El hombre con la máscara de zorro romance Capítulo 204

-¡Laura! Seguramente que podemos encontrar al niño…- aunque en este momento no tenía ni idea de dónde encontrarle, nunca fue abrumado por las dificultades. Creía firmemente que todo mejoraría.

-¡Primero haré que tomen una muestra de sangre! Laura, pase lo que pase, ¿puedes no mostrar tu decepción frente a Andrés? Él todavía es un niño.

Laura estaba muy confundida en este momento, solo asentía instintivamente.

Oscar sintió dolor.

-Laura, ¿me escuchaste?-

Laura recuperó la conciencia y miró a Oscar tristemente.

-Oscar, ¿dónde está nuestro hijo? ¿Qué debo hacer?

Después de preguntarlo tranquilamente, se relajó. Ya no tenía más fuerza, se sentía mal como si le hubieran vaciado su alma.

-¡Laura! -gritó Oscar ansiosamente y la abrazó. Su expresión le daba mucha pena, pero, para Oscar, esta noticia también le hizo muy triste

¡Él entendía su dolor y tristeza!

El cuerpo de Laura estaba sin fuerza, como una muñeca de porcelana sin alma, desesperada y triste.

Él la llevó a la cama y la apoyó suavemente.

-Laura...- quería consolarla, pero ella se echó a llorar.

-Mi hijo...- dijo Laura llorando, al final, todas las palabras se inundaron por el gemido.

Estaba extremadamente silencioso en la habitación, solo se escuchaba el llanto de ella y los suspiros de él.

Oscar suspiró solemnemente ante la infinita soledad, se posó primero su mirada en el rostro de Laura, luego se volvió hacia sus propias manos y apretó los puños con fuerza.

Todo fue por su culpa. ¿Por qué siempre dañaba a Laura? Aunque no lo quería hacerlo, siempre le dañaba profundamente.

-¡Laura, encontraré a nuestro hijo!- dijo él. La expresión de Oscar era firme, sus ojos oscuros estaban extremadamente tranquilos y volvió a repasar los hechos en su mente.

-¡Le encontraré de todos modos!

La voz baja que parecía sollozando solitariamente llegó a sus oídos, el corazón de Laura se conmovió y rápidamente se dio la vuelta para mirar a Oscar y descubrió que su rostro estaba tan pálido.

¿Él también debería estar muy triste, verdad?

El niño se perdió, y el hijo que había estado con él durante tantos años, resultaba que no era suyo, Oscar debería estar muy triste.

¿Cómo podía ser tan egoísta e ignorar de su tristeza?

Ella se sentó, se secó las lágrimas y le miró con una sensación de culpa en su corazón.

-Oscar, lo siento, estaba inmersa en mi tristeza y se me olvidó de que tú también estás triste, lo siento...-

Estas palabras de Laura le hicieron aún más culpable.

-¡Laura, seguramente que podré encontrar al niño! ¡Créeme!-

Las lágrimas de Laura se volvieron a fluir por su rostro, sus manos estaban apretadas silenciosamente y miró a Oscar, quien estaba mirándole y sentado en la cama, con unos ojos llorosos.

Ella se mordió el labio y asintió, -¡Te creo, nuestro hijo seguramente podrá volver!-

-Mi chica, no llores.- Al ver que Laura estaba llorando, Oscar le dijo con lástima y rápidamente la abrazó, como si no le soltara nunca más en toda su vida.

-¡Gracias por creerme!-

Laura le devolvió el abrazo.

-Oscar, sé que puedes encontrar al niño, ¡confio en ti! ¡Porque eres el mejor!-

Habían sucedido demasiadas cosas en estos días. Viendo su cansancio, ella ni siquiera pudo ayudarle en nada, y esto le hacía sentir muy mal. No debería ocuparse solo de sus propias emociones, eran una familia y pase lo que pase, deberían apoyar y consolar uno a otro.

-Chica.- Oscar dio un pequeño suspiro y abrazó el cuerpo de Laura suavemente. Insertó su gran mano en el cabello de Laura con pesar,

-¡Llamaré ahora para que me confirmen!-

Estaba conmovido por el buen juicio de Laura, de que aún seguía siendo tan fuerte y dio gracias a Dios por tenerla. En esta vida ¡le era suficiente por tenerla!

Primero llamó al médico. Pensó que lo más importante de ahora era identificar la identidad de Andrés, si el niño era hijo de Max y Amelia o no.

Al escucharle hablar, Laura esperaba que Andrés fuera su hijo, pero a la vez, le daba pena Max y Amelia. Resultaba que Amelia también tuvo un hijo, A lo largo de todos estos años, ¡ella siempre consideró que su hijo estaba muerto!

Este sufrimiento era muy doloroso para cualquier otro.

Aunque ella esperaba que Andrés fuera su hijo, pero ¿y su propio hijo? Apoyó la cabeza en los brazos de Oscar, cerró los ojos débilmente y las lágrimas cayeron por su rostro.

-Sé que merezco morir.- Él la hizo afrontar de este dolor y también la hizo vivir una vida infernal sin su hijo durante cinco años. Cuando finalmente podían estar juntos, ¡resultaba que el niño no era su hijo!

-¡No!- Laura negó con la cabeza, extendiendo la mano para apoyar sus finos dedos contra sus labios.

-Oscar, no es tu culpa. ¡Vámonos a ver a Andrés y los demás! ¿El doctor llegará pronto, no?

-¡Gracias por tu cordura!- Él tomó su mano, -¡Vámonos a verlos!

Laura llegó a la sala de juguetes y vio que Amelia estaba llorando. Quería acercarse, pero no se atrevía. Sus ojos volvieron a enrojecer y las lágrimas que logró a controlar salieron de nuevo.

Andrés estaba acurrucado en los brazos de Max, mirándolo instalar sus juguetes de Superman. Laura de repente se sintió cálida pero triste en su corazón.

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