El hombre con la máscara de zorro romance Capítulo 179

Asintiendo en silencio, Oscar soltó su mano poco a poco. Las lágrimas caían, sintiendo el dolor vacío en sus brazos dijo, -¡De todos modos, el puesto de la señora Rasgado siempre estará reservado para ti!-

Laura detuvo sus pasos, ¡pero finalmente se giró para marcharse!

Esa vez, ella se convirtió otra vez en la que se escapaba en las fiestas; no obstante, lo único diferente era esa vez salió sola.

Oscar abrió los ojos en silencio, miró a la figura que se alejaba y se rio en silencio, el rostro hermoso mostraba un dolor, ¿por qué siempre la estaba haciendo daño? Quizás dejarla ir era la elección más correcta e impotente.

-¡Oscar! ¿Por qué dejaste ir a Laura?- Al ver a Laura irse, Max se acercó asombrado. De repente se dio cuenta de que las lágrimas de Oscar descendían por su rostro.

-¡Hemos roto!- Oscar se volvió con tristeza, -Max, ¡mañana iré a Nueva York para un viaje de negocios!-

-¿Por qué?- Max estaba desconcertado, le preguntó.

-¡Ella es la hija de Nicolás!- Oscar solo dejó esa frase.

-¡Dios mío!- Max se sorprendió por un momento, -¡Pero no debes culparte por ese asunto, Nicolás conducía en sentido contrario, y él era el principal responsable!-

-Pero después de todo, ha muerto por mi culpa. Si no me acerqué tanto, ¡tal vez su padre no habría perdido la vida!- Suspiró Oscar.

-¿Te vas?-

-¡No! ¡Quiero entrar a cantar!- dijo Oscar mientras abría la puerta. En ese momento Zarina y Amelia estaban cantando histéricamente la canción de amor más triste.

***

Como resultado, Oscar se unió a Zarina y Amelia, y los tres cantaron juntos la popular canción de amor triste.

-¿Dónde está Laura?- Tomás y Max hicieron un brindis antes de beber la cerveza.

Max respondió en voz alta, -¡Se ha ido!-

Debido a la repentina partida de Laura, todos sintieron aburrimiento.

Cuando regresaron, los tres hombres estaban borrachos y no podían conducir.

Amelia miró a Tomás borracho, y le dijo a Zarina, -Lleva a Tomás de vuelta, yo me encargaré de Oscar y Max, ¿Vale?-

-¡Yo llevaré a Oscar y tú lleva a Tomás!- Se negó Zarina.

-¿Realmente no quieres seguir con él?- Amelia seguía diciendo antes de que Zarina le respondió, -¡No me ocuparé de Tomás porque esa es tu misión!-

Pero como los tres hombres ya estaban borrachos completamente, las dos mujeres no pudieron sacarlos de allí cargados. Después de un buen rato, Zarina estaba jadeando y la sensación de náuseas matutinas volvió a aparecer.

-¡Bluagh!- Corrió rápidamente hacia la basura que estaba al lado de la puerta para vomitar, pero afortunadamente solo eran náuseas y no hubo vómitos.

Amelia se quedó atónita y de repente se dio cuenta, -¿Estás embarazada?-

Zarina giró la cabeza presa del pánico, luego enseguida tapó la boca de Amelia, -¡Baja la voz!-

Afortunadamente, ninguno de ellos lo escucharon.

-¿De verdad estás embarazada?- preguntó Amelia.

-¡Sí!- Zarina no lo ocultó.

Amelia asintió con la cabeza, pero su mirada era un poco extraña. Unos segundos después, dijo, -Tienes que cuidar bien a tu bebé, darlo a luz sanamente, criarlo a tu lado, contemplar cómo crece y escuchar que te llama “ mamá”, ¡seguro que se siente bien esa sensación!-

-¿Amelia?- Zarina estaba perpleja, ¿de qué estaba hablando Amelia? ¿Por qué pensaba que no iba a criarlo? Era obvio que iba a criarlo.

Amelia se rio de repente, -¡Cuando tengas el parto me avisas, iré a cuidar de ti y tu hijo!-

-¡Gracias!- Zarina se conmovió y no dijo nada, -¡Seguro que te avisaré a ti y a Laura!-

La manita de Amelia tocó la parte inferior de su abdomen y de repente dijo, -¡También me gustaría tener un bebé! ¡Me gustaría mucho!-

-¡Entonces date prisa en encontrar a un hombre con quien casarte!- dijo Zarina.

-¡Pero yo solo amo a Max!- Mientras lo decía, Amelia se dio la vuelta para mirar a Max que estaba borracho en el sofá, su mirada era un poco afligida y borrosa, -¡Pero él no me quiere!-

-¿Por qué?-

-¡Probablemente no puede aceptar eso de que crecí a su lado! ¡Dijo que se sentía como si estuviera en una relación incestuosa, aunque no somos hermanos de verdad!- respondió Amelia a Zarina con una brillante sonrisa, -Olvídalo, esperemos a que se despierten para irnos. De todos modos, no tenemos la fuerza de cargar con ninguno de ellos. ¡Vamos a charlar afuera!-

-¡Sí!-

Cuando Laura regresó sola a la casa de la familia Hurtado, Iker y Andrés se apresuraron a tirarse encima de ella.

Laura tocó los rostros de los dos niños y esbozó una sonrisa.

-Mamá, ¿dónde está el tío Oscar?- Iker era muy sensible, hacía tres días que no veía a Oscar, así que le preguntó.

-Él...- Laura vaciló, -¡Él está ocupado!-

-¿Por qué el tío no viene a vivir?- preguntó Iker de nuevo.

-Iker, estoy cansada y quiero descansar. ¿Qué tal si vas a jugar con Andrés?- Estaba demasiado cansada, agotada física y mental.

-Mamá, ¿papá te hizo enojar?- preguntó Andrés preocupado.

-¡No!- Laura intentó mostrar una sonrisa a Andrés, pero se dio cuenta de que ella no era capaz de hacerlo.

Umberto salió y se paró en las escaleras, -¡Laura, ven aquí, tengo algo que decirte!-

-¡Quiero ir de viaje sola!- dijo.

-¿A dónde quieres ir?- preguntó Umberto instintivamente, un poco sorprendido.

-¡A Hokkaido!- dijo.

-¡Le diré a Milagros que te acompañe!- Se preocupó Umberto.

***

-Quiero ir sola.- Laura no sabía qué le pasaba, solo quería salir a despejarse sola, tal vez estaba demasiado cansada y triste por dentro.

Umberto finalmente no dijo nada, solo asintió, -¡Bien!-

Tenía la intención de enviar a alguien para protegerla en privado, para que no se quedara abandonada en Hokkaido como la última vez. Quería darle felicidad, protegerla y evitar que se lastimara, pero ¿cómo podía un padre interferir demasiado en el amor de su hija? Aun así, todavía esperaba que ella y Oscar pudieran reconciliarse.

-Laura, creo que realmente has culpado mal a Oscar. Él no hizo nada en ese accidente de coche. ¡Es verdad que fue Nicolás quien bebió demasiado!- Umberto había llamado a alguien para que investigara el expediente de los archivos de la Agrupación de Tráfico. Era cierto que Nicolás condujo ilegalmente porque lo hizo estando borracho.

Laura estaba aturdida, se asustó enseguida, -Él... ¿De verdad bebió?-

Umberto asintió, -¡Sí! ¿Sabes por qué?-

-¿Por qué?-

-¡Porque Sandra quería divorciarse de él, por eso bebió! Le pedí a Milagros que investigara sus compañeros de trabajo que tenía en ese entonces, revisé los argumentos de innumerables personas, ¡y confirmé que era cierto que Nicolás bebió!-

-Entonces, ¿puedes perdonar a Oscar?- Umberto dijo.

Laura estaba atónita, pensó que él había hecho algo para provocar el accidente, ¡pensó que estaba mintiendo!

-¡Laura, Oscar no tiene ninguna culpa en ese asunto! Pero insistió en pagar el doble de la compensación. Además, ¡todos estos años ha ido a la lápida de Nicolás para colocar un ramo de flores!-

¿Un ramo de flores?

Laura se quedó atónita, se encontró con él en el cementerio ese día y le destrozó las flores con un golpe...

¡Ya no sabía cómo pensar en eso! Había una confusión enorme en su interior para asimilar esa noticia. ¿Lo culpó equivocadamente? No escuchó su explicación, resultó que ella era la persona que no confió en él todo el tiempo.

-¡Umberto! ¡Voy a salir primero!- Laura rápidamente se dio la vuelta para marcharse.

Umberto suspiró, ¿cuándo ella podría llamarlo “papá”?

Umberto tomó el teléfono y marcó el número de Oscar. Pasó mucho tiempo antes de que la voz ronca y cansada de Oscar llegara desde ese extremo, -¡Hola! ¿Umberto?-

-Chaval, ¿qué vas a hacer?-

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