En primavera, las flores y las hierbas silvestres florecían en todas las partes de la montaña, dando la sensación de que la naturaleza se había revitalizado.
En verano, las montañas verdes y el mar azul podían refrescar el ánimo de los turistas que visitaban las montañas y los ríos. Era la mejor temporada para ver las plantas alpinas, hacer caminatas y viajes largos.
El otoño era una temporada con vistas de montañas llenas de hojas rojas y hermosos paisajes.
En invierno, Hokkaido mostraba una vista blanca plateada. El flujo del El mar de Ojotsk, las hermosas grullas de Manchuria y los cisnes blancos constituían el hermoso mundo de la naturaleza.
Hokkaido presentaba hermosos paisajes todo el tiempo. Siempre que la gente venía a Hokkaido, había un paisaje natural impresionante.
Laura recordaba que Hokkaido fue presentada en un programa de televisión. Recordó las escenas que vio en la televisión y no pudo evitar tener ganas de visitarla.
-¿De verdad que podemos ir a viajar?- preguntó Laura.
Oscar estaba un poco sorprendido, ¿por qué preguntaba con tanto prudencia por un simple viaje? Realmente era una chica muy rara.
-¿Has pensado adónde ir?-
-¿De verdad que puedo tomar la decisión de eso?- Rara vez ella tomaba decisiones. Generalmente, obedecía a lo que le decían.
Oscar asintió, -¡Sí, tú decides!-
-¡A Hokkaido, en la televisión han dicho que Hokkaido es buen sitio para viajar!- dijo, -Pero nunca he viajado, no tengo experiencia. Si luego resulta que no fue una buena decisión, ¡no me puedes echar la culpa!-
Él sintió pena por las palabras que ella dijo a la ligera.
-¿Nunca has viajado?- preguntó, sujetándola por la cintura por detrás. Ella se estremeció y estuvo a punto de dejar caer la espátula.
-¡Suéltame, me estás impidiendo cocinar!- susurró.
-Dime, ¿por qué nunca has viajado?- Respiró en su oído, entumeciendo su oído.
-¡No tengo tiempo, he estado muy ocupada!- dijo, -Y mi situación económica tampoco me lo permite, por eso no he viajado.-
Ella no era tan hipócrita, pero como le preocupaba que él se riera de ella después de decirlo, su corazón estuvo tenso por un tiempo.
En lugar de reírse de ella, sintió mucha pena por ella. No sabía cómo había vivido en el pasado. Al pensar en que vivía sola con un niño recogido de la calle sin gastar ni un céntimo de los 900 mil euros que tenía, de repente no sabía si su chica era realmente estúpida o demasiado terca. De todos modos, le hacía sentir mucha pena por ella. Con un inexplicable dolor y pena en su interior, puso su barbilla en su hombro, ¡ella estaba muy delgada!
-Te llevaré a viajar por todo el mundo sin necesidad de preocuparte por la situación económica. ¡Vayamos primero a Hokkaido, luego vamos a esquiar a Canadá durante las vacaciones de invierno, nos llevamos a Iker y Andrés juntos!- Ya tenía un plan.
Laura asintió, -¡Me suena bien tu plan!-
Él seguía abrazándola sin soltar, se sintió muy satisfecho al verla cocinando con habilidad.
-¡Suéltame, no puedo trabajar!- Las manos de Laura se tensaron, se había puesto muy tímida porque su aliento cálido estaba dando en sus oídos, esa temperatura ardiente le molestaba un poco.
-Justo cuando estaba a punto de soltarla, de repente vio que le faltaba el anillo en el dedo. Entonces dijo con severidad, -¿Dónde está el anillo?-
-¡Ay! ¡Tengo miedo de estropearlo, así que me lo quité primero!-
-¡Después te lo vuelves a poner, no te lo vuelvas a quitar!- dijo con frialdad, con cara enfadada.
Laura se sorprendió y finalmente asintió, -¡Vale!-
Después de llevar a Iker a la escuela, Oscar se fue a Hokkaido con Laura.
Cuando los dos salieron del vestíbulo del aeropuerto, llamaron mucho la atención.
La figura bien formada de Oscar, junto con el aura que emanaba de su ser, provocó que las chicas en el aeropuerto lo mirara. Sobretodo se concentraron en la mujer alrededor de este hombre. Laura suspiró y pensó que la gente decía que las mujeres guapas atraían problemas, pero en verdad, ella creía que los hombres guapos también más problemas que las mujeres.
El chico guapo a su lado había atraído la atención de innumerables mujeres.
En el avión, un montón de mujeres la habían dirigido mirada celosa a ella. ¡Laura pensó que esas mujeres debían estar muy celosas de que una chica tan común y corriente como ella estaba sentada junto a Oscar!
Después de bajarse del avión, Oscar llamó más la atención de las mujeres de Japón. Los dos comenzaron a caminar para salir del aeropuerto.
De repente, Oscar se quedó observando hacia adelante con una mirada llena de duda, estaba mirando fijamente la espalda de una mujer. Luego tiró de Laura para dirigirse hacia allí.
-¿Pasa algo?- Ella no podía seguirle el ritmo.
-¡Natalie!- Oscar escupió una palabra en voz baja, sin apartar la mirada de las dos figuras que tenía frente a él. Esa figura era Natalie, pero ¿quién era el hombre a su lado?
Oscar miró a los dos delante de él y dijo con calma, -Laura, ¿lo has visto?-
Laura siguió su mirada, repentinamente se asombró, -El hombre de ayer. ¡Natalie fue recogida por un hombre de mediana edad ayer!-
-¡Vayamos a saludarlos!- Oscar tomó la mano de Laura con una mano, y con la otra mano cogiendo la maleta se dirigió directamente hacia Natalie y ese hombre.
Como aparecieron de improvisto delante de ella, Natalie se sorprendió por un momento. Pero el siguiente segundo ella se sintió embarazosa, -¿Por qué estáis aquí?-
Oscar miró al hombre junto a Natalie, entrecerrando los ojos ligeramente. Se sorprendió con la cara que estaba viendo delante, era muy parecido a Max. No, mejor dicho, era muy parecido a Máximo Villacrés, el padre de Max.
La mirada del hombre de mediana edad se posó en los rostros de Oscar y Laura, entonces mostró una risa divertida. Tenía unos ojos atractivos y una nariz recta igual que Max. Incluso el lunar rojo situado en el ala de la nariz era mismo que Max
Si no hubiera visto a Máximo Villacrés antes, Oscar habría pensado que ese hombre era el padre de Max.
-Natalie, ¿no me lo vas a presentar?- Al ver a Oscar y Laura, el hombre arqueó las cejas. Pero después de que sus ojos se posaron en el rostro de Laura, pareció un poco sorprendido.
-¡Vale!- asintió Laura. Si se lo dijera a Tomás, ¡Tomás se pondría muy triste!
Pero ¿por qué Natalie era tan cariñosa con un hombre que le sacaba tantos años?
Al ver que Laura seguía pensando en las cosas de otras personas, Oscar extendió las manos y la puso en sus brazos, -¡No pienses en los asuntos de otro, solo piensa en mí!-
Laura se sorprendió por el tono dominante y luego sonrió. Realmente era como un niño lindo.
-¿De qué te estás riendo?- preguntó Oscar irritado, -¡No te rías tan tontamente delante de los demás! ¡Sobretodo delante de los hombres!-
Porque descubrió que ella se veía realmente hermosa cuando se reía, tenía dos hoyuelos muy encantadores en las mejillas. Quería atesorar ese par de hoyuelos para que los demás no los vieran.
-¿Acaso quieres que llore delante de la gente?- preguntó.
Él se sorprendió por un momento, una sonrisa se levantó de la comisura de su boca y había una luz en sus ojos. ¡Bien! Muy bien, se atrevía a provocarlo, ¡la chica no le tenía miedo! Debía “castigarla” severamente cuando llegaran al hotel.
Al ver que no hablaba, volvió a preguntar, -¿No te parece raro? Parece que Natalie no quiere que sepamos sobre su relación con ese Señor Umberto, ¡su cara se había puesto muy pálida!-
Cuando Oscar escuchó que estaba hablando de los asuntos de otros nuevamente, sus grandes manos la acercaron más hacia él. Laura estaba un poco rígida y miró al chófer de delante. Afortunadamente, ese hombre parecía estar especialmente entrenado y solo estaba enfocado en conducir.
Oscar apoyó la barbilla en sus hombros y le susurró al oído, -Solo puedes pensar en mí, no puedes pensar en los demás.-
En otoño, Hokkaido era un lugar encantador con una paisaje llena de hojas rojas.
La fresca brisa otoñal, las hojas de arce rojas y amarillas, más el paisaje otoñal embriagador...
Al ver el paisaje rojo fascinante, Laura se sorprendió y exclamó, -¡No es de extrañar que a todos les gustan viajar, es realmente hermoso!-
Después de hacer ese comentario, se sonrojó y bajó la cabeza de inmediato. ¿Su expresión era como la de una patana que no había visto el mundo?
-Ja, ja...- Oscar se rio y la abrazó por la cintura, -¡Eres tan linda!-
Laura se apoyó en los brazos de Oscar. Mirando el rojo interminable que tenía a su vista, se sintió completamente relajada y feliz.
Pero, todavía había una leve tristeza en su interior, no sabía por qué.
Pensaba que el sentimiento de felicidad era tan efímero que le hacía sentir que todo era ilusorio.
-¿En qué estás pensando?- preguntó en voz baja Oscar.
-¡Nada!- Ella negó con la cabeza, reprimió ese toque de ansiedad para sus adentros.
Sus manos agarraron su cintura, obviamente no tenía la intención de aceptar esta repuesta .
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: El hombre con la máscara de zorro