El corazón de Señor Peréz romance Capítulo 320

Senda salió del cuarto de enfermo, con la cara tranquila y sin enfado alguno.

Parecía que él fue diferente, pero no podía decir claramente qué fue su diferencia.

Mayo adelantó y le dijo en voz baja, -Senda.-

Senda no le contestó, ni siquiera no le miró a nadie.

Los aires fríos le rodearon y disiparon junto con él en el fin del cuarto de ascensor.

Angelo se quedó atónito un buen rato. Luego se le ocurrió que Mauren todavía estaba en el cuarto y entró de inmediato.

Al entrar por la puerta, le sorprendió tanto la persona tendida en el suelo que cambió su cara rápidamente. En seguida se adelantó para ayudarla a levantarse.

-¿Qué te pasa?- La vio macilenta y pudo ver claramente las huellas rojas de dedos quedadas en su cuello, que obviamente provinieron de pellizcar.

-¿Senda te da la violencia?-

“Senda nunca dio la violencia a mujeres, mucho menos a la mujer que le gustó. ¿Qué sucedió?” Angelo estaba pensando.

-Na…nada.- Mauren agarró su ropa y le dijo ronca, -No…llames al médico. Estoy bien…-

Ella ya se recuperó. A pesar de sentir mucho dolor agudo de garganta cuando aspiraba, no tuvo el peligro de morir.

La cara de Angelo se puso mala. La levantó del suelo y la colocó suavemente en el suelo.

Después de tomar un vano de agua caliente para ella y la vio que la cara se volvió mejor, Angelo le preguntó apretándose puños firmemente, -¿Qué te hizo?-

Sin duda alguna, el cuello suyo fue pellizcado, con tanta firmeza que hasta ahora las huellas de dedos todavía se veían claras y rojas brillantes.

Anteriormente en esta habitación solo los dos se quedaron. Esas huellas indiscutiblemente fueron de Senda.

No obstante… ¿Por qué lo hizo?

Mauren se mordió el labio, cuya cara se puso más pálida con mucha rapidez después de que el color de sangre se desvaneció en su cara.

Mantuvo callada. Parecía que se había agotado toda su energía.

Al ver tal situación, si bien tuvo muchas dudas, Angelo no pudo preguntarla.

-Si no quieres decir…-

Los ojos de Mauren estaban llenados de lágrimas. Por fin levantó su cabeza, lo miró, y abrió su boca con mucha dificultad.

-Le he dicho… que le pedí al médico que… me diera el aborto.-

A Mauren le pasó unas docenas de días tranquilos, cerca de un mes, sin secuestro, asalto, calumnia y enredo.

Este mes entero fue particularmente tranquilo.

Además de ir a la universidad, trabajaba en Grupo Atenas. En este mes, no solo se recuperó su estado físico, sino que también su trabajo iba viento en popa.

Mauren invirtió más dinero en el programa de las selecciones generales organizadas por Liz y Analola.

En la actualidad, las selecciones generales estaban vinculadas con las actuaciones del juego animado de disfraz. Les sorprendió a todos que se desarrollara a un programa de variedades.

El programa de selecciones generales se presentaba una vez por cada semana. Después de su estreno, por todos sorprendidos, ocupó entre los tres primeros en el programa de variedades debido a su popularidad.

¡Fue totalmente una sorpresa!

-¿De hecho, no has comprado fans para los datos?- Al comer, Liz vio a los formularios sonriendo tanto que sus ojos casi desaparecieron.

-¡De qué tonterías estás hablando! Muchos departamentos están reprimiendo el fraude. Nuestra Septiembre Medios es una compañía grande. ¡Nunca ha hecho eso!-

Analola puso los ojos en blanco a ella y siguió diciendo, -De verdad, no digas esas palabras y ten mucho cuidado porque haya orejas fuera de la pared. No es imposible que aparezcan algunas calumnias.-

Por ejemplo, como lo que se encontraron con los altos ejecutivos de Septiembre Medios y oyeron decir que Analola y Liz había cometer el fraude, fue totalmente un desastre.

Debía saber, ahora muchas cosas fueron fácilmente subidas a la red.

Para una compañía, en especial necesitó alabanzas del público como la suya, ya que los criterios negativos impactaron mucho.

En todo caso, fue una compañía nueva.

-¿Y entonces esta vez por qué…?

-Dicen que una fuerza apoya a la policía y la impulsa…-

Con respecto a las personas grandes, los ciudadanos corrientes como ellas no sabían la historia interna.

Sin embargo, dado que hoy esa noticia apareció en el televisor, supuso que esa cosa ya había terminado. Mejor dicho, casi pudo clausurar.

Mauren no escuchó ni una palabra de lo que dijeron después.

No pudo evitar sacar el teléfono y abrió el Facebook.

Todavía dudaba si buscar algo, pero antes de que lo hiciera, algunos términos de búsqueda populares ya estaban a su vista.

Por ejemplo, uno de términos populares fue “Senda, un hombre que es como un lobo…”

Un hombre que fue como un lobo. Ella recordó de nuevo las palabras que había dicho Senda al salir, y, además, del temperamento amenazador y devastador.

“Después de despacharme de la cosa de Isla Paraíso, os tocaría.”

“Os tocaría…”

No sabía en qué rincón del cuerpo, de repente surgió un aire de frialdad.

Incluso desde esas fotos de la espalda y la silueta, todavía se podían distinguir vagamente, sí fue él.

El perfil frío, la figura sola pero arrogante, la misteriosa segunda identidad especulada por el mundo exterior: se rumoreaba que era un hombre parecido a un lobo.

Cerró los ojos, apagó el Facebook, salió del compartimiento y marcó cierto número.

-¿Dónde estás?- Tan pronto como se conectó la llamada, llegó una voz profunda: -Te recogeré.-

-Quiero cenar con ellos, y no volveré por ahora.- Ella sonrió y pensó, “¡tonto! cada vez que lo llamaba, decía que me recogiera y no preguntaba qué me pasaba.”

Angelo dejó el ratón y la preguntó, -Entonces, ¿qué te pasa?-

La sonrisa en la cara de Mauren desapareció y dijo con voz baja, -Sobre la cosa de Isla Paraíso, ¿a qué etapa va ahora?-

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