Cuando Laura abrió la puerta, vio que Oscar tenía mala cara. Sus ojos estaban apagados, parecía estar preocupado por algo. Tenía una pinta de abatido con tanta ojera. Al parecer no había dormido por mucho tiempo. Laura frunció el ceño cuando notó el fuerte olor a alcohol que traía.
Tan pronto como entró por la puerta, agarró a Laura y la abrazó, buscando sus labios con entusiasmo. Le dio un beso largo, feroz.
El beso hizo que toda la cara de Laura se sonrojara, pero por dentro se sintió más insegura, -Oscar, ¿qué te pasa? ¡Dime!-
La miró con cariño, -¡Laura, casémonos!-
Ella estaba perpleja, -¿No dijiste que nunca te casarías?-
-¡Casémonos, casémonos, casémonos!- La abrazó con fuerza. Quería contarle muchas cosas, pero al final todo eso se convirtieron en una sola frase, -Quiero casarme contigo. No me importa nada más, ¡solo te quiero a ti! Laura, quiero hacer caso omiso a todo lo demás, solo quiero tenerte a ti, ¿vale?-
Ella se quedó sin palabras. No sabía si estaba conmovida o asustada, su pinta la hacía sentir afligida, -¡Vale!-
-Casémonos, sé mi esposa, ¿de acuerdo?- Él enterró su rostro en su hombro, y Laura de repente sintió que había algo caliente en sus hombros, ¡estaba llorando!
¿Que pasó exactamente?
-¡Laura! ¡Te amo!- gritó en voz baja.
No obstante, ¡las lágrimas caían cada vez más! Ella sentía mucha pena porque estaba llorando. Parecía que quería decir algo, pero no le salían las palabras de la boca. Él estaba confesando mientras ella se quedó impactada. ¡Pero después del impacto solo se sintió más insegura! ¿Estaba pensando demasiado? ¿Era demasiado sensible o algo así?
-Oscar...-
De repente lo agarró por el hombro para mirarle a los ojos. Las lágrimas realmente caían por el rabillo de sus ojos. Parecía un poco avergonzado, tal vez porque ella vio sus lágrimas. Quería bajar la cabeza, pero ella sostuvo su rostro, y sintiendo angustia en su interior, dijo -¿Qué pasó? ¿Cuánto tiempo llevas sin dormir? ¿Has bebido?-
La abrazó de nuevo. Después de llevarla en brazos hasta el sofá, la abrazó con más fuerza.
Ella suspiró, -¿Qué pasa? Acepto casarme contigo, no te pongas así, ¿vale?-
Ella se sentía muy perdida con esa pinta que mostraba.
La miró, y sintió un dolor en su interior.
-¡Laura, casémonos enseguida!- gritó, ¡como si no quisiera esperar ni un segundo más!
-¡Bien!- Ella asintió y dejó de preguntarle, ¡porque se dio cuenta de que parecía estar sufriendo!
Sostuvo a Laura con fuerza en sus brazos, abrazándola muy fuertemente. La besó con tanta pasión, con tanta fuerza, como si hubiera agotado todos los esfuerzos de su vida sola para besarla.
¡Ella estaba perpleja!
Bajó la cabeza, un poco perdida, -Oscar...-
¿Por qué la besó tan pronto como entró por la puerta? Además, confesó diciéndole que la amaba, y luego la besó. Pero ¿por qué él parecía estar sufriendo? Ella lo miró con sorpresa, ¡se había quedado atolondrada por su repentino beso!
Luego, él levantó la cabeza. Sintiendo pena miró sus ojos, sus mejillas sonrojadas, sus labios húmedos y su piel tierna, ¡era tan hermosa y amable! Incluso estaba dispuesta a casarse con él después de que él la intimidara. Pero él... ¡realmente solo la quería a ella! ¡No quería pensar en nada y tampoco quería nada a parte de ella!
Estaba a punto de besarla de nuevo, pero ella de repente se sintió intranquila, -Oscar, ¿qué te pasa?-
-Laura, te lo confieso, ¿vale?- Su voz estaba llena de dolor.
Laura estaba perdida.
-Antes de hacer el contrato contigo, tenía una novia con la que me casaría muy pronto, pero a causa de un accidente automovilístico, hice que ella perdiera la oportunidad de ser madre. No obstante, mi padre quería que tuviera un heredero, de lo contrario, ¡no podía casarme con ella de ninguna manera! ¡Por eso te encontré para que dieras a luz a Andrés!-
Ella sintió angustia en su interior, no por el contrato, sino porque dijo que tenía una novia con la que iba a casarse. ¡Eso quería decir que tenían muy buena relación! Sintió un dolor en su interior y no podía describir esa sensación.
-¡Sí!- Pensó que su voz parecía estar temblando, y todo su corazón estaba tan adolorida que apenas podía respirar.
-Ella ha vuelto ahora...- dijo.
Laura se quedó atónita, muy atónita.
-¡Se llama Alexia Sancho, la señorita del Grupo Sancho, y somos compañeros de clase! ¡Es una mujer muy gentil, o sea, hace tres años era una mujer muy gentil! Es muy buena con Andrés, lo trataba como su propio hijo. Pensaba que, teniendo a Andrés, mi padre estaría de acuerdo en que me case con ella. ¡Pero mi padre no dio crédito a sus palabras! Alexia y yo no nos hemos casado. Hemos ido a ver muchos médicos con el fin de curar su infertilidad. Sin embargo, el médico dijo que la posibilidad de curarse era poquísima. Su infertilidad fue causada por mí, toda mi vida sentiré culpa por ella, así que hice todo lo posible para satisfacer sus deseos, ¡pero no esperaba que al final me pusiera los cuernos!-
Laura estaba pasmada. ¿Por qué le puso los cuernos si ese hombre le amaba tanto?
-Quizás la presión a largo plazo le causó algunos problemas psicológicos. Cuando me fue infiel por primera vez, ¡tomó fotos para mostrármelo! Me dijo que yo tenía la culpa, porque he tenido a Andrés, pero lo tuve con otra mujer, dijo que mi cuerpo le había sido infiel, ¡por eso ella también tenía que ser infiel a mí!-
-En ese momento, supe que ella sabía que Andrés era mi hijo. ¡Ella lo supo desde el principio! Dijo que era injusto y que quería dejarme. Yo no estaba de acuerdo. Luego me puso los cuernos por segunda vez y tercera vez. ¡También tomó fotos para mostrármelo! ¡Lo aguanté! Solo sentía que se lo debía, porque fui yo quien causó que se convirtiera así.-
¡Laura lo miró con mucha lástima, no sabía qué estado de ánimo debería poner para escuchar su historia! ¿Qué había tenido que pasar Oscar? ¿Cómo podría un hombre soportar la traición de su amada mujer? Encima tomó fotografías para mostrárselo, ¿qué tipo de mente abierta debía tener para aceptar eso?
-¡Laura!- Su voz era triste.
-¡Gracias! Tienes otra intención también, ¿verdad?- dijo de nuevo. De repente lo abrazó con fuerza, y dijo, -Quieres casarte conmigo y me quieres, pero ahora no puedes porque todavía sientes culpa por otra mujer, y esa mujer está en muy mal estado ahora, ¡necesita tu cuidado! ¿Tienes miedo de que lo malinterprete?-
-¡Laura!- Oscar no esperaba que ella fuera tan inteligente, ¿cómo podía adivinar lo que pensaba?
-¡Vamos, la cuidaré contigo!- dijo, -No te preocupes, no revelaré nuestra relación, ¡vamos!-
Oscar finalmente asintió.
En la Mansión de Cielo.
Oscar se llevó Laura hasta allí. Max se puso de pie de repente cuando los vio.
-¡Laura!- No esperaba que Oscar trajera a Laura, por eso estuvo un poco sorprendido por un tiempo.
Laura se limitó a sonreír, -Max, ¿dónde está la señorita Alexia?-
-¡Está dormida! ¡El doctor le acaba de dar un tranquilizante!- dijo Max en voz baja, luego miró a Oscar con el ceño fruncido, tenía muchas dudas.
En ese momento se oyó un grito desde el dormitorio y los tres se asustaron. Oscar entró corriendo y se acercó a la cama, Alexia ya estaba sentada, -¡Ah, Oscar, sálvame!-
-¡Alexia, estoy aquí, estoy aquí!- La consoló Oscar suavemente, -¡No tengas miedo, no tengas miedo, yo estoy aquí! ¡Yo te protegeré!-
Laura se quedó tensa en la puerta, sintió una angustia cuando escuchó que Oscar la llamó Alexia. Volviendo a mirar, vio que Oscar tenía a una mujer flaca en sus brazos. La mujer estaba temblando. Casi no había carne en todo su cuerpo, solo le quedaba huesos y una capa de piel. Se veía muy vieja, como si tuviera cuarenta años, ¡o más aún!
-¡Oscar, sálvame!- gritó Alexia ansiosa, sujetando fuertemente la ropa de Oscar con sus manos. Los huesos eran muy visibles en su mano tan flaca, y en el dorso de sus manos había un montón de cicatrices, ¡como si se hubieran quemado con algo!
¡Alexia Sancho, la señorita del Grupo Sancho! Laura recordó las páginas del periódico que vio hacía muchos años, era una mujer brillante. En ese momento, una mujer entró desde afuera. La expresión de la mujer era fría, pero era muy hermosa. Laura estaba desconcertada. Sí, ¡la Alexia de hacía muchos años era tan hermosa como la mujer que estaba de pie junto a Max!
Se limitó a mirar a Laura con frialdad y le dijo a Oscar, -Cuñado, el médico dijo que si envías a mi hermana al psiquiátrico, ¡no se recuperará en toda su vida! ¡Tú verás!-
-¡No irá allí, no la enviaré hasta allí!- prometió Oscar.
-¡Bien! ¡Me voy primero!- Después de decir eso, Serena Sancho se dio la vuelta y se fue.
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