Esta vez, el estado de salud era realmente malo...muy malo.
El médico lo había examinado, y esta vez Vicente no estaba sufriendo un ataque al corazón sino una apoplejía.
Sufrir de una apoplejía era realmente peligroso para un anciano de más de setenta años.
-Doctor, puedes ponerte en contacto con Senda, ¿verdad? Llámalo de mi parte, tengo algo que contarle.- Mauren le pidió el favor del médico porque no tenía ninguna manera para contactar con Senda.
-El estado actual de mi abuelo no permite que sigamos así, tenemos que llevarlo al gran hospital para recibir un mejor tratamiento. Hazme un favor, o si no, ¡manda que alguien navegue en un barco para llevarnos de vuelta!-
-Señorita, la situación de este señor no es tan grave. Tranquila, no te preocupes.-
El médico estaba absolutamente seguro de su capacidad. Agregó, -En este momento tampoco podemos contactar con el Señor Pérez. Señorita, no me queda ningún remedio para ayudarle en este asunto. Lo siento.-
Mauren no creía de que que no pudieran contactar con Senda. ¡Mentira!
No obstante, el médico insistió en no decir nada, por lo que ella no pudo hacer nada en absoluto.
-Mauren, no te asustes, papá estará bien.-
En realidad, Claudia con cara pálida, también estaba muy ansiosa, e incluso más preocupada que Mauren, pero no pudo hacer nada para cambiarlo todo.
Vicente solía gozar de muy buena salud, pero en los últimos días ya se había desmayado dos veces.
Claudia estaba realmente preocupada, en caso de que de verdad algo le sucediera a papá ...
¿A quién podía culpar ella? Todo fue su culpa.
Si no fuera por su avaricia, ¿cómo podría pasar eso?
-Todo es culpa mía, Mauren, regáñame, es mi culpa.-
Después de que el médico se marchara, Claudia que mantenía serena y calmada frente al mundo exterior se derrumbó por completo.
Mauren no sabía a qué culpar.
De hecho, sabía perfectamente que Claudia había participado en en este asunto.
Suponía que al principio Claudia había estado colaborando con Bita.
Pero ahora todo cambió. Además, era evidente que Bita la había abandonado.
Ya había sido reprendida por su conciencia, ¿qué serviría regañarla?
-No te pongas así, somos una familia. No te voy a regañar.-
-No, Mauren, no sabes lo que ha pasado, ¡Todo es culpa mía! -
Claudia confesó llorando, y casi se murió de remordimiento.
-Sé que engañaste al abuelo para que hablara de mí y de Emiliano. Bita está haciendo todo contra mí y Emiliano, pero tú lo has hecho simplemente por si acaso, ya que te preocupa que el abuelo y Emiliano tomen represalias contra ti en el futuro.-
Los ojos de Claudia se abrieron de par en par y su respiración aceleró. Preguntó, -Mauren, ¿cómo...?-
-Lo he adivinado.- Respondí Mauren. Antes, no estaba segura de que su suposición fuera correcta, pero ahora viendo todo eso, estaba convencida de que había acertado.
-Tía, estás haciendo esto por tu hijo, ¿verdad?-
Claudia se apretó la palma de la mano con fuerza, y se esforzó para controlar la conmoción en su corazón. Tardó un buen rato para calmarse.
Se sentó junto a la cama del hospital, mirando a su padre inconsciente. Estaba tan cabizbaja y desanimada como si fuera una flor marchita.
No habló, ni dio más explicaciones, porque en este momento las explicaciones se volvieron muy superfluas.
Hasta ahora, ¿de qué servirían las explicaciones?
Es más, en efecto, también se equivocó en esas cosas.
-Lo siento ...-
Claudia, con lágrimas en los ojos, de repente bajó la cabeza.
-Lo siento, Mauren, fui demasiado egoísta, lo siento ...-
-¡Lo siento! Tú y Emiliano fuisteis drogados, el que os drogó fui yo.-
-¡Mauren, lo siento, lo siento!-
Claudia se levantó de repente y salió corriendo.
No pudo enfrentarse a ella, porque las cosas se le habían ido de las manos, ¡y el crimen horrible que había cometido era irreparable!
Ese día era lunes, según el plan de cuidar a Bita, Emiliano debería estar en alta mar.
No había remedio de vuelta atrás, ¡ella...también era cómplice!
Mauren se arrojó a la persona, quien se había bajado de la lancha y se estaba dirigiendo rápidamente hacia ella, y con ojos llenos de lágrimas, metió su cabeza a los brazos fuertes de este hombre.
Ahí estaba, ¡por fin llegó!
Ahora, todo el mundo le estaba esperando.
Era la esperanza de todos.
-Emiliano.- Le llamó Mauren con una voz ronca y estaba tan emocionada que apenas podía hablar.
-¡No llores, ya estoy aquí. No llores!- Emiliano intentó consolarla también sintiendo triste porque sabía que ella debía haber sufrido mucho. La abrazó con fuerza, diciendo,
-No te asustes, ya estoy a tu lado, no te asustes.-
Mauren respiró profundamente. Lloró por estar demasiado excitada en vez de ser vulnerable.
-Primo, la tía se metió en el bosque. No la encuentro. Que alguien vaya a buscarla. Me temo que haga alguna estupidez.-
Emiliano no tuvo tiempo para hacer más preguntas, e inmediatamente hizo un gesto a los que estaban detrás de él, diciendo, -Entrad, buscad a la señora. Una vez la haber encontrado, aseguraos de traerla de vuelta.-
-¡Sí!- Algunos de los hombres que les habían seguido se precipitaron inmediatamente en dirección al bosque y, en un abrir y cerrar de ojos, también ellos habían desaparecido.
-¿Dónde está el abuelo? ¿También está en esta isla?- preguntó Emiliano.
-Sí, te llevaré a ver al abuelo.-
Este llamamiento “abuelo”de Mauren le resultó bastante natural.
Eran una familia. Ya no había ninguna duda sobre eso.
Aún más, después de todo esto, aunque Mauren no lo fuera, en el corazón de Emiliano y de Vicente, ya lo era.
Mauren tomó la mano de Emiliano y caminó rápidamente en dirección a la casa de madera.
-Más despacio, el bebé ...- Emiliano seguía preocupado, y temía mucho que el feto en su vientre no fuera capaz de soportarlo.
-Está bien. No te preocupes, soy muy fuerte.-
En este momento, ¿cómo podía ser frágil?
-El abuelo sigue en coma, Emiliano. Envíalo fuera de aquí, ¡ya! ¡Llévalo al hospital para ser tratado!-
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