El hombre con la máscara de zorro romance Capítulo 192

Un olor familiar la rodeó y la hizo sentirse más tranquila.

Oscar levantó la colcha y su cuerpo se presionó hacia el suyo.

Ella entró en pánico, -¡No! ¡No lo hagas! ¡Oscar!-

Él la picoteó en los labios, -Realmente buscas que te peguen, solo puedes ser mío, ¿estás un poco decepcionada porque no lo hayan hecho otros contigo?-

-¿En serio?- Laura comenzó a creérselo, a lo mejor realmente no lo había hecho con otros, recordaba vagamente que estaba llamando a Oscar por su nombre, y la voz de Oscar sonaba siempre a su oído.

-¡Laura, era yo! Soy Oscar...- volvió a susurrarle al oído, tan familiar, tan impactante, -Siempre había sido yo quien te estaba llamando al lado de tu oído, cariño, ¿lo has olvidado?-

-¡Oscar, era realmente tú! ¡Me asusté muchísimo!- Laura se relajó de repente, y no pudo evitar sollozar, hundió la cabeza en el hombro de Oscar y lloró en voz alta.

-¡Era yo! ¡Siempre he sido yo! Tonta, aunque de verdad habías sido violada, no me importaría, sigues siendo mi mujer, ¡la mujer que nunca abandonaré en esta vida! No te preocupes, ¡no te dejaré que te pase nada más nunca!- la consoló suavemente, angustiado y triste.

-Pensé...pensé que era otra persona...- ella se abrazó fuertemente a su cuello, intentaba sacar de él calidez y consuelo, -¡Estaba tan asustada!-

Ella seguía llorando.

-¡Ya, ya! ¡Tonta, deja de llorar! ¡Sigues estando limpia y pura! ¡Nunca he visto a una mujer que desconfíe tanto de su hombre! Ya está bien, no llores más...- la risa de Oscar sonaba tan cerca que sonaba una y otra vez en su oído.

Laura se quedó estupefacta, dejó de llorar, y estaba un poco avergonzada, -Oscar, me temía que no estaba limpia, me temía...-

Estiró sus dedos y apretó los labios de Laura, -No importa lo que pase, ¡eres mi mujer! Te quiero a ti, ¿entiendes?-

Ella se conmovió y asintió con la cabeza, -¡Gracias!-

Pero a pesar de él decía que la quería, aunque le hubiera pasado algo, ¿cómo tendría la cara de seguir con él? Ella no podría hacerlo.

-Tonta, ¿me crees ahora?- Oscar la abrazó, se acostó a su lado y con muchas ganas de dormir, pero no había tiempo, había demasiadas cosas esperando que él se ocupase.

Laura asintió con la cabeza, respiró hondo y por fin se relajó un poco.

-¡Tengo que volver a salir!- dijo, -Hay demasiadas cosas de las que tengo que ocuparme personalmente, dejaré que Milagros te lleve a casa, ¿de acuerdo?-

-¡Sí!- de repente, como si se acordase de algo, preguntó, -¿Realmente no me violaron esas personas?-

-¡No!- dijo con firmeza.

-Entonces, ¿quiénes eran? ¿Por qué me trataban así? ¡Yo no les hice nada!- ella realmente no sabía de dónde habían salido estas personas, estaba tan asustada, ya tenía un trauma.

-Es Serena, es un poco paranoica, ¡pero la he enviado a la comisaría! Ahora aún no puedes salir, vete a casa, y quédate en casa, si yo no digo que puedes salir, no salgas, sé buena, ¿vale?-

-Serena...- Laura no podía creerlo, ¿cómo podía ser tan cruel? Al pensar en que había una mujer enmascarada que instaba fríamente a esas personas a violarla, sintió un escalofrío en el corazón y se estremeció, -¿Por qué me trata de esta manera?-

-¡Se ha vuelto un poco paranoica y siempre ha estado resentida por lo que le pasó a Alexia! Tal vez Alexia y ella eran como su madre, quizás tengan una enfermedad mental hereditaria. Me preocupo que siga causando problemas de manera irrazonable y nos haga daño.- la mirada de Oscar se clavó en la cara Laura, -¿Me culpas?-

-¿Culparte de qué?- se desconcertó Laura.

-Solo mandar a Serena a la comisaría.- dijo mirándola profundamente.

Laura no habló. Cada vez que pensaba en esas personas que casi la violaron, sintió instintivamente que Serena era realmente una pervertida paranoica. Simplemente dijo en voz baja, -Si realmente tiene una enfermedad mental, me temo que la ley tampoco podrá hacerle nada. Tal vez vuelva a suceder una segunda vez, no quiero hacerle nada, solo tengo miedo de que vuelva a suceder algo así.-

El horror en sus ojos le rompía el corazón a Oscar, se paralizó por un segundo y frunció sus cejas, sí, si sucediera de nuevo… Oscar negó con la cabeza, -No, Laura, yo me ocuparé, ¡confía en mí!-

Laura asintió con la cabeza, un poco aturdida, ¿cómo se va a ocupar? ¿Matando a Serena? Ella negó con la cabeza, no. Serena podía encontrar cinco hombres para violarla hoy, ¿y la próxima vez? Esta vez la quería violar, ¿qué pasará en la próxima vez? Tal vez la próxima vez la tomase con sus hijos. Si siguiera paranoica, Laura no podía imaginárselo, de repente se sintió muy asustada.

-¡El teléfono! ¡El teléfono!- dijo Laura con ansiedad, -¡Quiero hacer una llamada!-

***

-¿A quién quieres llamar?- preguntó Oscar desconcertado. Pero aun así le dio su propio teléfono.

Al verla tan ansiosa en ese momento, estaba un poco preocupado.

-Llamar a mi padre.- dijo Laura nerviosa, en ese momento pensó en su padre y en los niños, y llamó a Umberto directamente, -Quiero que mi padre se lleve a los niños y los proteja. Quiero volver a casa y estar con ellos. ¡No quiero que me pase nada más, Oscar, tengo tanto miedo!-

Ella sostenía el teléfono con tanta fuerza, a él le dolía el corazón al ver que su mano que estaba blanca por la fuerza.

-¡Papá, soy yo!- dijo temblorosa Laura.

-Laura, papá está de camino ya, acabo de terminar las cosas de la comisaría. No te preocupes, papá les mandé a que les castrasen y que vivieran para siempre como eunucos. Lo que la ley no pueda hacer, lo hará tu padre, yo te protegeré. Nadie puede lastimarte, ¡hija mía!- dijo Umberto tan pronto como contestó el teléfono.

-Hija mía, ¿estás bien de verdad?-

Laura sentía un calor en su corazón, sabía que había hecho bien en buscar a su padre, -Papá, estoy bien, ¡menos mal!-

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: El hombre con la máscara de zorro