera a trabajar, pero él se negaba cada vez, y al final ella dejó de intentarlo.
En cuanto a sus amigas, sin querer que otros supiera la realidad del asunto, Mauren solo les dijo que estaba con Angelo por que estaba incómoda.
No se explicó nada más, ni una palabra sobre el daño de Senda a ella.
Pasó una mañana, y lo que Mauren había aprendido equivalía a unos días del curso habitual.
Un maestro hace a un buen alumno. Con Angelo, Mauren descubrió que las lecciones que le faltaban, pronto las podría recuperar.
-En cuanto a la lección de política y el diseño... en el diseño todavía puedo ayudarte, la política tienes que encontrar los puntos claves para memorizar por tu cuenta, nadie más puede ayudarte.- Angelo dijo.
-¿Incluso sabes el diseño? ¿No eres un estudiante de finanzas?- ¡Increíble!
-¿Quién dice que los estudiantes de finanzas no pueden estudiar diseño?- De hecho, ¿a qué cursos de esas carreras en la universidad él no había entendido?
Fue porque tuvo que heredar la empresa familiar, pues se vio obligado a estudiar finanzas.
-¡Asombroso!- Mauren lo miró, ¡su admiración por él era como un torrente de agua!
-Dame una lección de diseño de recuperación esta tarde, tengo un montón de preguntas que quiero preguntarte, el concepto del diseño, ni siquiera lo entiendo nada.-
-Sé que eres estúpida.- Si Angelo no recuperaba a ella las clases, ¿vería cómo suspendía los exámenes?
-¿Puedo venir a preguntarte cualquier cosa que yo no entienda en el futuro?- No era estúpida, y simplemente no estaba al día con el plan de estudios.
-Depende del estado de ánimo.- Angelo gruñó.
Mauren exprimió una sonrisa agradable, -¿Qué hay que hacer para que estés de buen humor?-
-Depende del estado de ánimo.- Mirando la hora, Angelo cerró el libro y se levantó, -Es hora de volver a cenar.-
Bita López andaba por el camino, seguida por dos enfermeras y dos guardaespaldas.
La postura parecía casi la de una princesa de gira.
Ver a Mauren sentada sola bajo el cenador, sin compañero, y a ella misma, rodeada a derecha e izquierda, era un mundo aparte.
Subió por el camino de la glorieta y dio un paso hacia ella, -¿Por qué no hay nadie? ¿No hay nadie que te cuide?-
Mauren estaba un poco impaciente y la miró.
Bita entró en la glorieta y las dos enfermeras la siguieron.
Los dos guardaespaldas restantes fueron detenidos.
Así que esta zorra, ¡incluso había dispuesta que hubiera guardaespaldas de paisano cerca!
Bita la había mirado mal, y había pensado que ella estaba sola aquí.
-¿Pasa algo?- Mauren la miró, y sus palabras eran frías.
La mirada de Bita, sin embargo, se posó en su rostro.
Tenía arañazos en el cuello y la barbilla, y la herida del labio, aunque cicatrizada, aún daba un poco de miedo.
Además, en el dorso de su mano expuesta, todavía había cicatrices.
Bita echó un vistazo y se sorprendió gratamente.
-¡Ja, parece que esos hombres te han humillado tan ferozmente!-
La buena suerte se acabaría, ¡la perra finalmente tuvo el gusto de ser humillada por esos hombres también!
Una mirada a los moratones que tenía por todo el cuerpo, Bita supo que se los habían dejado a ella los hombres.
Al ver a Mauren con un aspecto tan lamentable, no sólo no sintió ningún atisbo de simpatía, sino que incluso se emocionó.
-Jaja, ¿qué te sientes al estar con muchos hombres? ¿Fue bueno?-
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