El hombre con la máscara de zorro romance Capítulo 117

Luego, en un momento de sorpresa, se quedó impactado, porque Amelia volvió a bajarle la cabeza para besarle los labios. Su parte racional estaba diciéndolo que debía apartarla, pero descubrió que en ese momento no se acordaba de nada más, solo estaba disfrutando de esa dulce sensación. De repente tomó la iniciativa, bajó la cabeza, apretó con fuerza su cintura y besó sus suaves labios violentamente.

La suave punta de la lengua frotaba y provocaba los labios de Amelia. Bajo esa sensación húmeda del beso, estaba el aliento único de Max. En el momento en que tomó la iniciativa de besarla, en los ojos de Amelia apareció un rastro de angustia.

“Max, ¿cuándo comprenderás lo que siento por ti? ¿O solo te estás haciendo en tonto?”.

¡Toc, toc! De repente se escuchó un golpe en la puerta del baño, interrumpiendo a los dos que se estaban besando profundamente.

Los dos que estaban besándose apasionadamente se separaron de inmediato como si hubieran sentido una descarga eléctrica.

-Ah…- Amelia se sonrojó debido al deseo sexual que había sentido antes. Sus manos se apoyaron sin fuerzas en el cuerpo de Max. Un par de hermosos ojos miraron con insatisfacción al hombre impactado frente a ella. Sin embargo, cuando sus ojos se posaron en sus labios más rojos e hinchados, finalmente, no pudo evitar reír a carcajadas, -¡Ja, ja, Max, abre la puerta!-

Ella sabía que Serena estaba llamando a la puerta. Ahora mismo estaba muy orgullosa, porque había dejado sus marcas en Max, ¡y ya era imposible que Serena se lo robara! ¡Ella solo quería ponerla furiosa!

La punta de su lengua lamió la comisura de su boca, Max sacudió la cabeza un poco molesto, sabía que las comisuras de su boca ya estaban rojas sin mirarse al espejo, ¡porque las comisuras de los labios de Amelia estaban rojas! Bueno, de todos modos él no quería tener nada que ver con Serena, esperaba que ella se diera por vencida viendo su pinta, así podría mantener la armonía entre ellos.

¡Pero, Dios mío! ¡El descontrol por los sentimientos estaba poniéndolo en una situación muy difícil! ¡Sus palpitaciones estaban muy aceleradas!

-Amelia, lo siento, yo...- Quiso explicar Max, pero no sabía cómo explicarlo.

-¡Chss! ¡Abre la puerta, Serena estará ansiosa de haber esperado tanto!- Amelia abrió la puerta, pero no dejó los brazos de Max. Miró a Serena como si estuviera anunciando algo con esa postura, y luego sonrió, -Serena, ¿quieres usar el baño? ¡Max y yo salimos ahora mismo!-

Serena solo le echó un vistazo, y sus ojos se volvieron más fríos, -Veo que realmente tenéis gustos muy especiales. Si tenéis algo que decir lo podéis hacer en el salón, pero no, habéis elegido esconderos en el baño para hacerlo.-

-¡Oh! ¡Sí! Gracias por recordárnoslo, Serena. ¡Venga Max, salgamos para dejar el baño a Serena!- Amelia miró a Serena triunfalmente. Su arrogante postura provocó que la expresión de Serena fuera más disgustada.

Max suspiró débilmente. No estaba avergonzado porque Serena los había pillado en un momento así, solo se sentía un poco culpable, -¡Serena, puedes usar el baño, Amelia y yo vamos a salir!-

Los dos pasaron por el costado de Serena , y esta cerró los ojos para cubrir la ira en sus ojos.

Después de salir, Max se sentó en el sofá a un lado sin mirar a Amelia. Estaba demasiado impresionado porque besó a Amelia.

Por su lado, Amelia lo miró en secreto, su rostro estaba enrojecido. Al ver la boca hinchada de Max, Amelia no pudo evitar querer reír a carcajadas, realmente le costaba mucho aguantarse las risas.

Max arqueó las cejas con molestia. Siempre se quedaba hecho un lío cuando se trataba de Amelia.

Sin embargo, Amelia, que estaba sentada en el sofá de enfrente, no se sentía avergonzada para nada, incluso se estaba riendo. Por lo que Max estaba aún más molesto. Sentía que estaba haciendo el incesto. ¡Bueno! Aunque Amelia no era su hermana de sangre, él la vio crecer desde pequeña, ¡todavía se sentía como un incesto!

Serena se acercó con un pequeño espejo en la mano y se lo entregó a Max, -¡Mírate!-

Max estaba desconcertado, tomó el pequeño espejo y, de repente, sonó una maldición, -¡Maldita sea!-

Se quedó atolondrado mirando fijamente sus labios rojos e hinchados en el espejo, inesperadamente estaban más que hinchados. Maldita seductora, qué fuerte le había mordido.

-Max, ¿estás bien?- Amelia se rio burlonamente. Sabía que Max se enfadaría, después de todo, las comisuras de su boca estaban muy hinchadas.

-¡Amelia, lo hiciste a propósito!- El tono era un poco bajo y deprimido. Max estaba realmente avergonzado esa vez.

Los ojos de Serena estaban fríos, y Amelia sonrió feliz, -Sí, Max, lo hice a propósito. Quiero dejarte claro que eres mía, ¡para que otras zorras sepan que no pueden acercarte!-

El rostro de Serena se oscureció de inmediato cuando lo escuchó, -Amelia, no te he visto en cinco años, ¡no esperaba que sigues siendo tan arrogante!-

Amelia suspiró, -¡Oh! Serena, tú sigues siendo tan genial como antes, tan genial que provocas miedo a la gente. Pero es mejor que sonrías un poco, de lo contrario, ¿cómo se atrevería un hombre a acercarte?-

Max no esperaba que, al encontrarse de nuevo, las dos mujeres aún se trataban de la misma forma que antes. En el pasado siempre discutían cuando se encontraban, así que las detuvo de inmediato, -¡Bajad la voz, Alexia está durmiendo!-

-Es verdad, Serena, baja la voz, Alexia está durmiendo, ¡no la molestemos!- Los ojos de Amelia estaban llenos de alegría. Tal vez no se había dado cuenta de que su sonrisa era muy inocente y feliz.

Las cejas levemente fruncidas de Serena se aliviaron, pero seguían transmitiendo frialdad, luego dijo con calma, -Max, vete primero. Ya que Amelia está dispuesta a quedarse a cuidar de mi hermana, puedes regresar a descansar, después de todo, ¡llevas un día cansado!-

“Qué malvada mujer”, Amelia maldijo en su mente. Para evitar que se quedara con Max, se atrevió a dejarlo ir. Entonces pensó un momento, -Serena, ¿por qué no vuelves tú? Max y yo nos quedaremos aquí para cuidarla. Tú vuelve a descansar. Mañana tú y Max cuidaréis de Alexia, porque entonces Max y yo podemos regresar a casa a ver a nuestros padres. ¿Qué dices, Max?-

Max se sorprendió y asintío sin razón, -Sí, parece que no he regresado a casa por mucho tiempo, ¡es hora de volver!-

***

Durmió sin despertarse hasta el amanecer. Cuando Oscar despertó de su sueño, vio a la mujer acostada a su lado, sus largas pestañas dejaban una sombra. Oscar no pudo evitar besar su frente agachando la cabeza.

Laura en sueños frunció el ceño, no se había despertado. Había pasado mucho tiempo que no había dormido tan tranquilamente. Buscando un abrazo cálido, se apoyó hacia ese lado, se recostó en sus brazos y encontró una posición cómoda para seguir durmiendo tranquilamente.

Los labios de Oscar mostraban una sonrisa feliz y afligido. Sus afectuosos ojos negros estaban llenos de ternura y tristeza.

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