-¡Oscar, yo puedo andar mi misma!-
¡Qué vergonzosa la postura suya! Las piernas fueron separadas por él y rodeaban su cintura. Y él, las manos sostenían sus caderas. Ella solo podía estrechar su cuello para evitar que se cayera.
-Quiero sostenerte.- Le contestó, pero los ojos fervorosos llevaban una tristeza imperceptible.
Preocupada, le preguntó en voz baja, -¿Te ha pasado algo?-
La puso en la cama. El cuerpo de la chica sumergió en la blandura, y él, cubrió sobre ella, murmurando, -Quiero poseerte, ¡lo quiero mucho!
Sus respiraciones estaban tan cerca de ella, que le provocó los cosquilleos.
-Pero, anoche... - arrugó el entrecejo con la cara colorada.
Oscar la acarició el cuello con la cabeza, los labios tocando su piel, -Tengo miedo...-
-¿Qué? -Parecía que no lo oyó bien, volvió a preguntar, -¿Qué has dicho?-
-Nada.-
“ Su comportamiento no es como el de costumbre, ¿qué le ha pasado? ” ella pensó.
Estaba en duda. Cuando volvió a verle, se dio cuanta de que el rostro se hallaba frente a ella, ¡menos de 5 cm! Oscar se fijaba en ella tranquilamente con los ojos oscuros y brillantes. Luego, en el instante de suspensión, los alientos llegaron hasta ella, y la cual no podía evitarle jamás.
Su beso cayó en ella, tan apresurado y rápido, tan autoritario y suave, que hizo a ella que no aguantara entregarse.
-¡Qué guapa! Mi amor. -Él comenzó a moverse sutil y regularmente, y la voz se volvió ronca y seductora.
En cuanto su cara se le acercó, ella cerró los ojos inmediatamente, y se puso sonroja como un tomate. ¡Tan vergonzosa como una virgen!
En un chalé de La Ciudad Verde.
El adornamiento suntuoso resaltaba el salón lujoso, donde ahora estaba llena de iluminación.
En el sofá, sentado un hombre que tomaba un puro, parecía que se quedaba esperando a alguien. Él espiraba los anillos de humo elegantemente, y el salón iba repletando del sabor tenue del puro.
El hombre tenía los hombros anchos y los brazos fuertes, se podía ver que contaba con una buena figura.
-Señor, ¿en qué puedo ayudarle? -Vino la sirvienta, le preguntó atentamente.
Dio una chupada al cigarro, le pasó un sobre, en que parecía contener mucho dinero, -Daniella, mañana es Navidad. Te doy tres días de vacaciones, y espérame la llamada. Ahora puedes salir.
-Bueno, gracias. -Tomó el sobre y se fue.
El hombre echó una mirada al reloj, frunció el ceño, y siguió fumando.
Casi una media hora después, un taxi paró en la puerta del chalé. Una mujer que llevaba un sombrero y gafas de sol miró alrededor, luego dijo al taxista indiferentemente, -Vete.-
-Bueno.-
Volvió a mirar en torno suyo, entró en el chalé después de determinar que nadie la vio.
Al ver que la mujer entró, el hombre sentado en el sofá le mostró una sonrisa. La mujer se quitó el sombrero y las gafas, emergió el pelo largo. Un perfume fresca llegó hasta él de inmediato. La mujer contaba con una cara atractiva y hermosa, aunque su expresión era indiferente.
-Has llegado tarde.- Le dijo en voz baja.
La mujer se quitó el abrigo con cuello de piel. Ella era alta y atractiva físicamente. Las piernas largas fueron envueltas por las medias negras, que se mostraban especialmente sensuales.
El pelo largo y bonito describía los arcos maravillosos tranquilamente en el aire a medida que andaba, la cual era tan elegante como una modelo.
La mujer se le acercó y se sentó frente al hombre. Extendió perezosamente su cuerpo fascinante. Las piernas estaban cruzadas levemente.
-¿Cuándo tiempo quieres durar?- Le preguntó la mujer temblando.
-Tres días enteros.- Los ojos oscuros se traslucieron algo significativo. -llevo un largo tiempo sin hacer amor.-
Le dio una sonrisa, -Bueno, de acuerdo. Te prometo cumplir lo que quieres, pero tienes que ayudarme.-
El hombre mantenía la sonrisa, pero sus palabras ocultaban algo sombrío, -Por supuesto, un intercambio justo.
-Nunca me he enterado de que mi cuerpo es tan cautivador que te atrae tanto. Ya han pasado seis años, Alonzo. Nunca te han faltado las mujeres que te complazcan, ¿no? ¿Por qué?- Ella se llevó un dedo delgado al pecho del hombre. En la voz dulce y fría existían la duda y la confusión evasiva.
-Esto es lo que quieres, ¿no? Que ejerces sobre los hombres la fascinación y muestras tu propio encanto.-
Los alientos calurosos se sentían en la oreja, que hizo vibrar el cuerpo sensible de la mujer.
Los labios rojos sensuales se doblaron arriba ligeramente. Ella sabía claramente que no había ningún hombre podía rechazar su encanto, salvo Max Villacrés.
Las manos seguían desabotonando uno a uno a lo largo del cuello abierto sobre el pecho del hombre, hasta que se expusieron todos los músculos fuertes y sensuales.
***
Cuando Oscar se despertó, ya había caído la noche.
¡Qué cansada estaba Laura después de llevar tanto tiempo haciendo amor con él!
Él fijó la vista en ella, y podía ver vagamente su contorno tranquilo y cara exhausta en la oscuridad. Pero sus ojos mezclaban un poco de tristeza. A pesar de que ellos se habían conocido en profundidad cuerpo a cuerpo, él se sentía nervioso.
“Tengo que celebrar nuestra boda cuanto antes. ” Pensó.
La chica dormida no vio su expresión de este momento ni sabía lo que estaba sufriendo.
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