El hombre con la máscara de zorro romance Capítulo 162

-¡Oscar, vete!- gritó. Ya estaba triste y comenzó a limpiar su apartamento, tratando de aliviarle la tristeza con su trabajo.

No dijo nada durante un rato ni salir, observando cómo limpiaba la casa.

Pero ella siguió trabajando, lo que hizo que se preocupara por su cuerpo. La vio entrar en el dormitorio, recogiendo tanto las sábanas como las mantas y la siguió.

-¡No puedes hacerlo ahora! Ven conmigo.- dijo. Se adelantó, le enganchó la cintura una vez más y se llevó directamente, abrazándola.

-Oscar, ¿qué estás haciendo?-

-¡Te voy a llevar a nuestra propia casa!- dijo con voz profunda.

-¡No lo quiero!- continuaba rechazándolo porque estuvo tan enfadada que solo quiso gritarle -¡Oscar, te odio! ¡Suéltame!-

-¿Qué has dicho?- preguntó. La soltó inmediatamente después de que ella gritara, con la cara tan sombría que daba miedo.

Por un momento, el ambiente fue un poco inquietante. Se limitó a sentir que su mirada terrible apretada sobre ella, haciendo que se pusiera rígida.

Laura no dijo nada y dio un paso atrás, limitándose a soltar una fría sonrisa, -¡Vete!-

Oscar dio un paso adelante y le agarró la muñeca blanca a Laura, apretándola con fuerza mientras decía con voz indiferente, -¡De verdad! Realmente te importa Felix tanto!-

El rostro hermoso de Oscar ya se había distorsionado por los celos. Apretó los dientes y le agarró la esbelta muñeca a Laura con más fuerza.

Laura se mordió el labio inferior, soportando el agudo dolor que provenía de su muñeca. ¡Su mano estaba a punto de ser aplastada por él!

Laura miró a Oscar con rabia con los ojos como los cristales ya llenos de lágrimas, -¡Bastardo! ¿por qué siempre ni me crees? En tu corazón, soy una mujer frívola, ¿no? Te odio.-

Una línea de lágrimas rodaron por la cara de Laura como las perlas rotas.

Restauró la cordura, de golpe, por sus lágrimas. Con un repentino suspiro, la rodeó con sus brazos y la llevó directamente a su cama, colocándola sobre ella. Mientras se inclinaba sobre ella, rodeándola con sus brazos, enterrando su cara en el pliegue de su cuello y suspirando, -¡Lo siento! Es que tengo miedo de que me dejaras.-

¿Qué había dicho?

¿Oscar tendría miedo?

Una hilera de lágrimas frías y agrias se deslizó por su bello e impecable rostro pasando por sus orejas. Teniendo un sabor salado, sabía que eran las lágrimas tristes de Laura. Limpió sus marcas de lágrimas con sus dedos y sus movimientos se puso suaves. Pero cuanto más lo hacía, más lloraba ella.

Todo era un caos. Oscar no podía recordar tanto lo furioso como lo celoso que estaba antes, ni sabía cómo perdió la cabeza. En este momento, Oscar solo quería tomar en sus brazos a la mujer llorada frente a él, besando sus tristes manchas de lágrimas y dejando que su cuerpo y su mente le pertenecieran.

La besó suavemente.

En ese momento, Laura estaba cansada de llorar con la conciencia mareada, apoyándose con impotencia en los robustos brazos de Oscar y sollozando en voz baja.

-¡Lo siento! ¡Deja de llorar! Me equivoqué, todo es culpa mía.- finalmente hizo compromisos por sus lágrimas. Nunca él había pedido perdón a nadie, pero en todo el tiempo que había pasado con ella, ¡parecía que no había hecho más que disculparse!

Al escuchar sus disculpas, sus lágrimas se rompieron de inmediato, -De hecho, ¡fue mi culpa!-

Sollozó en un susurro, -De verdad... soy yo quien no tuvo en cuenta tus sentimientos... lo que es mi culpa. Pero me tratas con una actitud tan mala. Dijiste que me mimarías, al contrario, tú fuiste malo conmigo... -

¿Eran todas las mujeres enamoradas tan poco razonables?

Ella se frotó las lágrimas por toda la camisa de él y luego volvió a susurrar, -¡Lo siento, hoy ha sido culpa mía!-

Olfateó, con los ojos desbordados de sonrisas, abrazándola con fuerza. Aunque pensó que solo era una mujercita que quería ser mimada y deseaba que él la adulase, no pudo resistirse a decir, -¡No más abrazas a ningún hombre!-

-¡Vale!- respondió con voz baja, enterrando la cara en su pecho, sin atreverse a mirarle porque saber que ella estaba un poco irracional.

-¡Mírame a los ojos y respóndeme!- le levantó la barbilla para hacerla mirarle a los ojos, -¡Prométeme!-

Respondió con las lágrimas que brillaron en sus grandes ojos en su carita, -¡No voy a hacerlo más!-

-¿Qué no vas a hacer?-

-¡No volveré a abrazar a otro hombre!- dijo.

Soltó una carcajada, con una sonrisa inusualmente amplia. -¡Laura, gracias! Y prometo que no abrazaré a más mujeres.-

En cambio, estaba un poco avergonzada, -Cuando me encontré con Felix hoy, me contó sobre su aventura con Señorita Sancho. Oscar, Felix es realmente miserable.-

Le contó a Oscar la historia que Felix le dijo y luego observó cómo sus cejas se frunció mientras añadía, -Fue solo un abrazo reconfortante que no significó nada. Pero si no te gusta, ni siquiera lo haré de nuevo. ¡Te prometo y no te preocupes!-

-¡No pensé que las cosas fueran así!- Oscar no pudo evitar suspirar. No imaginó que Alexia se casara así. Ahora solo deseaba que ella mejorara y él, nunca más, se sintiera culpable por ella.

-De todos modos, ¡sigo pensando que te quiere demasiado! Pero además, ¡creo que ella también quiere a Felix!- Laura pensó por un momento y decidió pararlo, -¿Sabes? Felix nos dio la felicitación.-

-¡Imposible! No sabes lo provocativos que eran su mirada cuando le abrazabas!-

-¡Probablemente fue un broma!- ella dijo.

-¡No hables por él!- declaró de forma dominante, -De todos modos, ¡no me gusta!-

-¿Estás seguro de que la razón por la que no te gusta Felix es solo por mí?-

-Entonces, ¿por quién?-

-¡Por Señorita Sancho!-

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