Una cara madura de un hombre de treinta años, tenía la frialdad y la sensatez tras haber pasado por tormentas, su rostro marcado y bello, bajo sus cejas oscuras, había unos ojos con una mirada tan profunda, sus labios levemente apretados se veían ligeramente curvados hacia abajo, esta fuerte impresión le causaba un poco de inseguridad a Ernesto.
-¡Suéltala!- repitió Oscar, pero su mirada apuntaba a Max, con tal solo una mirada, Max ya sabía qué hacer, seguidamente dijo, -Ernesto, suelta a Laura, ya que sabes quién tiene a Zarina, para qué involucras a Laura? ¡Esto solo complican las cosas!-
Por orgullo propio, a Ernesto le tembló la mano que tenía la pistola, pero aún seguía apuntando a la cabeza de Laura. Él estaba dudando, pensando.
Max dijo de nuevo, -Ernesto, si sigues así, me temo que el Grupo Rasgado…-
No acabó la frase, pero lo había dejado claro, ofender al Grupo Rasgado… ¿A caso la Familia Maroto no quería seguir haciendo los negocios?
En cambio Sandra negaba con la cabeza y le decía a Ernesto, -¡No! ¡No la puedes soltar! ¡Umberto es capaz de hacer cualquier cosa! ¡Laura será nuestra ficha!-
Laura al escuchar eso, la cara se puso más pálida, dentro de su dolor habían otros sentimientos mezclados…
Oscar lanzó una mirada penetrante a Sandra, ella tembló de miedo y se escondía detrás de Ernesto, -¡Señor, volvamos rápido! ¡Llevemos a Laura a cambio de Zarina! ¡Si Zarina no vuelve, no la podemos soltar!-
-Señora Maroto, ¿se cree que así se podrás llevar a Laura?- La cara firme y el rostro bello de Oscar desprendía un aire temeroso, el cual dejaba a los otros callados.
Avanzó un paso.
-¡No te acerques!- Ernesto de repente gritó por nervio.
-¿De qué temes Ernesto? ¡Si no tengo ningún arma en las manos!-
-¡Oscar Rasgado! ¡Un paso más y disparo! ¡A muy malas morimos juntos!
Oscar en este momento tenía el puño apretado y pegado a su cuerpo, aguantando su enfado, sonrió fríamente, -Ernesto Maroto, ¿de verdad piensas estar contra a mi?-
Sandra se veía desconcertada y no pronunciaba ninguna palabra.
El puño de Laura temblaba ligeramente, levantó la barbilla, aunque su cuerpo no estuviera muy sano, pero en este momento, siendo apuntada por una pistola, no tenía miedo.
Pero al verla así, a Oscar sentía que la inseguridad lo rodeaba, la cara de Laura no era la habitual, él se creía que era porque ella estaba asustada.
Oscar miró de reojo a Max, sus miradas coincidieron, tenían una conexión mutua para entenderse.
-Ernesto, vale, te dejo que te marches, pero por lo mínimo que le pase Laura, ¡toda tu familia Maroto desaparecerá!- Oscar con sus ojos penetrantes atravesaba a Ernesto, lo cual dejó a Ernesto perplejo.
En ese mismo momento, gritó Max, -¡Mirad! ¡Zarina ha vuelto!-
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: El hombre con la máscara de zorro