El hombre con la máscara de zorro romance Capítulo 109

-¡Oscar, ella no mejorará a corto plazo! Y no puedes ser tan egoísta, ¿no? Yo tampoco puedo soportar esa larga espera, ¡quiero olvidarte y empezar una nueva vida!- Laura dijo, -¿Crees que ella estará bien en uno o dos años? ¿Cuánto tiempo crees que tengo para esperarte? Además, Tu padre no está de acuerdo con lo nuestro. Ella te necesita ahora. Me siento muy dolorosa pero lo que único puedo hacer es dejarte para que puedas cuidarla. Si sigo quedarme al tu lado, me temo que voy a tener problemas psicológicos como ella porque soy celosa cuando la cuidas.-

Oscar Suspiró tranquilamente, -Pero... ¡No puedo vivir sin ti!-

Su expresión era muy dolorosa. Después de un buen rato, volvió a decir, -Laura, ¿por qué eres tan fuerte en este momento? ¿Por qué no puedes ser más egoísta? ¿Sabes? Si dices que no me quede a cuidarla, definitivamente no lo haré?!-

-¡Pero ya lo has decidido!- Laura le contestó con tono firme.

-¿Ya he decidido?- preguntó Oscar..

Ella se rio, pero las lágrimas se deslizaron empapando su mejilla. Él la sujetó de la cara y besó sus lágrimas.

-Oscar, eres muy estúpido, me has perdido, ¡elegiste a una paciente! ¡Has preferido elegir a una paciente antes que a mí! ¡Pero estoy orgullosa y complacida de que el hombre del que me enamoré no fuera tan despiadado!-

Él sintió aún más dolor en su interior, como si alguien lo estuviera apuñalando. Cuando las lágrimas se deslizaron hacia abajo, respiró hondo y se tragó sus lágrimas.

Los ojos de Laura se encontraron con los suyos profundos.

-Cuando me besaste desesperadamente y me dijiste que te ibas a casar conmigo, ya sabía que no podías dejarla ir., y esto es un cuidado interminable. Tú eres la única persona que ella reconoce. Ella te ama muy profundamente, por eso solo te recuerda a ti, ¡ya no tiene nada ahora!

Oscar, eres la única esperanza que le queda, y eres la fuerza y el origen de su posibilidad de mejorarse.-

-Laura, ¿cómo puedes conocerme tan bien?- Susurró, abrazándola con fuerza, como si quisiera pegarse a ella para siempre.

-La lástima y la culpa que sientes por ella ha superado todo lo nuestro, incluido la culpa que sientes por tu padre, por Andrés y por mí, ¡porque ella es una paciente! ¡Y todos estamos sanos! Oscar... ¡Entiendo tus obligaciones!- Laura lo apartó y respiró hondo.

-No te preocupes por mí, todavía tengo a Andrés e Iker. Solo tengo veintitrés años. Todavía tengo una buena juventud. Incluso si en unos pocos años, no soporto la soledad y encuentro un hombre con quien casarme, tendré una vida feliz, ¡porque estoy sana! ¡Pero ella no tiene nada, y ni siquiera puede tener hijos! ¡Por eso tengo más que ella! ¡Pero le tengo celos porque te tiene a ti! Oscar, si ella estuviera sana, de ninguna manera no te dejaré ir, pero no puedo-

El anillo se colocó en su mano, y ella sujetó su mano con fuerza, -¡Esta es la última vez que te abrazo, y la última vez que me perteneces! A partir de ahora, aprenderé a ser muy egoísta, ¡me enamoraré y encontraré un hombre para casarme en el futuro! ¡No te preocupes por mí!-

-¡Laura! ¡Escúchame! ¡Vete a vivir a Villa Nº15! ¡Lleva a Iker a vivir allí!- gruñó, preguntándose cómo compensarla.

-¡Está bien! ¡Me quedo la villa!- dijo ella, ¡solo quería dejarlo tranquilo! -¡Quiero esa villa, y también esa libreta de ahorros!-

-¡Laura!- La llamó roncamente por su nombre. Pensó que, en su vida, nunca más se enamoraría de nadie excepto ella.

-¡Vale! ¡Me voy! ¡Oscar, debería irme!- Laura sonrió, ¡se puso de puntillas para besarle los labios y se dijo a sí misma que era la última vez!

-¡Cuida de ella sin preocuparte por nada más, tú puedes!- Se rio, pero las lágrimas en sus ojos cayeron hacia abajo.

Luego se dio la vuelta, -¡Oscar, adiós! ¡No vuelvas a venir a verme!-

-¡No! ¡Laura! ¡No seas tan cruel!- Le tomó la mano para llevarla a sus brazos, -¡Laura, no seas tan cruel!-

La abrazó con fuerza, luego le tomó las mejillas con ambas manos, y le besó los ojos, la nariz, la boca, las mejillas...

Sus lágrimas se mezclaron con las de ella.

Luego volvió a presionar su cabeza contra su pecho, -¡No!-

Laura luchó.

-¿Cómo podría dejarte ir?- Oscar dijo.

-¡Lo puedes hacer! ¡En este mundo, cualquier persona puede vivir sin otro! ¡Es cuestión de tiempo! Como cuando perdí a Andrés y Nico, pensé que el mundo se me venía abajo, pero no, ¡el mundo seguía allí! Así que, Oscar, tú puedes, ¡déjame ir!-

Estaba conmocionado. Sentía impacto y angustia con sus palabras, por eso se quedó confundido, -¡Laura, sabes que si haces esto me dará más pena dejarte ir! ¡Además, ninguno de los dos seremos feliz!-

-¿Cuál es la definición de felicidad? ¿Querer que la otra persona esté alegre y viva bien? En realidad, la felicidad no es más que una pareja para toda la vida y envejecer juntos cogidos de las manos. Así que yo también voy a buscar mi felicidad. La felicidad de Alexia eres tú, ¿crees que seremos felices si nos tomamos de las manos? ¿No tendremos la conciencia culpable para toda la vida? Oscar, si tu conciencia no siente culpa, ¿por qué me habrías dejado para ir a Francés? ¿Sabes que estaba sin un centavo cuando me dejaste tirada?-

-Laura...- La mano de Oscar sostuvo la suya, pero Laura sonrió.

-No lo sabía, ¡es mi culpa que se me haya pasado eso!- Sí, se fue apresuradamente, solo le dijo al chófer que la llevara al aeropuerto, pero olvidó que ella no tenía dinero, -¡Lo siento!-

No sabía qué decir excepto disculparse.

-No quiero tu disculpa, confío en que fue porque tenías mucha prisa, lo que también demuestra que sientes mucha culpa en tu interior. Así que, Oscar, ¡déjame ir!-

Observó cómo su mano grande y delgada sujetaba su pequeña mano con fuerza, ella extendió la mano y luego quitó sus dedos uno por uno.

-¡Laura!- Con las manos vacías, Oscar sintió que le dolía incluso al respirar, el vacío en su interior casi estaba acabando con él.

Laura abrió la puerta y Max la miró preocupado. Escuchó algo de su conversación, -Laura...-

Laura se secó las lágrimas con las manos y sonrió, su sonrisa era tan brillante y claro.

-¿A dónde? ¿Oscar está de acuerdo? Por cierto, ¿qué pasa con él? ¿Por qué no lo he visto últimamente?- Teresa estaba perpleja.

-¡Teresa, rompí con él!- dijo Laura con calma.

Esa frase dejó a Teresa atónita por un instante, -¿Qué?-

-¡Rompí con Oscar!- dijo Laura con mucha calma, repitiendo de nuevo.

-¿Por qué? Hoy no es el Día de los Inocentes, ¡no me asustes!- Teresa se asombró y cuando volvió a su consciencia se enfureció, -¿Por qué habéis roto? ¡Iré a buscarlo! Maldita sea, ¿no dijo que te tomaba como alguien que ama? ¡Pero solo ha pasado unas semanas y habéis roto!-

-¡No vayas a buscarle, está más triste que yo!- Laura negó con la cabeza, -Teresa, no preguntes más, ¿vale?-

-¡Si no me dices por qué, iré a preguntárselo!-

Laura asintió, -¡Está bien, te lo cuento!-

Lentamente le contó a Teresa todo lo que había sucedido. Cuando terminó sus palabras, pareció quedarse más aliviada, no obstante, sufría del dolor con mucha tranquilidad. Entonces levantó la cabeza con una hermosa sonrisa.

-¡Voy a entrar! No vayas a buscarle, ¿vale? ¡Te lo ruego!-

-Laura, ¿cómo puedes ser tan tonta? ¿Cómo puedes dejar que tu amor se vaya así? ¡Qué tontos sois! Están los psiquiátricos y la familia Sancho, ¿por qué tiene que cuidarla Oscar? ¡Realmente no entiendo si sois estúpidos o grandiosos! ¡A la mierda todo!- Teresa maldijo irritada y pateó el sofá, -¿Y qué pasa con tus últimos cinco años? ¿No siente nada de culpa por ti?-

-Teresa, de verdad que no pasa nada. Ha pasado una semana. Ahora estoy muy tranquila. Me siento muy a gusto. No hagas que tenga remordimientos, no dejes que se preocupe por eso, ¿de acuerdo?- Una vez terminado de hablar, dio media vuelta y entró a la habitación.

Enterró toda su cara en la colcha y se quedó en silencio sin decir nada.

Teresa estaba perdida y sorprendida por ella.

En ese momento sonó el timbre, ¿quién vendrá?

Teresa abrió la puerta con furia y en cuanto la abrió, vio a Max, -¿Qué haces aquí?-

Max vio que Teresa tenía una pinta de querer pelearse.

-Teresa, ¿me metí contigo?-

-¡La gente que conoce a Oscar, y la gente que se lleva bien con Oscar se ha metido conmigo!- dijo Teresa irritada y se negó a dejarlo entrar, -¿Qué estás haciendo aquí?-

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