El corazón de Señor Peréz romance Capítulo 467

El cuerpo alto del hombre se acercó al cuerpo de Mauren.

Al sentir el aumento de la temperatura corporal del hombre, Mauren se puso sorprendida.

Este bastardo, tan temprano en la mañana y los niños todavía estaban aquí, ¡cómo podía... ser tan descarado!

Su cuerpo estaba...

-¡Suéltame!- Mauren dijo en voz baja y quería tirar sus brazos.

-Te extraño dos años. Lo siento, no he podido controlarme.-

Senda no quería hacer eso frente a los niños, y solo no podía controlarse.

-Mamá.- Dulce gritó desde el baño.

-Déjame. Dulce me está llamando.- Mauren empujó a Senda otra vez.

Senda finalmente la soltó y la siguió hasta la puerta del baño.

Mauren ayudó a Dulce a limpiar y cepilló sus dientes. Después de eso, le entregó a Senda un cepillo de dientes nuevo, -Arregla tú mismo.-

-¿No me ayudas?-

-¡Vete!-

Después de dos años sin verla, ahora ella era tan fuerte que le se atrevió a gritar.

Pero hoy Senda se portó muy bien. Cogió el cepillo de dientes y metió en el baño. Se cepilló los dientes y se lavó la cara.

Después de 10 minutos, los tres estaban sentados a la mesa.

Mauren sacó cuatro tazones de sopa de arroz, tortilla de patatas y paella.

Ella cuidó a Dulce a desayunar y los chicos de la familia podían cuidarse.

Cuando bebió la sopa de arroz, Senda se sentía un poco triste.

Después de dos años y otra vez comió la comida que hizo por su mujer. No podía creerlo y creía que estaba en un sueño.

Era su gusto familiar y sentimiento familiar. Pero hoy tenía dos niños más.

Un desayuno como sopa de arroz y tortilla de patatas era cosa que no tocaría normalmente. Pero sintió que este desayuno estaba lo mejor en su vida.

A un hombre no le importaba qué éxito tenía y qué poderoso era, y lo que quería más era volver a casa y quedar con su mujer y hijos.

Además toda la familia estaba junta y desayunaba mientras contaba su plan de hoy. Eso era suficiente.

Cuando Dulce estuvo llena, Mauren entró a la cocina con sus cosas.

Senda empacó el resto y caminó hacia la puerta de la cocina. Oyó que Mauren estaba hablando por el teléfono, -Sí, lo siento mucho, jefe. La cangura de casa ha pedido permiso y no hay otras personas para cuidar a los niños...-

Sin saber lo que dijo la otra persona, Mauren seguía disculpándose, -Después de encontrar a otra cangura, voy a hacer horas extras y terminar los trabajos. Aunque estos días estoy en casa, voy a trabajar también. No se preocupa, jefe. No voy a influenciar a otros colegas.-

Estaba pensando en buscar a otra cangura.

Senda se puso serio.

Ella nunca pensó en volver a la Ciudad Norte con él ni le importaba lo que dijo anoche.

Cuando Mauren colgó la llamada, se dio la vuelta y vio a Senda de pie en la puerta de la cocina sosteniendo un plato.

-Pues...- Ella se quedó quieto y no sabía qué decir.

-Puedes ir a trabajar. Puedo cuidar a los niños.- Entró y puso el plato en el fregadero.

Quería lavar los platos pero no sabía por dónde empezar.

Mauren tomó el paño de cocina y se acercó a él. Tomó un poco jabón para platos y lo hizo ella.

-Mira, ni siquiera sabes cómo lavar los platos, ¿Puedo confiar en que puedes cuidar a los niños?-

Senda dejó de intentar lavar los platos. Cambió de dirección y la abrazó por detrás.

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