-Rebeca… - Adela tenía la intranquilidad inexplicable.
La mentira que dijo Rebeca pareció cada vez más desorbitada.
La marca roja en el pie no tuvo nada que ver con Mauren.
-Hermana. Sé que eres simpática que no quieres reprochar a los demás, ¿pero esa fea te ha mostrado un poco de simpatía? -
Aunque la mayoría que dijo eran calumnia, ¿qué pudo aclarar Mauren con sola una boca?
Lo más importante es que eran de la familia Pérez, y esa mujer era ajena de ellos.
-Aniki…-
-¿Has terminado de hacer compras? - Senda dio la mirada al bolso de Mauren.
Esas palabras parecieron raras como si hubiese hablado de otra cosa totalmente diferente de la escena que había sucedido un momento antes.
Rebeca se quedó con la boca abierta y la alarma se sembró en el corazón de Adela, que el presentimiento se intensificó en un santiamén.
Se acercó con la respiración desordenada -Aniki, ella… -
-Lo llamas Aniki, ¿y tú también es señora de la familia Pérez? -
Cogiendo el brazo de Senda sonrió a Adela como si acabase de conocerla -Encantada. Soy tu futura cuñada. -
-Tú…tú… -
Adelase sintió nerviosa, pero Rebeca estaba sorprendida sin poder decir nada.
-Y tú, - Mauren vio de costado a Rebeca con una sonrisa. -Ahora mira con claridad. Él es el viejo asqueroso y ciego de tu boca. -
-No…no, no, no es así. No…no lo dije… No tiene nada que ver con eso…-
Rebeca dio unos pasos atrás y se cayó sentada en el suelo porque se le perdieron fuerza las piernas de repente.
Sin embargo, se puso en pie de prisa y se aproximó a Senda. Estaba ansiosa que casi iba a llorar.
-Aniki. Yo…Yo no…No lo sé. Yo…esa fea ella… No…No…-
¡Por Dios! ¡Cómo puede ser! ¿El hombre detrás de ella es Senda? ¿El más sobresaliente de la Ciudad Norte?
¿Cómo puede ser así? ¿Cómo Aniki se enamoró de esa mujer?
¡No! ¡No puede ser!
-No me importaría nada si yo fuera fea, pero mi prometido no es un viejo asqueroso. Mira con esmero si no crees. -
Mauren quiso reír de verdad. ¡Se hizo trampa para dejar caer a sí mismo!
La maniobra hizo reír a todo el mundo.
-Además, no te he tocado. - Esta vez miró a Adela.
Esa hipócrita era más detestable que Rebeca.
Rebeca dijo que Mauren dañó el pie de Adela, ¿acaso no debió decir que no?
Aunque no dijo nada, significó que lo confirmó en realidad.
Quería hacer cosas malas, pero no se atrevía. Sacaba provecho ajeno por tomar Rebeca como la pieza de ajedrez.
Esa mujer sería más repugnante que las idiotas como Rebeca.
-¿Te he hecho daño al pie? ¿Cuándo te toqué? Si dices que sí, mandaré que recuperen la vídeo vigilancia. -
-No obstante, no huirás de la acusación de calumnia. -
-No. No me tocaste. Es por mi descuidado que me dañé el pie. - Adela murmuró nerviosamente.
Ella no expresó nada. ¿Por qué eso tuvo que ver con ella?
No imaginaba que Mauren pidiese más. Dejó a Senda y se le acercó rápidamente.
-Tú... ¿qué haces? - Se asustó Adela para dar pasos atrás.
-Si no, ¿por qué no le objetó a ella, que calumnió que yo te hubiese hecho daño? -
Asustada, se sintió frío todo el cuerpo. Apenas podía Adela ponerse en pie.
Y Rebeca directamente perdió la fuerza de las piernas y se sentó en el suelo.
Había una leyenda en el terreno comercial de la Ciudad Norte, que Senda actuaba con ímpetu y crueldad.
Resultó ser verdad.
Solamente mintiendo maldijo de ella. No esperaba que fuese necesario ir a la comisaría.
Además, ¡no fue broma!
Aunque se apellidaba Pérez, ¡Senda no había tomado en cuenta el afecto familiar! ¡Era realmente cruel!
-¡Fue la culpa tuya y me comprometiste en esa! - Adela señaló a Rebeca de repente. Enfurecida, fue corriendo a darle un puntapié.
-Lo enfadé. ¿Qué puedo hacer? ¿Por qué mentiste? ¡Casi perdí la vida por ti! -
¿Podría sobrevivir en la Ciudad Norte el que enfadó a Senda?
-¡Solo te quería ayudar a descargar la ira! -
Rebeca estaba desesperada así mismo. ¿Cómo podía tener en cuenta si estaba ofendiendo o no a la mujer ante ella?
Había ofendido a Senda, ¿y acaso ella le dio importancia?
-¿Acaso no tuviste ninguna responsabilidad? Si fueras inocente, ¿por qué no me detuviste en ese momento en el que te defendí? -
-Rebeca. ¡Cómo te atreves a hablar así conmigo! - ¡Qué chica! ¿Quería rebelarse?
-¿Por qué no me atrevo? ¿Quién te crees que eres? ¿Quién quiere hacerte caso si no eres la nieta del tío? -
Rebeca se puso en pie. No podía valerse de Adela. Tenía que sostener un pleito. ¿Acaso le daba tiempo para enfrentar esa señora Pérez camandulera?
Nunca imaginaba que Senda fuese tan horrible que la leyenda. Se vengaría de los familiares por una mujer fea.
¿Qué hay que hacer para seguir adelante?
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