El hombre con la máscara de zorro romance Capítulo 167

Todo el mundo miró hacia la puerta, Ernesto también, y en ese instante Oscar salió pitando, su rapidez dejaba un deslumbro ante los ojos de la gente, levantó su pierna y tiró de una patada la pistola de Ernesto, Max de un salto la cogió, seguidamente Oscar levantó un brazo y pegó un puñetazo en la cara de Ernesto, y con el otro brazo llevó a Laura entre sus brazos.

Todo el proceso lo hizo de una, cuando Ernesto reaccionó, si nariz y su boca estaba sangrando.

-Disculpad, no lo he dicho en serio, era broma, ¿cómo habéis podido creéroslo?- dijo Max con tono burlón parpadeando sus ojos encantadores, miró a la pistola que tenía en mano y siguió, -Ernesto, no sé si esta pistola es de verdad o no, ¿le pego un tiro a tu barriga y lo comprobamos?-

-¡No, no dispares!- gritó Sandra, -¡Es de verdad!-

-Cariño, ¡ya pasó!- Oscar consolaba cariñosamente a Laura.

Ella estaba apoyada entre sus brazos, se dio la vuelta y colgó sus brazos sobre su cuello, escondió su cara en su pecho y dijo a lo bajo, -Oscar, vámonos a casa, ¿vale?-

-¡Vale! ¡Vámonos a casa!- Él daba palmadas sobre su espalda. -Ya está, ¡estoy yo!-

-¿Laura está bien?- Natalie estaba muy asustada.

Laura estaba apoyada entre los brazos de Oscar, no quería hablar y asintió con la cabeza.

Ernesto y Sandra bajaron los humos y estaban callados. En aquel momento alzó la voz Tomás, -Oscar, el Señor Ernesto y la Señora Sandra solo estaban preocupados por Zarina, espero que podáis comprenderlos. Laura está bien, marchaos primero si queréis.-

Teresa no había hablado hasta entonces, pero su mirada no se separó de Sandra, finalmente no pudo aguantar y se acercó.

-Señora Sandra, ¿de verdad eres la Señora Sandra? Me he dado cuenta que eres la madre más cruel de este mundo. Mira qué gracioso, te das igual la vida de tu propia hija. Eres el ejemplo de las madrastras, ¿debería hacerte una estatua de bronce y montar un templo para rezarte? ¿Para que toda la ciudad te contemple y que todos sepan que eres la madrastra más grandiosa y generosa del mundo?

La cara de Sandra empalideció en un instante, agachó la cabeza y la levantó de nuevo rápidamente, -¡No sé de qué estás hablando!-

Teresa hizo muecas, -Claro, una mujer como tú solo sabe hacerse la tonta y actuar, y por dinero abandonar a sus propios hijos y después casarse con otro hombre rico. ¡Qué inteligente!¿no?

Laura levantó la cabeza rápidamente y dolorida gritó por lo bajo, -¡Teresa, basta, por favor!-

Pero Teresa no quería seguir, -Laura, ¿por qué no me dejas decirlo? Llevo aguantándola muchos años, hoy le voy a revelarla. Mirad bien todo, esta mujer, Sandra Cicerón, es la madre biológica de Laura, si no habíamos visto mal, antes había pedido a Ernesto que apuntara con la pistola a Laura, quería intercambiar su propia hija por la hijastra.-

“¿Madre biológica?” pensó Oscar.

Él estaba aturdido. “Eso ya lo explicaba todo, por eso Laura estaba tan pálida y se veía tan triste, ¡su madre biológica era Sandra Cicerón!” pensó él.

La persona que tenía entre sus brazos estaba temblando, Oscar la abrazó con fuerza, ella, ¡era muy fuerte!

-Madre mía… ¡Cómo puede haber una madre así!-

-Cierto, mira que es raro, ¡decirle a su marido que apunte con la pistola a su propia hija!-

-Si no quiere ni a su propia hija, cómo va a querer a su hijastra. ¡Qué chiste!-

-Teresa, ¡por favor no sigas!- para Laura, aquella mujer ya era una desconocida.

Teresa estaba tan furiosa, que no había visto lo pálida que estaba Laura y siguió, -Laura, cómo puedes ser tan buena, esta mujer no tiene merece ser tu madre, pero quiero que sepa que, ¡no es ni humana! ¡Quiero que todo el mundo sepa que no merece ser madre!-

Ernesto tenía mala expresión, miró a Teresa, su rostro mostraba frialdad, crueldad y tiranía, -¡Cállate!-

-¿Qué me calle?- Teresa hizo muecas, -Si no fuera por Zarina, ¿tú te crees que yo iba a venir a esta celebración? ¿Te crees que me gusta que seamos familia? Menos mal que Zarina no como vosotros, sino, ¡no sería mi cuñada ni en sueños! De verdad lo dudo, ¿vosotros dos sois humanos? Tú tienes muy claro que Laura es hija de Sandra, y aun así pretendes no saberlo. ¿Vuestra conciencia se la comió el perro o qué?-

Sandra estaba callada.

Teresa se enfadaba más a medida que iba hablando, -Mirad todos. Papá, mamá, yo no estoy de acuerdo con que mi hermano se case con Zarina, no es por ella, sino por sus padres, ¡Son tan crueles!-

-Teresa, ¿por favor puedes dejarlo ya?- Laura no quería que esas cosas derrumbaran su corazón, a pesar de que hace tiempo que se volvió fuerte, ya no le importaba, pero a la hora de escucharlo, su corazón se derrumbaba como si algo lo aplastara, incluso le dolía hasta al respirar.-

-Laura, ¡vámonos a casa!- Oscar cogió a Laura en brazos, miró a Natalie y después le dijo a Max, -Lleva a Natalie a casa, asegúrate de que llegue sana y salva.-

Oscar y Laura se fueron.

Pero Ernesto y Sandra se convirtieron en un cotilleo para la gente. Tomás estaba más confuso que nadie.

“¡Sandra es la madre biológica de Laura!” pensó él.

-Señor Ernesto, ¡vuelvan a casa también!- Max jugaba con la pistola. -¡Tu hija volverá a casa!-

Natalie también habló, -Señor Ernesto, Señora Sandra, Zarina volverá sana y salva, ¡no os preocupéis!-

Ella sentía asombro en ese momento, ¡parece que ya entendía por qué Umberto había hecho eso! Natalie se dio la vuelta y preguntó a Tomás, -¿Te ha amenazado verdad?-

Tomás se quedó perplejo por un segundo y sacó el móvil, se lo pasó a Natalie, -Esto es la grabación de antes, ¡puedes escucharlo!-

Natalie lo cogió, sonaba la voz apagada de Unberto, -Tomás, ¡tengo a Zarina en mis mano!.-

-¿Qué quieres? ¿Quién eres?- era la voz de Tomás.

-¡No importa quién sea! ¡Lo importante es que no puedes casarte con Zarina!-

-¿Qué es lo que quieres? ¡No le hagas daño!-

-¡Quiero que te cases con Natalie! Ella te ha estado queriendo durante muchos años, ¡nunca se ha olvidado de ti! ¡Quiero que le pidas matrimonio a Natalie ante todos!

-¿Si le pido matrimonio soltarás a Zarina?-

-Después de que os caséis. ¡Después de que os caséis, soltaré a Zarina! Haz lo que te he dicho, cásate ahora mismo con Natalie, ¿tú no la querías? Ahora mismo, ya, sino, no pienses que Zarina vuelva con vida!-

-¡Vale! ¡Lo haré!-

La grabación dejó a Natalie totalmente desconcertada, no reaccionó hasta después de un rato. -Tomás, lo siento, haré que suelte a tu novia, ¡viva y sana!-

Tomás miraba a Natalie, -¿Él es aquel hombre?-

Natalie asintió con la cabeza, -Tomás, ¡todo esto es un malentendido!-

Nada más acabar, se dirigió enseguida hacia Max y Amelia. -¿Podéis llevarme a casa primero por favor?-

Ernesto y Sandra sin la pistola ya no podían amenazar, no le quedaron otra que volver y pensar con tiempo…

En la Villa Nº15.

Después de volver, Laura dijo que quería estar sola, no quería que estuviese con Oscar.

Pero Oscar estaba preocupado, él la veía sentada en el sofá de la habitación, mirando hacia el cielo aturdida a través de la ventana. En es momento, ya era de noche.

El rostro de Laura estaba un poco pálido, sus labios formaban una sonrisa miserable.

Ella nunca olvidará que abandonó a su hermano y a ella, nunca olvidará que dejó que Ernesto le apuntara con la pistola por Zarina. ¡Pues sí que era una buena madrastra! ¡Pero no sabía por qué le trataba así!

Finalmente, Oscar entró, no se acercó a ella, solo la miraba de lejos. Ella fruncía el ceño, entre su entrecejo aún se veía tristeza.

La noche de niebla inundaba también su corazón herido, sobre su bello rostro no había lágrimas, pero se le veía tan frágil y delicada, que daban ganas de protegerla.

Oscar sabía cómo se sentía ella ahora. Su madre biológica era Sandra, eso era demasiado sorprendente, casi increíble, ¡no se imaginaba que Sandra le dejara a Ernesto hacer eso!

Además, la familia Maroto tenía mucho dinero, con ese dinero podrían curar al hermano de Laura, pero cómo pudo Sandra mandarla a hacer un embarazo sustituto, cuando él se acostó con ella, solo tenían diecisiete años, a esa edad, ¿cómo lo soportó ella sola?

Oscar estaba muy arrepentido, recordó aquella noche cuando se burlaba de ella, la noche en la que su hermano falleció, recordó también el día en que le quitaron el bebé recién nacido, estaba muy arrepentido…

¡Qué había hecho!

¿Cuánto había tenido que soportar Laura? ¿Por cuánto sufrimiento había tenido que pasar?

Recordando cuando Sandra dijo que Laura era una ficha, Oscar podía sentir que le corazón de Laura se había roto en pedazos. Su sonrisa se vería tan ligera, pero detrás de la sonrisa había un daño muy pesado. Era una sonrisa dolorosa, vacía y desesperada.

-¡Estoy bien, ya puedes soltarme!- En seguida volvió a la normalidad. Durante estos años, ha pasado por demasiadas cosas, las cosas pequeñas ya no le afectaban.

La mirada de Oscar se quedó en su cara, en sus ojos, su corazón sentía dolor, molesto miraba la sonrisa de sus labios. -No me gusta mucho que escondas tus sentimientos ante mí, ¡quiero que seas tú! No te obligues a reír, ¡me matas así!-

Él sabía que ella estaba fingiendo la sonrisa. Quizás no quería que se preocupara, pero con el tarto de su madre, ¿cómo no iba a estar furiosa? ¿Cómo no iba a estar triste? Nada más pensar en la forma en que Sandra la trataba, Oscar apretaba los puños. “¡Joder! ¡Cuánto habrá soportado Laura!” pensó.

Su mirada era tan penetrante, que podía ver lo que pensaba ella.

-Oscar, ¡en verdad estoy muy dolorida! Quiero llorar, quiero reír, ¡no sé qué hacer!- las lágrimas cayeron lentamente después de haber estado tanto tiempo bajo depresión, Laura estaba abrazada en el hombro de Oscar y empezó a llorar, -Vas a ser mi pariente de por vida, mi familia para toda la vida, nunca me hagas daño, ¿vale?-

-Tonta, si yo no te mimo, ¿quién te mima?- suspiró por lo bajo y la abrazó con más fuerza, puede que llorar fuera lo mejor.

-Pero sigo sin poder pretender que ha muerto, ¿qué puedo hacer?- Laura bajo sufrimiento, abrazó a Oscar, queriendo coger fuerzas de él.

-Cariño, ¡dejemos que fluya! Dejemos de pensar en ella, ¡tenemos que ser felices!-

-¡Sí! ¡Papá dijo de ser feliz! Tengo dos padres, a lo mejor es porque nuestra madre no nos amaba, por eso tengo un padre que me ama tanto, y ahora tengo a papá Umberto, ¡soy muy feliz! ¡También te tengo a ti y los bebés!-

Él la cogió de brazos y la llevó a la cama. -Después de haber llorado, duerme. ¡Todo irá bien!-

Oscar estiró la manta y se taparon.

Apagó la luz, sus grandes manos la tenía abrazada con fuerza entre sus brazos, le daba palmaditas suaves en la espalda. No tenía otra intención, solo quería abrazarla y darle fuerzas.

Pero, al final notó sus lágrimas, tan ardientes, que mojaban su camisa. Eso le hizo sentirse mal. “¡Llora, llora, llorando te sentirás mejor!” pensó él.

Después de un rato, dejó de llorar.

Y él, seguía abrazándola y dándole palmaditas en su espalda. Sus lágrimas empaparon una gran parte de su camisa, ella entre sollozos dijo, -¡Lo siento, he mojado tu camisa!-

-No te preocupes, este lugar es solo para ti. ¡No importa lo que hagas!-

-¿Está frío?- mientras le preguntaba le iba desabrochando los botones, -¡Quítate esto!-

Ella lo dijo sin intención, pero Oscar cogió su mano y la detuvo, -Laura, ¡no los desabroches!-

-Pero no puedes llevas una camisa mojada. ¡La he ensuciado! ¡No estarás a gusto con eso!- desabrochó otro botón, su mano tocaba sin querer su piel ardiente, en seguida jadeó.

Laura no se dio cuenta, le quitó directamente su camisa, la dejó al lado de la cama, después se volvió a girar y de nuevo apoyó su cabeza sobre su pecho. -No voy a llorar más, me duelen los ojos de tanto llorar, no estoy a gusto.-

Su cuerpo blandito llevaba una fragancia, y su cara sobre su pecho… Oscar no podía contener sus emociones, con su voz áspera dijo, -Cariño, ¡acabas de pasarte de raya!-

-¿Qué?- Ella preguntó confusa.

-¡Estoy triste, muy triste!- Su expresión era complicada, -¡Quiero tenerte a ti!

Sus palabras la enrojecieron, súbitamente se movió hacia atrás, queriendo apartar la distancia, pero él había agarrado su mano, estiró su mano para que tocara dónde estaba su deseo.

-¡Ay!- Estaba completamente sonrojada.

Por otro lado, él respiraba profundamente, soltó su mano y dijo, -No pasa nada, ¡puedo aguantarme!-

De repente se emocionó, últimamente se estaba portando bien, todas las noches tenía que pasar por los mismo cuando la abrazaba, pero siempre se agunataba.

Estaba conmovida por su paciencia, y también estaba sorprendida por su aire grandioso de hoy, de repente había recordado aquel momento de gloria en el que la salvó, y si no fuera porque en aquel momento estaba tan triste, ¡incluso habría gritado de alegría!

Estiró su brazo, acarició su bello y marcado rostro,, el corazón le temblaba, -Oscar, ¿desde cuándo te enamoraste de mí?-

Él quedó aturdido y pensó un momento. -Desde que supe que Iker no era tu hijo. En aquel momento estaba asombrado, pensé que eras alguien con bondad, y quise conocerte a fondo. Después me di cuenta que de verdad eras muy buena chica, y así era, ¡no me equivoqué!-

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