El corazón de Señor Peréz romance Capítulo 341

Romper tras confirmarse la relación en menos de 24 horas.

-No ... ¡no lo acepto!- Angelo la tiró hacia él.

Mirando fijamente su rostro manchado de lágrimas, dijo con un rostro firme, -Si me culpas por no protegerte, entonces te juro, te juro que lo haré...-

-No necesito que jures por mí. Angelo, no me gustas, no quiero estar contigo, ¡es así de simple!-

Mauren luchó con fuerza, tratando de liberarse de su abrazo.

Pero la abrazó con tanta fuerza que, no importaba cuánto lo intentara, ella no podía alejarse de él.

-No, dijimos que incluso si no nos gustásemos ahora, definitivamente nos gustaríamos en el futuro. ¡Quedamos así!-

Si hacía unas horas no sabía qué era el amor, entonces ya lo sabía en ese momento.

Amar a alguien significaba que, cuando ella tuviera una herida, te sentirías desconsolado prefiriendo por diez veces que el daño lo tuvieras tú.

Amar a alguien significaba que cuando ella quería romper, le dolería el corazón como si fuera a partirse sin ni siquiera dejarle respirar.

Amar a alguien era como lo que pasaba en ese momento, incluso sabiendo que la persona que amaba no eras tú, no estarías dispuesto a dejarla ir, ¡nunca!

-¡Dame otra oportunidad, Mauren, dame otra oportunidad para protegerte!-

-¡Lo siento, todo fue culpa mía!-

Angelo creía que solo le gustaba estar con ella por hábito.

¡Pero resultó que no era así!

Cuando salió del karaoke esa noche y no pudo encontrar ni a ella ni a Senda, casi no pudo sobrevivir de la desesperación.

No era solo por hábito, ya estaba completamente atrapado en el amor sin saberlo.

-Angelo, déjalo pasar, no soy adecuada para ti, yo... ¡todavía tengo su marca en mí ahora! ¿Entiendes?-

Ella no pudo liberarse de sus manos, y esos ojos rojos e hinchados se llenaron de lágrimas de nuevo.

Mauren se calmó, lo miró y sonrió miserablemente, -¿Eres estúpido? ¿Quieres estar con lo que otros dejaron de jugar?-

-¡No eres una cosa!- ¡No permitió que ella se lastimara así!

-¡Míralo tú mismo!-

Con dedos temblorosos, Mauren se desabrochó los botones de la camisa uno a uno.

En su cuello, hombros y pecho, había todo tipo de marcas que le dejó Senda.

-¿Lo viste? ¿No te puedes imaginar lo terrible y loco que estaba Senda cuando estaba encima mía?-

Se rio tanto que hasta el mundo entero la acompañaba en la desesperación.

-¿Sigues dispuesto a aceptarlo? ¡Seamos realistas! ¡No soy tu mujer, soy el juguete de Senda!-

Desabrochando el tercer botón, más rastros aparecieron claramente a su vista.

-¿Quieres seguir mirando?- Mauren sonrió trágicamente y continuó desabotonándose.

Si continuase, incluso su cuerpo quedaría completamente expuesto frente a él.

Angelo tomó sus manos y las apretó con fuerza contra las suyas.

-¡Ya… ya es suficiente!-

El hombre gentil, el hombre que sonreía, pasase lo que pasase, en ese momento, enterró su rostro en sus brazos y tenía el cuerpo temblando en silencio.

-¡No me lastimes de esta manera, ni te lastimes más así! No me importa lo que haya pasado, ¡no me importa!-

La abrazó con fuerza.

-No me importa, porque te amo, Mauren, te amo, no me importa nada, ¡solo me da miedo que no me quieras!-

El corazón de la chica trepidó, bajó la cabeza y miró al hombre que siempre había sido tan elegante.

¡Estaba temblando, diciendo que tenía miedo de que no lo quisiera!

Pero ahora se había convertido en un juguete para los demás, ella ... ella no estaba calificada.

-¡No me alejes, Mauren, no puedo soportar el dolor de perderte! ¡Si quieres abandonarme, tendrás que matarme primero!-

-No te pongas así…-

-¡Incluso si hay que ir al infierno, yo estaré contigo! No tengas miedo, da igual, vayamos juntos al infierno.-

La chica cerró los ojos y le agarró la camiseta.

Las lágrimas que caían, desaparecieron rápidamente en lo profundo de la esquina de sus ojos.

¿Ir al infierno juntos?

Pero, ¿cómo podía permitirse su compañía?

En ese momento, Mauren no se negó ni se inmutó, era solo que estaba insegura.

-Él dijo...- Se mordió el labio y dijo con voz ronca, -Que seguiría buscándome.-

-Yo te protegeré, no tengas miedo.-

Finalmente, Mauren asintió, tuvo un nudo en la garganta y se replegó en sus brazos.

-…Vale.-

Esa noche, el viento era suave, pero hacía un poco de frío.

El viento sobre el cuerpo hizo que la chica dormida temblara un par de veces, y no se sabía si era por el sueño o por la brisa fresca.

El hombre que estaba a su lado, después de que ella se durmiera, abrió los ojos y miró su carita pálida toda noche entera.

Su inquietud y el pánico se mostraban vívidamente en su sueño.

Su afónica llamada de auxilio y su cuerpo tembloroso lo preocuparon.

¿Ir al infierno?

Si realmente hay que ir al infierno, ¡vayamos juntos!

No se sabía cuánto tiempo pasó hasta que sonó el móvil de Angelo.

La chica en sus brazos aún no se había despertado, por lo que se movió con cuidado y se llevó el teléfono a la oreja, -¿Qué pasa?-

No se sabía qué decían en la otra línea, pero la expresión de Angelo se apagó y su voz se volvió extremadamente fría, -¡Si no coopera, pues que desaparezca para siempre!-

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