"Soy su ... ¿novia?" las palabras empezaron a venirse a su mente.
Mauren quedó atónita, pero no le refutó.
Ya nada importó, lo más importante fue cómo ayudarlo a salvar este gran proyecto.
Al ver al señor Angelo, la expresión del gerente Pliego se volvió más seria.
Especialmente, la razón por la que llegó tarde fue para acompañarle a su novia al hospital, lo cual fue aún más inaceptable.
"¿Que solamente su novia se siente incómoda? ¡De hecho, he esperado toda la mañana por esta estupidez! Si un hombre así tan impuntual como señor Angelo no es de fiar para hacer negocios ¿Cómo puedo cooperar con él en el futuro? " gerente Pliego pensó para sus adentros.
La ira del gerente Pliego era obvia.
A excepción del señor Angelo, nadie era capaz de llevar una sonrisa en la cara.
Su novia estaba un poco enferma y retrasó la reunión, ¿qué pasaría si si cooperaba con él en el futuro, sería mucho más peor?
Mauren tenía mucho miedo de que este gran proyecto se fuese a pique por su culpa.
Después de pensarlo una y otra vez, de repente se cubrió los labios con las manos y vomitó frente a todos.
Se sentía mal, se fue al hospital, el síntoma de náusea, esta serie de cosas ...
Todos se quedaron asombrados, pero las personas mayores con tantas experiencias, ¿cómo fue posible que no pudieran captar lo que estaba pasando?
La sonrisa de Angelo se volvió un poco rígida, pensando en su mente "Ay, esta muchacha ..." Sin embargo, no tardó en calmarse.
La abrazó a Mauren, quien finalmente dejó de vomitar y le sonrió al gerente Pliego, -Lo siento mucho, un pequeño imprevisto ...-
No dijo claramente qué fue este pequeño imprevisto.
Solamente que la sonrisa que colgaba en la comisura de sus labios estaba llena de incomodidad, pero haciendo gala de felicidad.
Las miradas que le lanzó a esta muchacha, quien se encontraba entre sus brazos también eran extremadamente cariñosas.
De esta manera, ¿Acaso todos todavía no podían comprenderlo?
Eso de sentirse un poco incómoda, de hecho, solamente fue algo insignificante ¡pero el embarazo fue todo lo contrario!
-Gerente Pliego, discúlpeme, no lo he hecho de propósito, y el señor Angelo tampoco ... ehhh ...-
-Nico, llévate a la señora Mauren a descansar.- Diego ordenó de inmediato.
Nico se le acercó y le dijo respetuosamente a Mauren, -Señorita Mauren, te llevo a descansar.-
Mauren asintió con la cabeza y no se olvidó de disculparse con el gerente Pliego antes de irse.
-Lo siento mucho, señor Pliego, todo es culpa mía, lo siento.-
-... Está bien, está bien, el cuerpo es importante.-
"Es una niña, que obviamente se encuentra muy indispuesta, pero se inclina y se disculpó conmigo muy cortésmente. Soy un hombre mayor, ¿Para qué lo voy a tomar en serio? " algo le recordó en su mente.
No importaba cuán enfadado estuviera el Gerente Pliego, enfrente de la apariencia de Mauren, se había calmado mucho.
Angelo dijo con una leve sonrisa, -Es demasiado tarde, gerente Pliego, primero vamos a nuestro restaurante a comer y luego hablaremos de los negocios.-
El gerente Pliego lo miró, la realidad fue que sabía que cooperar con el Grupo Atenas era, por supuesto, beneficioso para su empresa.
Fue solamente que estaba realmente muy enojado por la mañana.
Si no hubiera sido porque el Grupo Atenas fuera un buen socio, no habría esperado hasta ahora.
Todos ellos eran personajes de alto estatus social con influencias, y ahora, lo perdonó a regañadientes.
Después de pensarlo, el gerente Pliego asintió con la cabeza.
Diego exhaló un suspiro de alivio e inmediatamente dijo, -¡Os voy a preparar el almuerzo, adelante!-
...
Mauren solamente se quedó en el edificio principal por un tiempo. Después de que Angelo y el gerente Pliego dejaron el vestíbulo, ella se escabulló de regreso a su Asociación Septiembre Pintura.
Al mediodía, después de comer, se encontró con Liz y Analola, quienes regresaron de la universidad.
Cunado le vio a Mauren, los ojos de Liz se iluminaron y, junto con Analola, las dos la llevaron a una esquina, casi haciendo todo lo que pudieran para que ella confesara algo.
-¡No, no lo hagas, no te emociones demasiado, ten cuidado!-
Analola le advirtió a Liz de manera oportuna que temía que esta amiga suya que siempre se comportaba grosera le tocara accidentalmente el vientre.
Liz también se sorprendió por lo que acababa de hacer y rápidamente le miró el vientre de Mauren y se puso ansiosa, -Estás bien, ¿sí?-
De hecho, había una sensación calurosa en su cara.
-Finalmente ya no puedes aguantar más. ¿Nos vas a confesar?- Analola sonrió excéntricamente.
Antes había unas personas que no paraban de difundir rumores de que su Mauren estaba enredada en privado con Angelo, por lo que ganarían el campeonato del concurso de cómics.
Ella realmente no lo creía en ese momento, pero ahora que lo pensó, pareció que Angelo había estado requebrandole a Mauren desde el principio.
Por supuesto, ganaron el campeonato por su cuenta, pero esto no implicó que Angelo no le pudiera gustar Mauren.
-¡No, tenéis que invitarnos a comer!-
Cuando una de las tres amigas tuvo un novio, esa debería pedirle a su novio que invitara, ¡esta era su regla!
-¡Así es, tenemos que ir al mejor restaurante de la Ciudad Norte y comernos los platos más caros!-
-¡Sí, la decisión ya está tomada ! Si quiere cortejar a nuestra querida Mauren, definitivamente no es tan simple, así que tenemos que comer lo mejor.-
-¡Ahora le envío un mensaje de texto al señor Angelo!-
-¡Oye! ¿Qué estáis haciendo?- Mauren se sorprendió e inmediatamente fue a robarle el teléfono de Liz.
Liz cogió el teléfono y se alejó rápidamente, -Solo quiero enviarle un mensaje diciéndole que si quiere conquistarte, no es tan fácil.-
-¡Sí, Liz, tenemos que dejarle despilfarrar en esta comida!-
-Liz, realmente no tengo nada que ver con él, no pierdas el tiempo.-
Afortunadamente, esta es la planta octava donde solamente ellas trabajaban.
De lo contrario, sería muy embarazoso que ellas se persiguieran como unas niñas allí.
-¿Pregunta a los demás para ver si creen que no tenéis nada que ver? Toda la mañana, no sabemos a dónde habéis ido.-
Liz no estaba dispuesta a tirar la toalla aquí, -Tenemos esta regla, cuando estás enamorada, debes invitar. ¡Si Angelo no nos invita a comer, y definitivamente no estás permitida estar con él!-
En la ruidosa habitación, nadie se dio cuenta de que la puerta del ascensor se abrió con un tintineo y una figura esbelta salió del interior.
Escuchó las palabras de Liz.
El hombre tosió levemente y se rió, -Ayer, ¿no es que ya os invité a cenar?-
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