El hombre con la máscara de zorro romance Capítulo 184

A las embarazadas les gustaba dormir, pero Tomás no conocía la noticia del embarazo de Zarina.

Cuando Tomás llegó a la empresa, Zarina acababa de terminar la reunión. La secretaria le dijo que Tomás había venido y Zarina directamente dijo, -¡Estoy cansada, dile que no estoy aquí!-

-¿Por qué me evitas?- Tomás abrió repentinamente la puerta y entró.

Zarina se quedó pasmada un instante al verlo. No lo había visto desde hacía unos días. Parecía más demacrado. La barba de su barbilla no estaba afeitada. Volvió la mirada y le dijo a la secretaria, -Ya puedes salir.-

Zarina no lo miró incluso si solo quedaban dos personas en la oficina, pero dijo con ligereza, -Dime, ¿por qué vienes aquí?-

Tomás no estaba nada acostumbrada a ese tono tan indiferente y distante. Mirando su carita que había adelgazado, su tono era de preocupación, -Zarina, ¿las cosas se han complicado en la empresa? ¿Por qué parece que has perdido peso?-

-No, ¡solo estoy adelgazando!- dijo Zarina con indiferencia, -¡Tomás, si no tienes nada más que decir ya te puedes ir! ¡Aún tengo trabajo por hacer!-

***

En Nueva York.

Oscar de repente recibió una llamada de Max, -¡Oscar, ha pasado algo!-

-¡Habla!- dijo Oscar con voz profunda.

-Hace nada de repente me enviaron un mensaje al correo. No parece que sea una extorsión porque no pide ningún importe de dinero. Pero una vez que se divulgue ese mensaje, el Grupo Rasgado se verá perjudicado. ¡La empresa puede caer en una crisis! Creo que es posible que alguien esté creando chismes de la empresa deliberadamente.- Max hizo clic con el ratón, -Te he enviado el archivo a tu correo, ¡ábrelo a ver!-

Oscar abrió el portátil e hizo clic en el archivo para echar un vistazo. Enseguida se le tensaron las cejas, -¿Qué está pasando?-

Ese documento era como un borrador donde decían cosas sobre el Grupo Rasgado.

-Se informa que la razón por la que el Grupo Rasgado tiene logros brillantes hoy es porque Lorenzo hizo una fortuna con la evasión fiscal, la especulación, y el contrabando en el pasado. Lorenzo, el presidente de el Grupo Rasgado, se retiró detrás de escena, entregó la propiedad a su hijo Oscar, y empezó a hacer negocios legales, pero es difícil que oculte el mal que ha hecho. Si queréis conocer más detalles sobre la historia de ese entonces, ¡estad atentos!-

¡Un mensaje así estaba escrito en el archivo!

Ese mensaje no había sido publicado, pero si la noticia se filtrara, entonces el Grupo Rasgado podría caer en una crisis de verdad.

No solo la bolsa recibirá un impacto grande, sino que todo el Grupo Rasgado se verá afectado por eso. Aunque ese mensaje fuera solo rumores y calumnias, cualquier noticia desfavorable podía destruir instantáneamente al Grupo Rasgado.

-¡Vale! Primero investiga de dónde vino ese mensaje. Regresaré al país mañana, debes estabilizar a los medios e investigar quién está detrás de esto dentro de las 24 horas.- Oscar dijo con calma, -Además, ¡no dejes que mi padre se entere! Últimamente tiene problemas cardiovasculares y cerebrovasculares.-

-¡Ya lo veo!- Max asintió con la cabeza.

En la Ciudad de Verde.

-¡Alonso, toma otra copa!- Serena guiñó un ojo encantadoramente sosteniendo una copa. Su tono de voz era cariñoso, abrazándose al pecho masculino que había a su lado. Su cuerpo femenino regordete y suave llevaba un pijama fino y transparente, mostrando una imagen erótica que provocaba a la gente.

Alonso se reclinó en el sofá blando y respondió con calma. Tomó la copa de vino de su mano y se la bebió completamente, pero sus ojos estaban oscuros y siniestros.

En ese momento sonó el teléfono.

Alonso apartó a Serena. Sus ojos eran feroces y su tono era frío, -¿Sí? Querida señorita Josefina, ¿por qué no lo he visto todavía?-

Serena no habló, solo cogió la copa vacía y se sirvió una copa. Seguía sin ninguna expresión en su rostro, pero sus manos empezaron a acariciar el pecho desnudo y fuerte de Alonso, quien estaba al teléfono con una expresión tensa.

-¡Sabes lo que te caerá si no sale en las noticias de mañana!- Alonso colgó el teléfono con furia.

-Alonso, ¿qué plan malvado estás tramando?- La voz de Serena era suave.

La mirada de Alonso era fría, pero sus grandes manos se metieron en el camisón de Serena que estaba medio enseñando el pecho, y luego empezó a acariciar su pecho con seducción.

-Mmm... Ah...- sonó un gemido seductor.

-¿Tanto me quieres?- La voz profunda era extremadamente malvada, pero las comisuras de sus labios se burlaban, -¿O te estás imaginando que soy Max?-

-¡Jum! ¡Tú también te imaginas que soy mi hermana!- Serena rascó el pecho del hombre con su manita, de paso frotó su cuerpo, y con valentía puso su mano en su suave abdomen, -¡Estamos aprovechándonos mutuamente!-

Alonso dejó de hablar, directamente puso su cuerpo blando sobre la cama. Se inclinó a su pecho para quitar el fino camisón. Era una manera de hacer el amor sin piedad, como estuviera desahogando su ira.

El olor de la lujuria permanecía en el aire, así como los constantes gemidos y jadeos…

-Mamá, ¿de verdad te has reconciliado con el tío Oscar?- preguntó Iker preocupado.

Solo estaba Laura e Iker en la habitación, Andrés y Natalie estaban viendo dibujos animados.

-Sí, Iker, ¿está bien que me case con el tío Oscar?- Aunque Laura ya había tomado la decisión, todavía tenía la intención de discutirla con su hijo, -¿Qué tal si el tío Oscar se convierte en tu papá en el futuro?-

Iker pensó un rato y dijo, -¿A mamá le gusta el tío Oscar?-

-¿A ti no te gusta?- Laura estaba un poco nerviosa. Estaría muy preocupada si a su hijo no le gustaba, porque había vivido con Iker durante tantos años dependiendo el uno del otro, por eso le daba mucha consideración a lo que pensaba su hijo.

Iker negó con la cabeza, abrazó de repente a Laura y susurró,

-Si a ti te gusta el tío Oscar, a mí también me gusta. Mamá date prisa en casarte, así nos puedes dar una hermanita.-

Laura se conmovió y abrazó con fuerza a su hijo. De pronto recordó que Oscar le dijo que no podía abrazar a ningún hombre, ni siquiera Iker y Andrés, y no pudo evitar reír.

Ese era su hijo. Podía aceptar no abrazar a otros hombres. Peor ¿cómo podía no abrazar a su hijo?

-¿No me has dicho que no te gustan las chicas?- dijo Laura.

-¡No me gustan las chicas de otras familias, pero me gustan mamá y mi hermana!- La carita de Iker estaba llena de anhelo, -Si tengo a una hermana podré protegerla...-

-¡Sí! ¿Pero y si sigue siendo un hermano?- preguntó Laura con la cara sonrojada.

Iker volvió a pensar en ello, -Entonces tienes que seguir trabajando duro con el tío Oscar para conseguirme a una hermana. Si es un hermano también está bien. ¡No te preocupes, mamá, a mí y a Andrés nos gustará!-

-¡Buen chico!- Laura volvió a abrazarlo.

En ese momento sonó el teléfono. Laura tomó el teléfono y se le aceleraron las palpitaciones.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: El hombre con la máscara de zorro