-¡Lo siento! ¡Culpa a Max por ser amigo de Oscar y el bebé de Amelia por nacer demasiado pronto!- Alonzo sintió que tenía un nudo en la garganta.
Después de mucho tiempo, la mano que sostenía a Alexia finalmente se soltó, mostró firmeza en su rostro lleno de dolor.
-Alexia, ¡vete! ¡Hablaré un rato con Serena!- dijo.
Alexia sabía que no había nada más que decir. Al final, se volvió y se fue.
Alonzo sacó el mechero y quemó las últimas páginas del diario frente la tumba de Serena.
“Deja que la verdad sea borrada,¡no se rendiré hasta la muerte!”pensó.
Sala de estar de la Casa Rasgado.
Cuando Oscar apareció con Max y Amelia, él les pidió, -Por favor, ¿podéis no reconocerle primero? Me temo que Laura no pueda soportarlo tan de repente. Si sabe que perdí al niño, definitivamente estará muy triste. Amelia, ¿lo podrás entender?-
Amelia estaba sentada en el auto, las lágrimas corrían por su rostro. En este momento, su estado de ánimo era extremadamente complicado. La alegría de ver al niño de inmediato, y el sufrimiento de extrañar a este niño a lo largo de estos años, la emoción estaba mezclado y lo más que le ponía nerviosa era, ¿el niño le aceptará?
Además, ¿qué haría Laura cuando se enterara de esto?
Cuando llegaron, Andrés y Laura estaban viendo la televisión en la sala. Laura estaba viendo dibujos animados con Andrés e Iker fue a jugar el golf con Lorenzo y no estaban en casa.
-Amelia, Max, debéis prometerme, esto también es lo mejor para Andrés. Puede que él no pueda aceptarlo, todavía es demasiado pequeño, así que debéis conocerlo antes de contarle la verdad, ¿entendéis?- Oscar volvió a pedir.
-¡Oscar, lo entiendo!- aseguró Amelia.
-¡Amelia, no llores! ¡Andrés se asustará si te ve llorando, es muy introvertido!- dijo Max , aunque ya le latía el corazón. Su hijo, ¡nunca supo que tenía un hijo!
-¡Sí! ¡Lo sé!- aunque dijo esto, sus ojos todavía estaban rojos.
Los tres entraron a la sala y vieron a Andrés sentado en el regazo de Laura viendo el dibujo animado de Tom y Jerry y riendo.
-Mamá, qué gracioso, mira lo tonto que es el gato, jajaja..-
-¡Sí, el gato muy tonto y el ratoncito muy mono!- Laura acarició su carita y sonrió feliz.
-¡Nuestro Andrés también es muy mono! ¡Mamá quiere mucho a Andrés!-
***
-¡Andrés también quiere a mamá!- Andrés seguía riendo, mostrando lo feliz que estaba.
Los tres miraban esta escena con todo tipo de sentimientos mezclados en sus corazones, y el sentimiento de Oscar se complicó aún más ¿Y su hijo? Si Andrés era hijo de Max y Amelia, ¿dónde estaría el hijo de Laura y él?
A lo largo de todos estos años, el hijo que creció a su lado resultó que no era el suyo ¿Cómo pudo ser tan descuidado?
Ahora pudo entender una cosa, la identificación de ADN. El niño debía ser cambiado después de la identificación. El niño fue identificado desde el primer día que él lo tomó. La muestra de sangre fue tomada por el médico y él estaba al lado. Él lo envió personalmente para la inspección y confirmó que era su propio hijo. Su padre también lo había visto, pero no esperaba que al final el hijo no fuera suyo.
Sería porque en ese momento confiaba demasiado en Alexia y causó tal resultado.
Ahora no sabía cómo enfrentar a Laura, ¿quién era el aliado mencionado en el diario de Serena?
Los sentimientos de Max y Amelia de este momento no se podían expresar con palabras.
Max nunca pensó que el hijo de Oscar en realidad era suyo. A lo largo de los años, ocasionalmente veía a este niño y le gustaba mucho su lindo rostro. Siempre le parecía muy familiar este rostro y, al volver a verle hoy, esta carita se parecía exactamente a Amelia.
Laura pareció sentir a alguien detrás de ella, y cuando se dio la vuelta para mirar, se sorprendió. -Ah, Max, Amelia, ¿por qué estáis aquí? Andrés, levántate y saluda!-
Andrés escuchó la voz, se volvió y vio a Max, a papá y a la mujer guapa. Se deslizó del sofá y dijo, -¡Max, hace mucho tiempo que no vistas a Andrés!-
-¡Uh! Andrés...- Max se quedó atascado antes de hablar, miró esa carita y su corazón se llenó de sentimientos mezclados. Este era su hijo.
¡Dios! ¿Qué se había perdido?
-¿Max?- Andrés ya vino corriendo. Abrazó las piernas de Max y levantó la cara.
-Max, el Superman que me instalaste la última vez se rompió, Max, ¿me volverás a instalar?-
Max no sabía qué decir y solo pudo responder, -¡Vale! ¡Vale!-
El niño no sabía lo que pasó, simplemente decía felizmente lo que pensaba en su corazón.
Amelia no pudo evitarlo más, corrió hacia a Andrés y le abrazó. Enterró todo su rostro en los brazos de Andrés y le abrazaba con fuerza.
Amelia no se atrevió a llorar. Se mordió los labios con fiereza, mordiéndolos hasta que se arruinaban para no llorar, pero sus hombros temblorosos revelaban sus emociones.
Andrés se quedó estupefacto.
Laura estaba perpleja, se volvió para mirar a Oscar, su rostro estaba anormalmente pálido e incluso sus ojos estaban llenos de ansiedad. Laura se acercó confundida y tiró suavemente el brazo de Oscar.
-Oscar, ¿qué les pasaron?-
Oscar recuperó los sentidos abruptamente y, al ver que Laura que parecía preocupada, se sintió aún más culpable. Sentía pena por ella.
Tomó la mano de Laura y dijo, -Laura, ¿me puedes esperar en la habitación de arriba? ¡Tengo algo que decirte!-
-¡Pero Max y Amelia están aquí!-
Laura no entendía por qué él le hacía subir, no parecía ser una forma de hospitalidad.
-¡Buena chica! Tengo algo que decirte, ¡espérame arriba!- dijo Oscar.
Laura finalmente asintió con la cabeza, pero vio que Max y Amelia parecían estar tristes, sorprendidos y arrepentidos. Las expresiones eran muy complicadas y no lo pudo entenderlo por un tiempo. También sintió que el ambiente era un poco raro.
Andrés fue abrazado fuertemente por Amelia, estaba un poco asustado y no pudo evitar gritar, -Mamá…-
-¡Andrés!-
Debido a ese pequeño grito de Andrés, Laura se paró su movimiento de subir a la escalera.
-Laura, no te oculto nada, solo que no sé cómo decírtelo. Te debo una disculpa, fue por mi culpa y no sé cómo contártelo.-
Al escucharlo decir eso, Laura negó con la cabeza y sonrió.
-¿Qué te resulta tan difícil de decir?-
-Laura, ¿me prometes de estar tranquila sin importar lo que escucharás?- preguntó con cuidado.
-¿Te has enamorado de otra?- ella preguntó en vez de contestar.
Oscar se quedó sin palabra por un instante.
-¿Por qué piensas eso?-
-¿Volverás con la señorita Alexia?- preguntó de nuevo.
-¿Laura?- Oscar estaba completamente atónito.
-¿Cómo podría ser? ¡Solo te quiero a ti para el resto de mi vida!-
-Entonces, ¿hay otra cosa que no pueda soportar?- preguntó porque de verdad no podía adivinarlo.
-Laura, en realidad, ¡Andrés puede que no sea nuestro hijo!- la miró apretándole los hombros con ambas manos. Le preocupaba que ella se desmayara al enterarse de la noticia.
Laura le miró en silencio y, después de un buen rato, negó con la cabeza.
-Esta broma no es graciosa en absoluto, por favor deja de bromear conmigo, ¿vale?-
***
-¡Laura, no es una broma, es verdad!- Oscar la sujetó con fuerza por el hombro.
-La cosa fue así…-
Cuando Oscar terminó de contarle a Laura lo sucedido, ella no dijo nada, pero sintió que le habían quitado algo de su corazón.
Si Andrés no fuera su hijo ...
Estaba tan sorprendida que se tapó su pequeña boca con las manos y sus grandes ojos se cubrieron por las lágrimas ...
Sentía como una hermosa mariposa que había perdido sus alas, miraba a Oscar pálida e impotente. Sentía que su conciencia se alejaba cada vez más y más. El fuerte dolor de su corazón era como si le vaciara el cuerpo. Quería llorar, pero no podía.
Las lágrimas se acumulaban cada vez más ante sus ojos y sentía que se le nublaba la vista.
Ella le miró, se mordió el labio y preguntó, -¿Por qué? ¿Y mi hijo? Oscar, pensé que el niño sería muy feliz al menos con su padre, incluso si no tiene una madre con él, tú le podrías darle felicidad, pero ni siquiera sabes dónde está nuestro hijo, ¿qué quieres que haga? No, no creo que sea verdad, ¡no lo creo!-
¿Cómo podía aceptarlo Laura? ¿Cómo podía creerlo?
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