El hombre con la máscara de zorro romance Capítulo 105

No le quedó más que expresar lo que le preocupaba, -Últimamente me siento tan feliz como si estuviera en un sueño. No sé cuándo me despertaré de ese sueño, porque la felicidad siempre es algo fugaz e irreal.-

-¿Te sientes insegura?- Después de preguntar, sintió que él podía ser el motivo de su preocupación, -¡Laura, tengamos otro bebé! Esta vez, seré testigo del nacimiento de nuestro bebé contigo.-

Levantó los ojos para mirarle. No sabía cómo describir la sensación que tenía, parecía más aliviada o quizás más insegura.

Se miraron el uno al otro. Tenían mucho que decir mutuamente, querían pronunciar todo eso, pero se contuvieron.

La abrazó por los hombros y miró el cielo de color rojo, -Soy una persona a la que no le gusta dar promesas, pero una vez que decida algo, ¡me mantendré firme a menos que digas que me quieres!-

Ella estaba desconcertada, pensó¿qué derecho tenía ella de decir esto?

Incluso si no tenían amor entre ellos, tenía a Andrés. Por Andrés, se comprometerá una y otra vez. Además, su sentimiento ya había cambiado. Ella sabía que este hombre delante de él le tocó su corazón

-¡Nunca podré decir esto!- prometió Laura.

Oscar la abrazó con fuerza. Su abrazo era apasionado y sincero.

Se abrazaron de esa forma. La persona amada estaba en sus brazos y el amor se mostraba en sus ojos, todo era tan perfecto. Laura anhelaba que el tiempo se detuviera, todo sería maravilloso si podía estar abrazado de él eternamente como en ese momento.

Oscar la llevó a Hokkaido para divertirse por una semana entera. A Laura le gustó el bonito paisaje tranquilo del lugar, todo era muy hermoso.

-¿Deberíamos volver?- preguntó Laura.

Había pasado una semana, ya era pasarse un poco si no volvían aún.

La tomó en sus brazos, -Nos quedamos dos días más, ¿vale? ¡De verdad que no quiero irme!-

Porque allí no había ajetreo, reporteros, ni trabajo, solo ocio. No podía recordar el tiempo que no había tenido tanto tiempo libre, ¡realmente no quería irse!

-¡Pero estoy preocupada por los niños!-Laura susurró en sus brazos.

-¿Período de ovulación ha llegado?- preguntó de repente.

-¿Qué?- Laura Se desconcertó.

-¡exacto, Período de ovulación!- Sonrió y calculó en mente que ya había llegado esa fecha. Si trabajaba duro esos días, definitivamente se quedaría embarazada.

-¡Oscar!- susurró Laura. Él había estado hablando del tema de embarazo toda la semana. Casi todos los días estaba calculando la fecha. Sí, tenía razón. Esos días eran su período fértil, pero ella no quería quedarse embarazada, porque realmente no era apropiado que tuvieran más hijos en este momento. -¡No quiero tener más bebés!-

-¡¿Te atreves a hacer eso?!- amenazó en voz baja, -Si te atreves, te haré tantas veces el amor que no podrás bajarte de la cama durante tres días, ¡veré qué puedes hacer!-

-¡Eres un sinvergüenza!-

-Más tarde podrás saber si soy sinvergüenza o no. - Se rio con maldad, y luego se tiró encima de ella.

Laura luchó avergonzada, evitando que le metiera mano.

En el hotel de aguas termales, cayeron sobre la cama.

Él se rio, besó profundamente la piel de su cuello y pronunció palabras ambiguas, -¡Tengamos a una hija, a una hija!-

¡Ella pensó que debía estar loco por tener una hija!

El rostro de Laura se sonrojó sin ninguna firmeza. Cuando él vio que su bonito rostro se sonrojó, no pudo evitar inclinarse hacia ella y besarla gentilmente.

-Tu cara está tan roja...- dijo Oscar en tono de broma, negándose a dejarla en paz.

Cuando dijo eso, su cara roja se puso aún más roja, pero él se acercó a su oreja de nuevo, le mordió la oreja y murmuró, -¿Te has puesto tímida? ¿Aún sientes timidez después de tantas noches?-

Laura se mostró aún más tímida por lo que dijo. Se consideró una inútil porque realmente estaba un poco nerviosa, e incluso sus orejas estaban rojas.

-Vete...- susurró débilmente.

Sin embargo, él solo se limitó a sacar la lengua traviesamente para acariciar su cuello con suavidad, pasando por su clavícula, ¡y hasta más abajo!

-Oscar, me voy a dormir, ¡no te pongas así!- gritó débilmente.

-¡Tú duerme, pero yo te seguiré haciendo lo mío!- ¡Oscar ya le había levantado la falda!

-Oscar...- dijo Laura con timidez. Él le acarició la cara, bajó la cabeza y la besó.

Tan autoritario y ansioso. Con un leve olor a tabaco que era único de él, sus labios consiguieron rozarle la lengua fácilmente.

La besada sin parar, -Debes tener la idea de que vamos a tener una hija en mente. No me des otro hijo, ¡ya no quiero más hijos!-

-Hmm...- Laura gimió incómoda, no tenía fuerzas, no más, apenas le oía decir tonterías.

Ella se veía muy linda. Su cara tímida fácilmente provocaba su deseo de posesión.

El cielo nocturno de Hokkaido era hermoso, y el aire era muy fresco. En cuanto a Laura, toda su ropa había sido quitado por el hombre, -¿Lo quieres?-

-No...- Mientras ella se estaba negando, ¡penetró de una sola vez!

-Oscar...- Con un jadeo incontrolable, Laura sufrió de su amor debajo de él una y otra vez.

Hasta que de pronto se tiró encima de ella, y sintió que una corriente cálida entraba en su cuerpo. En ese momento, él estaba respirando fuertemente al lado de su oído, -¡Espero que tenga éxito esta vez!-

Se cubrió con la colcha por vergüenza. ¿Por qué ese hombre deseaba tanto tener hijos? ¡Siempre decía eso cada vez que terminaban!

-Je, je...- Oscar se metió en la colcha para abrazarla.

En ese momento, se escuchó un repentino tono de teléfono.

Oscar tensó sus cejas, extendió su mano hacia el teléfono que no estaba muy lejos. Al ver que la llamada era de Max, respondió, -¡Max!-

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