El hombre con la máscara de zorro romance Capítulo 180

Oscar se sorprendió de que Umberto le llamara. Miró a su alrededor y descubrió que todavía estaba en el karaoke. Como Max y Tomás aún dormían, solo pudo decir en voz baja, -Darle un poco de tiempo y dejar que se lo piense bien. ¡Esperaré a que lo tenga todo claro en mente! ¡La esperaré hasta que me perdone!-

-¡Mañana se va a Hokkaido!- Umberto reveló esa noticia a Oscar.

-¡Yo tengo que ir a Nueva York por negocios!- dijo, pero luego de pronto se puso contento de sorpresa, -¡Gracias Umberto, ya sé lo que tengo que hacer!-

Laura salió del estudio con el rostro pálido, pero de repente vio a Iker y Andrés parados en el pasillo, las expresiones de los dos niños estaban llenas de preocupación.

Laura sintió un dolor por dentro y se culpó aún más a sí misma, se acercó apresuradamente y abrazó a los dos niños,

-¡Lo siento! ¡Me equivoqué! ¡No debería ser tan egoísta! ¿Cómo puedo dejaros tirados e ir de viaje sola? ¿Cómo puedo considerar solo mis sentimientos?-

-Mamá, ¿qué ha pasado entre tú y el tío Oscar?- preguntó Iker con tono triste.

-Mamá, ¿ya no quieres a papá?- Andrés era muy sensible, su voz tímida que apenas se atrevía a hablar en voz alta,

-Mamá, ¿papá te hizo enojar? No dejes a papá abandonado, ¡pobre papá!-

-¡No! ¡Soy yo la que me equivoqué!- Laura negó con la cabeza, -¡Soy yo!-

-¿Entonces por qué ya no viene papá?- Andrés levantó la cabeza, cuando vio que su mamá estaba llorando, extendió la mano para secarle las lágrimas, -¿Por qué lloras, mamá?-

Laura sintió todo tipo de sentimientos en su interior en ese momento, ¿cómo pudo sumergirse ciegamente en su dolor y olvidarse de los niños?

-¡Lo siento, lo siento, soy demasiado egoísta! ¡¿Cómo pude pensar solo en mí misma y en mi tristeza y olvidándome de que vosotros también estáis tristes?!-

En ese momento, Umberto salió, viendo la escena de Laura abrazando a los dos niños, sintió pena por dentro, -¡Laura, perdona a Oscar para los niños!-

Laura miró hacia atrás y vio a Umberto, -Si fueras Nicolás, ¿querrías que esté con él?-

Umberto suspiró y asintió con seriedad, -¡Sí! ¡Nicolás y yo, esperamos que nuestra hija sea feliz! Si ese hombre puede hacerte feliz, ¡estará contento de ver que estéis juntos a pesar de que ha perdido la vida! Incluso si la persona que me ha quitado la vida es el hombre que puede aportar felicidad a mi hija, también espero que mi hija esté con él, ¡porque él es la fuente de felicidad de mi hija!-

Laura se quedó impactada y con ganas de llorar, estaba tan conmovida que se puso de pie de repente y se lazó a los brazos de Umberto para murmurar,

-¡Papá!-

Umberto se quedó atónito. Inesperadamente, en ese momento, su hija lo llamó “papá”. Al escuchar esa llamada, el rostro de Umberto lleno de vicisitudes se contrajo y sus ojos enrojecieron. Sostuvo a Laura con fuerza,

-Papá, ¿soy demasiado egoísta?- preguntó, pero seguía insegura y aún estaba luchando en su interior, -¿De verdad que Nicolás no me culpará?-

-¡No, seguro que estará muy satisfecho con este yerno!- Umberto le dio unas palmaditas a la espalda de Laura.

-Mamá, ¿Podemos ver a papá?- preguntó Andrés.

-¡Sí! ¡Iré a buscarlo, definitivamente os ayudaré a encontrar a papá!- Ella levantó la cabeza y se secó las lágrimas, -¡Papá, voy a buscar a Oscar!-

-¡Yo también iré!- dijo Andrés ansioso.

-¡No!- Iker negó con la cabeza y detuvo a Andrés, -¡Mamá y tu papá tienen algo que decir, no vayamos a molestar, ya iremos cuando se reconcilien!-

-¡Sí! ¡Iker eres muy inteligente!- Umberto tomó las manos de sus dos nietos, -¡Dejaré que Milagros te lleve! ¡No, es mejor que venga Oscar!-

-¡No! ¡Papá, iré a buscarlo yo!- Ella salió corriendo rápidamente.

Umberto miró la hora, ¡era la una y media de la madrugada! Suspiró, ¿acaso los hombres y mujeres enamorados no tenían en cuenta la hora para dar la lata? Bajó la cabeza y miró a los dos niños que tenían tanto sueño que incluso les costaban tener los ojos abiertos, -Mis queridos bebés, iros a la cama, ¡no os preocupéis!-

Milagros envió a Laura a la Villa Nº15.

-¿Estará aquí?- preguntó Milagros.

-Lo llamaré. Milagros, ¡vuelve a casa! ¡Gracias!- dijo Laura con sinceridad.

-No seas tan cortés conmigo. Venga, date prisa en entrar, ¡me iré cuando entres!-

-¡Vale!- Laura asintió, y luego corrió hacia la villa rápidamente. Solo entonces Milagros se fue, negó con la cabeza y miró a la estrella solitaria que estaba en el cielo. ¡Era una noche solitaria de nuevo!

***

La habitación estaba a oscuras. Laura miraba a ese lugar familiar con emociones fluctuantes. Ese era el lugar donde lo conoció por primera vez. Llevaba una máscara de zorro y tenía ojos agudos en ese momento, todavía recordaba bien que su mirada era aterradora.

¡Pero luego solo quedó afecto en la mirada que le dirigía! En cuanto a ella, ¡parecía que siempre estaba huyendo! ¡Habían pasado por tantas cosas! ¿Por qué aún no confiaba en él? ¡Realmente era muy estúpida! ¡La culpa la estaba llenando por dentro!

En la habitación familiar, las lágrimas contenidas de Laura finalmente cayeron. Caminó lentamente hacia arriba, donde estaba el recuerdo más dulce de ella y Oscar.

Tan pronto como subió las escaleras, sonó la puerta.

Se sorprendió un poco y se paró en las escaleras, mirando fijamente la dirección de la puerta. Después de girar la llave, la puerta se abrió y una figura alta apareció en la entrada.

Cuando vio la luz encendida en la villa, pensó que estaba soñando y apenas podía creérselo. Nadie tenía la llave de ese lugar excepto la limpiadora y Laura.

Tenía esperanzas, pero no podía creérselo. Estaba en tensión porque tenía miedo de que no fuera ella, pero cuando la puerta se abrió y vio a la persona parada en las escaleras, se le aceleraron mucho las palpitaciones.

Laura lloraba en silencio, su mente estaba lleno de culpa en ese momento.

-Mi cariño tonta, no te disculpes conmigo. En verdad sí soy responsable de la muerte de tu padre. ¡Si hubiera girado un poco, tal vez no le habría sucedido ese accidente!- La mirada profunda de Oscar estaba humedecida. Extendió la mano para abrazarla, -¡Nunca nos volveremos a separar!-

Ella extendió la mano con un poco de timidez, pero finalmente tomó la iniciativa de abrazar su cuello. Luego enterró su cara sonroja en su cuello y respiró hondo para calmar sus emociones, -Ve a darte un baño. Bajaré a prepararte algo de comida. Bebiste con el estómago vacío, ¿verdad?-

Oscar asintió con la cabeza. Sonriendo gentilmente, miró a Laura con ternura y la levantó. ¡Luego comenzó a desvestirse!

Laura se sobresaltó, su rostro estaba aún más ruborizada. Aunque había visto su cuerpo desnudo, no pudo evitar sonrojarse al ver que se estaba quitando la ropa. Se dio la vuelta para escapar. ¡Debería bajar y prepararle algo de comer!

Pero él se quitó la chaqueta y de repente la agarró. Ella se sorprendió y tropezó un poco mientras la arrastraba. Debido a la inercia, perdió el equilibrio y de repente cayó sobre él.

El otro aprovechó la oportunidad para besarla, su boca estaba llena del sabor a vino. La respiración estaba alterada y las palpitaciones no paraban de acelerarse, como si algo iba a estallar en su corazón. La manita de Laura presionó contra su pecho, por un momento no supo qué hacer, quiso apartarlo, pero no tenía fuerzas.

La besó durante mucho tiempo. Cuando ella sintió que estaba a punto de asfixiarse, entonces de repente la soltó. Luego apoyándose al lado de su cuello, jadeaba como ella.

Ella escuchó su voz murmurando, -Quieres irte de viaje mañana, ¿verdad?-

Ella se asombró, -¿Cómo lo sabes?-

-¡Mañana ven conmigo a Nueva York para un viaje de negocios! ¡Cuando Iker y Andrés estén de vacaciones, iremos a Hokkaido nuevamente!- Le dijo al oído.

Todavía estaba un poco confundida y mareada.

-¿Realmente no me dejarás de nuevo?- Parecía que aún no se había quedado tranquilo, seguía apoyado al lado de sus oídos, y preguntó en voz baja.

Las palpitaciones de Laura seguían muy aceleradas, -¡No lo haré más! ¡Ni siquiera lo haré ante la muerte!-

Lo dijo con voz ronca, dejando que la abrazara con fuerza. Por su lado, él habló en voz baja.

-¡Eres mía para toda la vida!- dijo.

-¡Sí!- Ella levantó la cabeza, -¡Ve a darte una ducha, apestas mucho!-

-¿Te disgusta que apeste? ¡No me he duchado en tres días!- dijo con voz agraviada. Su castigo era tan severo que ni siquiera tenía ganas de vivir más, así que ¡¿cómo iba a preocuparse por tomarse una ducha?!

-¡Sí! ¡Me disgusta que apestes! ¡Eres un apestoso! ¡Ja, ja!- Mientras lo decía, se apoyó en el hombro de Oscar coquetamente, disfrutando la calidez que había entre ellos. Luego continuó, -Después de ducharte y cambiarte de ropa, ¡bájate a comer algo!-

-¡Vale!- Oscar extendió su mano para acariciar el delicado rostro frente a él con afecto. Miró sus hermosos rasgos faciales con una cálida sonrisa, y dijo en voz baja, -Me gustaría comer tus labios antes que comer algo.-

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