Al encontrarse con la mirada de Senda, Erasto sintió que había caído en una bodega de hielo.
Sintió un escalofrío tan intenso que casi castañearan los dientes.
-Yo, yo ... sólo estaba bromeando…-
“¡Madre mía! ¿Qué pasa con él esta noche?”, se dijo en el corazón.
“Acaba de aplastar una copa cuando se entera de que Angelo nos va a presentar a su novia.”
“Ahora, con un comentario de broma, ya se ha enojado tanto como si quisiera matarme.”
“¿Acaso es verdad que Angelo le ha robado la novia?
“¿Acaso, la novia de Angelo, es...”
Erasto se tocó la nariz, sin atreverse a pensar en profundidad ni a preguntar.
Se movió discretamente, cogió el mando del aire acondicionado de la mesa y, subió varios grados de la temperatura de la habitación.
Sintió que casi moriría del escalofrío.
A las diez, se oyó el sonido de pasos.
Esa habitación está en el lado este de la planta, y era la única, así que normalmente nadie venía por allí, excepto sus amigos y los camareros.
En ese momento, se oyó pasos diferentes, procedente desde fuera de la habitación. Se podía deducir que eran de Angelo y su novia.
Sin saber por qué, Erasto estaba un poco nervioso.
Pareció que iba a suceder algo aterrador pronto.
Fuera de la puerta, el camarero recibió respetuosamente a Angelo y a Mauren.
Era la primera vez que participó una chica en la reunión de los cuatro VIP, por lo que el camarero también estaba curioso por Mauren.
Sin embargo, por lo mucho que se sentía curioso, no se atrevió a pensar ni preguntar las cosas de los clientes más prestigiosos.
Caminando hacia la puerta, el camarero se agachó y dijo respetuosamente, -Señor Atenas, señorita, por aquí.-
Las manos de Mauren, que sostenían el brazo de Angelo, temblaban ligeramente.
El hombre le dio unas palmaditas en el dorso de la mano y miró su cara pequeña, que estaba llena de inquietud.
Pensó que, si ella no tenía miedo, pues no entrarían.
Sin embargo, Mauren levantó la cabeza y su mirada se encontró con la de Angelo. Ella sacudió la cabeza ligeramente, era como decir que no se preocupara por ella.
Reflexionaba ella, “Es demasiado tarde para echarse atrás ahora que hemos llegado aquí.”
“Ya que tengo decidido romper la relación, debería hacerlo de manera contundente.”
“Si Senda se entera de que soy novia de Angelo, quizás no volverá a molestarme en el futuro.”
“Ni será posible que me haga algo horrible.”
-Bien, entonces entramos.- Angelo dijo suavemente.
Mauren respiró profundamente, asintió con la cabeza. El camarero abrió la puerta de la habitación, ella apretó el puño y entró junto con Angelo.
Erasto se volvió más nervioso mientras que entraron los dos.
Realmente tenía miedo de que su sospecha era la verdad, que la chica que siguió a Angelo fuera la prometida del Senda.
Cuando vio el rostro casi perfecto de Mauren, este inmediatamente dejó escapar un suspiro de alivio.
“Por suerte, no es la fea prometida del Senda.”, pensaba él.
“Pero, me suena su cara…”
Rocío dio un gruñido por la nariz, cogió la botella y bebió un gran trago de vino.
Era cierto que a él le encantaba beber, sin embargo, no era algo común que se bebiera directamente con la botella.
Senda no mostró ninguna expresión, pero Erasto podía notar claramente que desde que entraron los dos recién llegados, el aire en la habitación se volvió más frío hasta que no se puso aguantar.
Aparte de la frialdad, también se sentía un aura hostil. Erasto se quejaba para sus adentros, “Con esa cara, es como si la chica le hubiera ofendido.”
Erasto quiso hacer el ambiente más alegre, por eso saludó a la chica, -Ven aquí, por favor. Toma un asiento y unas copas.-
Era porque, cuando la vio por primera vez, ella tenía una cara sucia y llena de pecas.
En cambio, ahora tenía una cara limpia y delicada, sin llevar ningún tipo de maquillaje.
Aunque parecía un poco pálida, no por eso perdió la belleza. Por el contrario, le añadía una sensación de vulnerabilidad que, lo cual era atrayente para los hombres.
Se hizo tan hermosa, y que era infinitamente bella.
Pero bueno, aunque era bella, Erasto no podía entender por qué Angelo tenía que salir con la ex-novia de Senda.
Creyó que el aquel hombre estaba ofendiendo a este.
Mauren, sentada al lado de Angelo, sabía perfectamente lo que estaban pensando.
Pero, como había decidido, no tuvo vuelta atrás.
No tuvo más remedio que afrontarlo.
Angelo miró Senda con los ojos brillantes, -Senda, ¿cómo va todo últimamente?-
-Nada mal.- Senda dejó su vaso vacío, cogió una botella de vino y le pasó a Angelo casualmente.
Este lo recibió, lo levantó hacia él con ademán de brindar y se la terminó de un trago.
El hombre terminó una botella entera pero no cambió el semblante para nada. Mirando esto, Mauren se sorprendió.
Después de todo, él no solía beber cuando estaba con ella.
Angelo dejó la botella vacía, volvió a mirar a Senda, -¡Gracias!-
Rocío también le pasó una botella y Angelo lo tomó también.
Mauren, sin embargo, estaba un poco inquieta y estiró suavemente la manga de él.
Ese movimiento sutil entró en la vista de Senda.
Sus ojos fríos escondían un matiz de siniestro, lo que hacía que la gente no se atrevía a mirarle. Rio de repente, -Angelo, ¿cómo te sientes estar con una mujer a la que he usado?-
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