El empresario del corazon roto romance Capítulo 74

[Quentin]

—¿Orgasmo seco?—Me pregunta Isabel entre risas mientras estamos ambos desnudos dentro de la bañera tomando champaña y comiendo unos deliciosos canapés que encargué a la cocina del Yate.

—Así es, hay muchas cosas que no conoces sobre mí.

—Vale, soy toda oídos.— Insiste.

—Pues cuando iba en la Universidad encontré un libro de sexo tántrico en la biblioteca, debo admitir que me llamó la curiosidad la portada, era roja así como tus hermosos labios.— Y ella sonríe.— Así que lo tomé, comencé a leerlo y descubrí que los hombres podemos tener orgasmos sin eyacular y dije, por qué no, puede servir.

Cuando le digo eso ella se ríe feliz y toma otro sorbo de champaña.

—Y desde ahí aplicas eso.

—Así es, hasta ahora nadie se ha quejado.— Bromeo y ella voltea a verme.

—Pensar que cuando tú estabas en la universidad yo estaba creo en primaria.

—Tanto ¿así?

—Sí, son diez años de diferencia. Así que no creo que hubiera habido un libro de sexo tántrico en la biblioteca.

Ambos nos reímos. Yo la pego aún más a mi cuerpo envolviendo con mis brazos.— Quiero tener un hijo contigo Isabel.— Me sale del alma.

Ella se queda en silencio y mueve las manos sobre el agua para acercar las burbujas hacia nosotros. Sé que es algo que no se dice en una luna de miel pero tal vez la felicidad que siento en estos momentos me hace decir esto. Sé que Theo y François llegaron mucho tiempo después de estar casado pero con Isabel no quisiera esperar tanto tiempo.

—Esto es por lo de “no quiero esperar tanto tiempo” — Contesta.

—Así es, sé que apenas esto está por comenzar pero jamás había sentido tanta felicidad, me siento pleno, satisfecho, te mentiría si digo que tengo palabras para poder expresar todo lo que siento, pero me encantaría empezar una familia contigo, disfrutar del embarazo juntos y finalmente tener entre mis brazos a un bebé mitad tú y mirad yo.— Expreso.

Isabel se hace un poco para adelante y se recarga en la esquina opuesta de la bañera después me sonríe y come otro canapé.— Sabía que sería pronto pero no tan pronto, todavía tengo muchas cosas que disfrutar ¿sabes?

—¿Cómo qué?

—Del excelente sexo tántrico que mi marido puede hacer.

Me sonrojo porque mientras lo dice ella estira uno de sus pies para acariciar mi hombría y comenzar a provocarme de nuevo—¿Pero?

—¿Pero qué?

—¿Qué es lo que me quieres decir?

—Que si tenemos un hijo en este momento no nos dará mucho tiempo para disfrutarnos ¿cierto?

—Nos disfrutaremos igual.— Murmuro y así tomo su pie para comenzar a hacerlo un masaje porque sé que es el de la pierna con la cicatriz.

Isabel cierra los ojos mientras disfruta comiendo un trozo de chocolate dando sorbos a la champaña. Esa imágen me hace pensar en Isabel con una reina sexy disfrutando de los placeres mientras su amante la admira de lejos.

—¿De verdad?

—Así es. Creo que una cosa que aún no haz entendido Isabel Osher es que te casaste con un hombre que te puede dar todo, tú pídelo y se te dará.

—¿Me puede dar un dinosaurio? — Pregunta coqueta.

—Sí, si puedo.

—¿De verdad? Quiero un cuello largo, es mi favorito.

—Perfecto. Hagamos un trato, el día que yo te dé un dinosaurio nos ponemos manos a la obra para tener un bebé.

—Me encanta la idea y estira su copa para chocarla contra la mía y cerrar el acuerdo. —¿Crees que mi marido también pueda darme un poco más de champagne.— Pronuncia en un perfecto francés.

—¿De casualidad haz estado practicando con Lea?

—Así es.. tomó clases particulares con la professeure Lea Cassals.

—Lea Valois.— Murmuro.— Lea Valois Osher.

Ella levanta la ceja con un rostro de evidente confusión.— ¿Qué dices?

Asiento.— Así es Lea Valois Osher, antes de entrar al baño para saber qué hacías me llegó el documento de parte de mi abogado, si lo firmamos oficialmente seremos padres de Lea.

—¿Firmarlo? ¿Cuándo?

—Podemos hacerlo ahora, la firma debe ser electrónica así que puedo traer mi iPad y firmarla ahora mismo.

Isabel me sonríe y me ve a los ojos.— Querías una hija ¿no? ¿Por qué no hacerlo ahora y después darle la noticia a la pequeña?

—¿Ahora? Vale, perfecto.

Me pongo de pie en la bañera haciendo un poco de olas en el agua, y así sin pena, salgo de ella desnudo y voy hacia la habitación.

—¡Quentin!

—¿Qué? Este es mi yate, además di las órdenes de que nadie nos molestara mientras estuviéramos en esta habitación.— Le aclaro.

Camino hacia mi mesa de noche, tomo el iPad y la pluma y regreso hacia la bañera para volver a entrar ahora con cuidado. Isabel se acerca hacia mí y espera a que le muestre el documento.

—Eso quiere decir que seré madre en unos momentos ¿cuándo firme esto?

—Así es, serás Isabel Osher madre de Lea Valois, esa pequeña de gran inteligencia que te ama y te ama mucho.

—¿Me ama?

—Así es, siempre me lo dice cuando la pongo a dormir por las noches, dice que te abraza y siente el calorcito de mamá.

Ella se enternece y esos hermosos ojos marrón brillan más que nunca.— Yo no sabía qué Lea me quería tanto, en verdad. Siento que no he pasado tanto tiempo a su lado como para ganarme ese amor.

—Tal vez no, pero dicen que los niños siempre dicen la verdad y creo que sí Lea lo dice es porque lo siente y por ende, es verdad.

Isabel me da un beso sobre la mejilla.— Te amo Quentin Valois, porque me haz dado todo si ni siquiera pedirlo, sin saber si me lo merezco o no, te prometo que cuidaré muy bien de nuestra hija y de ti.— Y sin decir más ella firma su nombre en los apartados.— Sólo no le digas a Lea que la adoptamos mientras estábamos en la bañera desnudos.

—Claro que no, ambos se lo diremos mañana en una video llamada en Sicilia.

—Hasta para dar las noticias eres…. ¡Splendide!— Expresa.

—Uffff.— Hago mientras firmo yo donde dice mi nombre para después cubrir el Ipad y dejarla lejos de la bañera.— Si ya me excitabas antes con tu aroma, ahora hablando francés,— la tomo de la cintura para traerla hacia mi y que repose sobre mis cintura— lo hará más.

—Me sé más palabras.

—¿Así? A ver.

Ella se muerde los labios y acaricia mi rostro.— Bonjour monsieur Quentin, Je m’appel Isabel Osher.— Pronuncia lento mientras vuelvo a entrar en ella.

—Trés bien… Tu es une bonne étudiante — Respondo.

—Merci…— Expresa excitada.

El agua comienza a moverse cada vez rápido mientras siento cómo ella sube y baja lentamente rozando sus pechos contra el mío. La sensación del jabón hace todo más excitante no solo por el delicioso aroma si no porque nuestra pieles resbalan provocando una sensación extra a la que ya sentimos.

—Dime más en francés.— Le pido.

—Ya lo olvidé, olvidé todo.— Murmura

—Isabel, tu es la plus belle femme du monde, je suis très amoureuse de toi.— Expreso.

—Oui, a lo que sea.— Responde

—Voulez-vous être la mère de mes enfants?— Pregunto.

Ella viéndome a los ojos responde.— Sí, me encantaría ser la madre de tus hijos.— Murmura para fundirse de nuevo en un beso.

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