El hombre con la máscara de zorro romance Capítulo 106

Laura escuchó la acusación contra Oscar en su tono, y no pudo evitar decir, -No es así, sucedió un imprevisto y no hubo tiempo, ¡tal vez no se le ocurrió lo del dinero!-

-¿Él te ha dejado aquí tirada y todavía hablas por él? Señorita, ¿no eres demasiado amable? ¿No te enseñaron tus padres? ¡Las mujeres no pueden ser demasiado amables, de lo contrario serán intimidadas!- ¡Inusualmente Umberto Hurtado se puso muy pesado hablando! Como si un mayor estuviera dando una lección a una joven.

Laura estaba un poco avergonzada, pero como podía notar la preocupación en su tono, dijo, -No es así Señor Umberto, gracias por tu amabilidad. Pero es verdad que a Oscar le surgió un imprevisto, ¡por eso se fue con mucha prisa!-

¡Ella confiaba en que Oscar no la dejó allí a propósito! Debía ser que algo pasó. “Es culpa mía. ¿Cómo he podido salir de viaje con él sin llevar dinero encima? Lo tomaré como una lección que he aprendido. ¡La próxima vez que salga, sí o sí tengo que llevar dinero!”, pensó.

-¿Por qué eres tan inocente? ¿No sabes que no se puede confiar en los hombres?- dijo Umberto Hurtado con una voz profunda y seria.

Laura se sorprendió y luego preguntó, -¿Entonces tampoco puedo confiar en ti?-

Umberto Hurtado estaba asombrado, había olvidado que él también era un hombre, pero no quería reconocer que se había equivocado, -¡Yo soy diferente! ¡Soy un buen hombre!-

Laura tenía ganas de reír. Estaba muy agradecida de ver que hablaba por ella, pero como no le prestó dinero, ¡tenía que pensar en otra solución!

-¡Me voy para dentro!- Mientras lo decía, entró al hotel.

-Espera, ¿cuánto quieres?- preguntó Umberto Hurtado de repente.

Laura se volvió bruscamente y preguntó un poco sorprendida, -Señor Umberto, ¿estás dispuesto a prestarme dinero?-

¡Era algo inesperado, porque Laura pensó que él no se lo prestaría!

-¡Solo es dinero! El dinero es insignificante para mí, se puede ganar de nuevo después de gastarlo todo. Venga, dime, ¿cuánto necesitas?- Umberto Hurtado sacó su billetera, sacó una tarjeta y se la entregó a Laura, -La contraseña es 1234567, gástalo como quieras!-

-¡¿Señor Umberto?!- Laura no sabía cuánto dinero había en esa tarjeta de crédito, pero él se veía muy generoso, y hasta le dijo la contraseña. Ella estaba muy agradecida, -No sé cuánto dinero hay aquí, ¿cómo puedo devolvértelo?-

-¿Qué pasa? ¿Tienes miedo de que no haya dinero en la tarjeta? ¿Tienes miedo de que te chantajee luego?- preguntó Umberto Hurtado con una sonrisa. En ese momento, Laura pensó que su sonrisa era un poco amable, ¡quizás porque se parecía a Max!

-¡Al menos tengo que tener una idea sobre la cantidad que hay!-

-Hay cien mil euros, no mucho. ¡Si no es suficiente me lo dices!- Era muy generoso, para nada era tacaño con el dinero.

-¿Qué? ¿Tanto? ¿No tienes miedo de que no te devuelva el dinero?-

-¡Pues no me lo devuelvas!- Umberto Hurtado agitó la mano, -Si realmente te da cosa aceptarlo, entra conmigo a tomar una copa, ¡ahora mismo me siento muy molesto!-

Laura se sorprendió, -¿También tienes algo que te molesta?-

Umberto Hurtado estaba desconcertado y preguntó, -¿Por qué no iba a tenerlo?-

Laura explicó con una sonrisa, -Porque los antiguos dijeron que las personas maduran a los treinta, ya no se molestan por nada a los cuarenta, ya saben lo que le han asignado el destino a los cincuenta, pueden soportar todo lo que le digan a los sesenta, y ya hacen lo que quieren a los setenta. ¿Supongo que ya has pasado la edad de molestarte por cualquier cosa?-

-¡Chiquilla, veo que estás muy bien informada!- Sonrió Umberto Hurtado, -¡Venga, vamos a tomar un café! ¡Como veo que tienes tanto cuidado, olvida eso de beber unas copas!-

-¡Bien!- Laura ya no podía negarse. Después de todo, él había sido tan generoso de prestar dinero a alguien que acababa de conocer. Sentía que debería era una buena persona.

Los dos se sentaron en la cafetería para charlar.

-¿En qué trabaja el padre de la señorita Laura?- preguntó Umberto Hurtado, tomando un sorbo de café.

Los ojos de Laura se apagaron por un instante, -Mi papá falleció temprano. ¡Era un conductor de camión!-

-¡Lo siento!- Umberto Hurtado no esperaba eso, -¿Qué hay de tu madre?-

Laura hizo una pausa y luego dijo lentamente, -¡Mi madre también falleció!-

Aunque Sandra todavía estaba viva, para Laura, su madre había fallecido hacía muchos años, ¡desde el día en que abandonó a ella y a Nico, la consideraba alguien muerta!

-¡Oh!- Umberto Hurtado no dijo nada más.

Laura quería preguntarle sobre su relación con Natalie, pero pensó que era demasiado descortés. Después de algunos intentos, no consiguió preguntarlo. Solo le preocupaba que la relación amorosa de Tomás y Natalie fuera demasiado duro, ¡pero Umberto Hurtado no parecía una mala persona!

-¿Cuándo vas a volver?- preguntó de nuevo Umberto Hurtado.

-Volveré mañana por la mañana.- Quería regresar al país hacía tiempo, pero Oscar insistía en quedarse. Ahora que tenía algo que hacer, ella ya podía regresar.

-Yo también volveré mañana por la mañana, ¡así que vayamos juntos!- Sonrió Umberto Hurtado.

Él no dijo nada, por eso Laura no sabía por qué estaba molesto. Nada más después de beber una taza de café, dijo que quería volver a descansar. Por su parte, Laura también regresó a su habitación.

Los ojos de Umberto Hurtado eran un poco profundos mirando su espalda, ¡nadie sabía lo que estaba pensando!

Cuando volvió, empezó a hacer las maletas. Después de terminar todo, de repente alguien llamó a la puerta. Al abrir la puerta vio que era el chófer de esos días, -Señora, el señor me pidió que la llevara de regreso al país. ¡Al señor le surgió algo y ha tenido que volar a Francés! Usted tiene el billete de vuelo para mañana por la mañana. Que descanse esta noche, ¡este es su billete!-

-¿Francés?- Laura estaba preocupada, -¿Pasó algo?-

El chófer negó con la cabeza, -¡No estoy enterado del asunto!-

-¡Oh! Está bien, entonces empacaré las cosas.- Laura estaba confundida, -¡Gracias!-

-¡De nada, señora!- dijo el chófer, y luego se fue.

Laura sintió más angustia en su interior. Había escuchado que la llamada era de Max, pero ¡¿qué fue lo que hizo que Oscar volara a Francés tan tarde de la noche?!

En realidad, no tenía mucho que empacar, por lo que fue rápido. Laura se acarició la parte inferior del abdomen, preguntándose si habría algún bebé allí. ¡Esperaba que no, porque su estado de ánimo todavía no estaba resuelto!

Al día siguiente, Laura y Umberto Hurtado regresaron juntos. Durante el viaje, hablaron de algunos temas sin importancia que no tenían mucha profundidad. Laura seguía sin saber cuál era la relación entre él y Natalie. ¡Solo sentía un poco de disculpa por Teresa y Tomás!

Al bajar del avión, en el punto de recogida, Laura le dijo a Umberto Hurtado, -Señor Umberto, esta es tu tarjeta, no la usé, pero gracias de todos modos.-

Umberto Hurtado tomó la tarjeta y sonrió, -¡De nada! Señorita Laura, ¿necesitas que te lleve?-

-¡No hace falta, puedo tomar el autobús!- Sonrió.

Cuando estaba a punto de darse la vuelta, de pronto vio a Natalie con cara de sorprendida, -Laura, ¿por qué estás con él?-

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: El hombre con la máscara de zorro