El hombre con la máscara de zorro romance Capítulo 183

-¿Qué dices? ¡Te estás volviendo cada vez más irracional!- Se estremeció. Luego de ver que nadie se rendía, Laura apretó los dientes y dijo, -¿No te preocupas en absoluto por tu primer amor?-

Él la miró, su sonrisa era suave y dominante, -¡Solo me preocupo por ti!-

Ella fue arrastrada a sus brazos. Cuando estaba en trance, sus brazos fuertes ya la habían rodeado con fuerza. Ella olió el leve aroma de gel en su cuerpo, no había olor a tabaco. Era el olor que echaba de menos y el cálido abrazo del que no se quería separar.

Recordando que Alexia lo había abrazado antes, hizo un puchero y no pudo evitar frotarse contra él como un gato, -¡Venga! Vamos a comer, ¿no vas a ir a Nueva York mañana?-

-¡Sí! ¡Pero no solo yo, es nosotros! ¡Tú también vas conmigo!-

-¡No! ¡Tengo que cuidar a los niños en casa!- Laura levantó la cabeza, -Los dos niños están muy preocupados por lo que pasó en los últimos dos días. No he estado con ellos por un tiempo. ¡Debería pasar más tiempo con ellos!-

-¡No! ¡Te vienes conmigo a Nueva York y volveremos en tres días!- anunció de manera dominante.

-¡No!- Ella negó con la cabeza, -¡Los padres no pueden ser demasiado egoístas! ¡Tengo que darles algo de mi tiempo!-

-¡Pasaremos más tiempo con ellos cuando tengan vacaciones, que ya en nada tendrán vacaciones!- dijo Oscar.

-¡No! ¡Vete solo, nos casaremos cuando vuelvas!- Laura se sintió un poco culpable ante la idea de que no había estado con los niños durante mucho tiempo.

-¿Qué?- Él estaba atónito, toda su atención fue atraída, no podía creer lo que oía. Parecía que ella estaba hablando de casarse, -Has dicho…-

Laura sonrió levemente y lo miró con calma, -¿No te vas a casar conmigo?-

-¿Has aceptado casarte conmigo?- Él la miró con sorpresa.

-¡Sí!- Ella asintió con seriedad, -¡Casémonos, Oscar!-

Él se inclinó ligeramente emocionado y la abrazó con fuerza.

-Cariño, proponer matrimonio es mi tarea, pero tú me lo has quitado.- Su voz masculina ronca sonó tan cerca que llegó hasta su corazón.

Los ojos de Laura estaba ligeramente húmedos. Amar a alguien implicaba no restringirse a las ceremonias ya establecidas, ¡en este momento solo sabía que no quería dejarlo ir!

Oscar inclinó la cabeza para besar su rostro blanco con mucha apreciación. Apoyó la cabeza en su hombro y olió su aroma, entonces con una voz infantil y dominante dijo, -¡Pero, me gusta que digas que quieras casarte conmigo!-

Laura sonrió. Alexia casi estaba recuperada, ¡no tenían que preocuparse más por eso!-

A las nueve de la mañana, Oscar se despertó con mucha energía. Sintió que algo blandito estaba apoyado sobre su cuerpo. Oscar se quedó aturdido por un segundo. Resultó que Laura estaba acostada sobre su cuerpo. Como se acababa de levantar, esa postura lo hizo sentir particularmente conmocionado.

Su cabello negro cubría su cuello mientras que su pequeño rostro estaba presionado contra su pecho desnudo.

Aunque solo había dormido unas pocas horas, Oscar todavía se sentía renovado. Finalmente se habían reconciliado, ¡y finalmente todo lo triste se acabó!

Las comisuras de los labios esbozaron una sonrisa gentil, y un afecto gentil surgió en su interior.

Extendió la mano para abrazar su cuerpo desnudo, esa piel suave y agradable desencadenó una serie de ensueños en él, y finalmente no pudo controlarse. Le levantó la barbilla y besó su pequeña boca.

Era como si Laura tuvo un sueño erótico mientras dormía. En el momento de asombro solo sintió que su cuerpo fue llenado por algo, había un rastro de dolor y alegría, lo que la hizo gemir aturdida.

Oscar la miró sonriendo. Sujetando suavemente sus nalgas, lentamente movió lo duro que había metido en su cuerpo, no esperaba que su mujer aún podía quedarse dormida en esa situación.

Laura movió su cuerpo solo para sentir agujetas en todo el cuerpo, así que no pudo evitar resoplar levemente. En su mente pasaba una escena borrosa de ella y Oscar haciendo el amor apasionadamente anoche. Abrió los ojos y vio un hermoso rostro agrandado.

-¡Ah!- Estaba tan pasmada que de repente se despertó. Luchaba por irse, pero él la abrazó por la cintura para que se acostara sobre su cuerpo, sin olvidarse de hacer un movimiento repentino con su cuerpo. Ella gritó, -¡Oscar, eres un pervertido!-

-¡Cariño! ¡Eres tú quien se puso encima de mí! ¡Eres tú quien quiso hacer esto!- Oscar se hizo el irracional para no reconocer que era un pervertido, pero no la dejó moverse.

-Tú… ¿¡Qué dices!?- Laura se cubrió los ojos de vergüenza, -No obtuviste mi consentimiento...-

Le pareció gracioso y sonrió con maldad, -Cariño, ¡obviamente te gusta mucho!-

-¡Déjame bajar!- Ella luchó, pero solo consiguió que él hiciera el amor más intensamente.

Él bajó su cabeza, -No quiero…-

Cuando todo terminó, Laura se cubrió con una colcha, estaba demasiado avergonzada para atreverse a mirarlo, y le recordó disgustada, -¿Por qué todavía no te vas? ¡Vas a llegar tarde para coger el avión!-

-¡Pues llego tarde, no pasa nada!- La miró divertido. Ya lo habían hecho muchas veces, pero seguía siendo tan tímida, -Venga, sal, ¡te vas a asfixiar dentro!-

Después de hablar se dirigió hacia el baño. Cuando Laura escuchó el sonido del agua en el baño, salió silenciosamente de la colcha, recogió una por una la ropa que llevaba ayer para ponérsela. Una vez que estaba preparada para bajar, de repente un par de brazos fuertes la abrazaron por detrás.

-¡Ah! Apúrate, ¡que vas a llegar tarde!- Laura vio que eran más de las 11 en punto.

-¡No te voy a soltar! ¡Qué mas da si llego tarde!- Giró su cuerpo para que estuviera frente a él, -¡Vente conmigo!-

-¡No! ¡Yo me quedo con los niños en casa, además tengo que ir a buscar a Teresa! ¡No puedo perder a mi amiga Teresa!- dijo.

Mientras hablaba, ¡el teléfono sonó de repente!

***

Oscar fue a Nueva York para un viaje de negocios, antes de irse insistió muchas veces a Laura de que se cuidara bien. Laura no le acompañó al aeropuerto porque estaba muy feliz por haber recibido la llamada de Teresa. Así que tuvo que disculparse con Oscar. Afortunadamente, Oscar también la comprendía muy bien y no le pidió que lo acompañara.

En la cafetería.

Al ver a Teresa, Laura notó que perdió mucho peso.

-¿Cómo lo sabes?-

-Es que te has puesto nerviosa tan pronto como mencioné lo de mi hermano. ¿Es algo de él y Zarina?-

Laura suspiró, -Teresa, no puedo decirlo... Pero... realmente me gustaría que Tomás esté con Zarina, ¡Zarina es una buena chica! ¡Que estén juntos de cualquier manera! ¡Ayudémoslos!-

-¡Sí! Yo también pienso así. A mis padres también les gusta mucho. Mi hermano ha estado yendo allí últimamente. Mira que un asunto tan grande pasó...-

Hablando de Sandra y Ernesto, el rostro de Laura se puso pálido de inmediato y no pudo evitar sentirse un poco triste.

-Laura, perdona a tu madre, tampoco lo ha pasado muy bien estos años. Aparentemente vive como una reina, pero en verdad está sufriendo mucho. ¡Es difícil que no tenga una personalidad retorcida con una vida así!-

-¡En realidad no la culpo desde hace mucho tiempo!- Suspiró, -¡Ella también es una víctima del destino!-

-Sí. Ahora Zarina está sola en la familia Marota, y es realmente lamentable que una señorita tenga que mantener el gran negocio familiar.-

Laura recordó de nuevo que Zarina estaba embarazada y encima estaba a cargo de la empresa sola. Eso le acordó su momento de embarazo, cuando estaba indefensa, sin ayuda y solo tenía a Teresa como amiga. No pudo evitar ponerse un poco triste, pero apretó los dientes para contener esa tristeza y de repente preguntó, -Teresa, ¿de verdad que Tomás ha estado buscando a Zarina últimamente?-

-¡Sí!- asintió Teresa, -Quizás no es verdad que no sienta nada por Zarina. Ha estado abatido últimamente. ¡Quizás le es difícil de aceptar que Zarina no le haga caso! ¡Toda mi familia espera que pueda comenzar de nuevo!-

-¡Entonces que Tomás le proponga matrimonio pronto!- dijo Laura. Si se retrasaba, su barriga estará más grande y no quedará bien con el vestido de novia.

Teresa sonrió, -Yo no puedo decidir eso. Lo de mi hermano, ¡quién sabe!-

Por otro lado.

Tomás llegó de nuevo a la casa de la familia Maroto.

El mayordomo lo vio e inmediatamente dijo, -¡Señor Tomás, la señorita se ha ido a la empresa!-

-¿Qué? ¿No se encontraba mal?- Tomás no pudo ocultar su preocupación, -¡¿Porqué ha ido a trabajar de nuevo?!-

El mayordomo miró a Tomás y dijo, -No le queda más remedio. Se va a celebrar la junta de accionistas. Si la señorita no se presenta, nadie podrá tomar la decisión de las cosas. ¡Es difícil para la señorita sacar adelante a esta familia a una edad tan joven!-

Tomás sintió una pena en su interior, -¿Está mejor de salud?-

-Sigue igual, parece que últimamente no se encuentra bien del estómago, ¡vomita a menudo!- dijo el mayordomo.

-¡Ah! ¡Iré a la empresa a buscarla!- dijo Tomás con nerviosismo.

Últimamente Zarina no quiso verlo. Cada vez que venía, o estaba durmiendo o se encontraba mal. Entró a fuerzas varias veces, pero Zarina estaba dormida profundamente. Él pensó que ella podría estar demasiado cansada y por eso siempre estaba dormida, pero no pensaba en nada más.

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