El corazón de Señor Peréz romance Capítulo 466

Senda estaba muy enfadado.

Ya tenían hijos, ¿qué quería ella?

¿Prefería llevar a sus hijos y vivir afuera?

-Noan no es su padre. ¿Quieres que pierdan a su padre biológico?- Senda habló con rabia.

Mauren sabía que Senda intentó aguantar su rabia.

Podía controlarse hasta ahora ya casi superó su tolerancia.

Había cambiado mucho. Era más maduro que antes.

Pero eso era su cosa. No tenía nada que ver con ellos tres.

-Puedo vivir bien con mis hijos. Senda, mis hijos no tienen relación contigo.-

-¿En serio?- Senda sonrió y no le importaban sus palabras.

Si no eran sus hijos, a lo mejor no podía hacer nada.

Pero ya sabía que ellos eran sus hijos. Tenía muchas maneras para convencerle.

-No quiero forzarte.- Era su opinión de ahora pero en el futuro no era así.

Si ella no escuchó sus palabras y no volvió con él. No tenía otra manera menos forzarla.

-Te doy 3 días para comunicar con los niños. Después de 3 días, volvemos juntos a la Ciudad Norte.-

-¡Estás loca!- No podían volver con él. De todas formas no podían.

-Después de 3 días, vas a saber si estoy loco o no.-

Ya había dicho que no quería forzarla. Si ella podía pensar claro, era lo mejor.

-Durante estos tres días, también llevo más tiempo con los niños.-

Abrazó a Dulce y en el momento decidió conocer más a los niños.

-Papá te llevo a dormir.-

Esta fue la primera vez en su vida que convenció a su hija para que se durmiera. Estaba muy ilusionado por eso.

Senda cogió a Dulce y caminó hacia a la habitación.

Mauren quería pararlo pero quién sabía que Senda estaba demasiado contento y chocó a una silla.

Casi se había caído.

-¡Guau!- Dulce gritó por miedo.

Senda no había pensado que un día se podía pasado algo tan vergonzoso.

Si no movió muy rápido, casi se había caído.

Se quedó de pie y abrazó a Dulce con más fuerza, -Tranquila, papá no he hecho al propósito. Dulce, no tengas miedo.-

Se notaba que Senda tenía mucho miedo de que asustara a la niña en sus brazos.

Pero después de gritar, Dulce empezó a reír.

-Papá papá, divertido, papá, jajaja…-

Senda estaba relajado porque no había asustado a su hija.

Hugo se quedó un poco suspenso y dijo, -Qué tonto.-

-¡Cof!- Mauren dio tos blanda y no miró a Senda.

Creía que era el momento más vergonzoso en su vida y su hijo lo llamó tonto.

La cara de Senda se puso roja.

A Mauren le daba miedo hacer chistes de él. ¿Qué haría si se enfadó Senda?

-Hugo, ven conmigo.- Llevó al hijo a su dormitorio.

Después de cerrar la puerta, se podía oír la risa de la mujer desde la habitación.

La cara de Senda estaba muy roja como un tomate.

Siempre era inteligente y ahora una silla rompió su impresión.

Quería romper la silla.

-Papá, papá.- Dulce le sonrió.

Senda secó el sudor e intentó poner una sonrisa, -No pasa nada.-

Afortunadamente, la hija no se reiría de él. La hija siempre era la mejor.

Dulce llevaba una sonrisa muy dulce y dijo, -¡Papá es estúpido!-

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