Oscar bajó la cabeza mirándola, luego se inclinó a besarla en la frente. El perfume de la chica llegó a él, excitando sus sentidos.
Se quedaba mirándola, hasta que ella se despertó con sueño completo.
Ya era la una de la mañana.
Laura abrió los ojos lentamente, los cuales eran tan claros como el manantial cristalino, donde flotaban las ondas delicadas. Las pestañas densas como las alas hermosas y finas de la mariposa estaban temblando levemente a medida que respiraba. Cuando se despertó, el rostro guapo entró en su vista, luego notó que sus ojos cariñosos se quedaban fijándose en ella.
Parecía que se asustó, y le subió el rubor inmediatamente, -¿Por qué no duermes?-
-Estoy mirándote.- Le respondió en voz baja.
-¿Para qué? - Le preguntó con timidez, -¿No estás cansado?-
Sin embargo, después de la pregunta, se volvió más embarazosa. ¿Cómo era posible que no estuviera cansado tras hacer tanto “deporte” ? ¿Por qué él era tan fuerte, que tenía tanta energía?
-Temo que desaparezcas.- Se le acercó de repente, le mostró una sonrisa llevada la tristeza. Su nariz casi tocó la de Laura, los dos podían sentir las respiraciones de la otra. Los alientos cálidos soplaban por la cara de la chica, -Temo que esta felicidad solo sea un sueño.-
Conmovida, en un segundo, ella se perdió y sintió el dolor de corazón. Le dijo acariciando la cara, -No me hagas broma, si me quieres, no se cambiará la felicidad. Levantémonos, ¿no tienes hambre?
-Sí.- Le contestó, y la cara guapa se volvió alegre por que el corazón fue ocupado por el sentimiento dulce gradualmente.
Estaba confusa, -Vamos.-
-Casémonos, mi amor.- Le dijo con los ojos cariñosos pero serios, luego lo dijo otra vez, -¡Casémonos!-
Laura se quedó suspensa mirando sus ojos. ¿Él estaba pidiendo la mano?
¡Pero aquí no había nada! ¿Acaso no debía preparar flores, anillo y mucho más que tenía relación con el amor para pedir el matrimonio? ¿Acaso él quería atrapar a ella con unas palabras? Parpadeó, luego se agitó la cabeza riendo sin voz. En realidad, ella también era una chica secular, que se le ocurrieron las cosas cuando mencionó el matrimonio.
Al ver que ella movía la cabeza, Oscar se volvió nervioso y perdió la confianza de repente, -¿No quieres casarte conmigo?-
Ella no dijo nada, pero entendió claramente que no le rechazaría porque ella estaba enamorada mucho de él, el padre de su hijo. Este hombre era autoritario, cariñoso, suave y responsable, ¡no le quedaba ningún motivo para rechazarle!
Sin embargo, su manera de la propuesta completamente no era romántica. Vale, aunque a ella no le importaba, contaba con la ilusión similar a la de todas las mujeres. ¡Ella quería el noviazgo!
Casarse con él sin estar enamorados, sentía lástima y aflicción.
Oscar vio que ella tardaba mucho en responderle, se volvió más nervioso, -¿Si comienzas a odiarme?-
Le preguntó él con las palabras llevaban la preocupación sin confianza ninguna en sí mismo, pero ella estalló en rio de repente, ¡qué gracioso era este hombre!
-Tonto.-
-¿Qué? -enarcó las cejas.
-Nada. ¿Quieres que esté de acuerdo con casarme contigo, señor Oscar? ¿de manera tan fácil?
Le miraba, mientras tanto, se extendía la sonrisa feliz.
Se asustó porque todavía se quedaba lerdo, -¿No quieres casarte conmigo?
-No. -Se agitó la cabeza.
-¿Pues por qué? - Empezó a desear algo, pero el temor no se desapareció.
-Cariño, ¿has visto a uno que pida la mano de este modo? ¿Si debes mostrarme la sinceridad? No tienes flores, ni anillo, ni cena con velas, ni declaraciones amorosas... y esperas que yo me case contigo fácilmente. Pienso que me falta algo... Cada vez recuerdo que me has engañado y me has hacho bromas, me siento mal... - Mientras se quejaba de él, observaba el cambio de su gesto. Creía que este hombre era más lindo.
-¿Los quieres? ¿Pues si te doy las cosas, estaré de acuerdo conmigo?- Le preguntó con mucha prisa.
Laura vaciló un rato con intención,
-Depende.-
-Mi amor.- Le llamó en voz baja, murmuró, -¿Qué debo hacer para que te case conmigo?-
-Oscar, nunca me has cortejado y yo nunca he estado enamorada como los común y corrientes. ¡No quiero casarme fácilmente!- le dijo sonriendo, -Mi papá y Nico no lo estarán de acuerdo.-
Al mencionar a Nicolás, Oscar se quedó suspenso, de pronto se volvió serio, -Laura, te daré la felicidad sin falta. Pero no me odies, pase lo que pase, ¿bueno?
-Depende, no estoy de acuerdo. En caso de que hagas algo mal con mi promesa, te odiaré.-
Las palabras significaban que ella absolutamente no podía aceptar la infidelidad de él.
Ella no se burló de él con mala intención, sino quería hacerle mimos, quería que él le consintiera para siempre. No, no se atrevía a ilusionarse con toda la vida, pero en este momento, por lo menos, ella quería que él lo hiciera.
Oscar se suspendió por la sorpresa.
La sorpresa era porque ella le aceptó la propuesta, y la suspensión era... ¿por qué ella tenía que llevar la máscara?
¡Uf!
Mirando la máscara, descubrió de repente la malicia de su mujer. Aquella máscara de zorro parecía tan irónica en este momento. Él entendió finalmente la or ación: el que a hierro mata, a hierro muere.
-¿Puedo rechazar? Mi amor.- Su tono se sonaba humilde. Le miraba con mucho cuidado, pero cuanto más le miraba, más culpable era.
¡La máscara le recordó que antes él había sido una persona mala y odiosa! ¿Cómo se le había ocurrido que hizo amor con ella llevando máscara?
¡Uf! Ahora Oscar no quería comentar nada lo que había hecho.
Volvió a echar mirada a la máscara, pero bajó la cabeza inmediatamente. ¡Que no se atrevió a mirarla! Esta le hacía recordar todo el tiempo que él fuera infame y consiguiera lo que quería a costa de cualquier cosa. Y esta también sería un borrón indecible de su vida.
Pero él se había enterado de su error de veras.
-Bueno, dímelo, ¿de qué hablamos?- Laura estaba de pie con los brazos cruzados a 3 metros de distancia de él llevando la máscara. Los ojos sonrientes se parecían mucho a los del zorro en este momento.
-La máscara no pega con el vestido de novia, mi amor. Nosotros solo tenemos una boda en la vida, déjala.- Él trató de convencerla.
Pero ella se agitó, -Recuerdo que unos diez minutos antes, un hombre de gran afecto me ha dicho que cumplirá todo lo que le pido. No lo hago hasta ahora, pero él no está de acuerdo. ¡Uf! Ahora todavía no somos matrimonio, ¡cómo es posible que preste atención a lo que le pido después de la boda! ¿Qué te parece? Vale, creo que no debo casarme con él. ¡Nada de entraño que la gente diga que prefiere confiar en el demonio que en la boca del hombre!
-Mi amor... - A Oscar le empezó a rezumar el sudor frío por la frente.
Estaba callado... Sí, de verdad, él le acabó de prometer que cumpliría lo que le pidió, pero...
Se le ocurrió algo de repente, le dijo, -Si lo haces, los demás creerán que yo me caso con una coqueta, la cual no es una buena palabra para una mujer.
-No pasa nada, y me parece bien. ¡qué atractiva! ¿no? ¡Me gusta! -Le contestó con mucha alegría. Mirando al hombre embarazoso, se inclinó por la risotada.
-Mi amor, la palabra realmente no es buena. La gente suele injuriar a los demás con esta. -Oscar no desistió de convencerla, -Yo...yo no quiero ignorar tu idea, de veras, pero...-
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