-¿No?- Iker arqueó una ceja, -¡Es lo que dicen en la televisión!-
-¡Las series de televisión están perjudicando a los niños de hoy en día! -
-¡Pero, esta es una buena idea!- Max asintió y murmuró
Amelia exclamó, -Qué tontoría, todavía es un niño, ¡Ah! Andrés está bajando!-
Mientras hablaban, Laura estaba bajando las escaleras con Andrés.
Cuando Max y Amelia vieron bajar a su hijo,ambos corrieron hacia él al mismo tiempo, -Andrés.-
-¡Hola, tío Max y tía Amelia!- saludó cortésmente Andrés, pero seguía cogido de la mano de Laura.
Al ver la dependencia de Andrés hacia Laura, Amelia se sintió bastante culpable. Laura la entendía, consolándola dijo,
-¡No tengas prisa, todo mejorará con el tiempo!-
-¡Sí!- Amelia asintió agradecida.
-Andrés, veamos qué dulces os han traído a ti y a Iker.-
Los dos niños fueron a buscar las golosinas, al fin y al cabo, eran niños y estaban muy emocionados al ver dulces.
Por eso, los cuatro adultos estaban muy satisfechos acompañando a los niños. Tenían una expresión de “con los hijos a su lado, nada les importaba”.
Max miró a Andrés, luego a Amelia, y después mantuvo la mirada en el rostro que expresaba maternidad de Amelia.
-Tío Max, ¿no te duelen los ojos?- sin darse cuenta, Iker se acercó a Max con cara de preocupación, parpadeó sus ojos inocentes y miró a Max, quien mantenía sus ojos sin parpadear.
Luego, Max reaccionó y se encontró con un par de ojos grandes y brillantes.
Todo el mundo estaba desconcertado, ¿por qué Iker dijo de repente eso?
-¿A qué te refieres?- preguntó Max desconcertado.
-Está mirando a la tía Amelia sin pestañear, ¿no te duelen los ojos?-
Se rieron Oscar y Laura al mismo tiempo.
El rostro de Amelia se enrojeció de repente, ¡qué vergüenza! Abrazó a Andrés que estaba sentado a su lado, y Andrés se rio.
Pero Max no le importaba, y frente a todos, dijo descaradamente, -¡No me duelen! ¡Cuando te guste una chica, también la mirarás así!-
Al escuchar sus palabras, el corazón de Amelia latió con fuerza. Se quedó atónita y se sintió un poco incómoda.
-Tío Max. En las series decían que para conquistar a las chicas hay que ser un descarado. Tío Max, cuando lo aprendas, ¡seguro que la tía pronto se convertirá en tu esposa!- dijo Andrés con dulzura.
-Jajajaja...- Laura se estaba partiendo de risa, Dios mío, no sabía que su hijo era tan divertido.
Oscar la sostuvo por detrás y le susurró al oído,
-¡Laura, yo también te miraré solo a ti el resto de mi vida!-
Laura
-Iker, ojalá que sea como tú dices, espero que aciertes en lo que has dicho.- Max anhelaba descaradamente sin olvidarse de lanzarle una mirada amorosa a Amelia.
-Soy muy preciso. El abuelo siempre decía que los niños vírgenes hablan con precisión. Por cierto, Tío Max, ¿eres virgen?- le preguntó Iker a Max con cara inocente.
-¡Iker, tú y Andrés sois los únicos vírgenes aquí!- le dijo Oscar intentando contener la risa.
-¡Oh... pensé que solo los papás no son vírgenes!- Iker negó con la cabeza,
-¿Acaso el Tío Max también tiene hijo?-
sus palabras dejaron a Max y Amelia aturdidos.
-¡Yo también deseo que fuera virgen, pero desafortunadamente!- dijo Max inocentemente,
-¡Porque deseo tanto ser padre!-
-¡Entonces ten uno con la tía! ¡Es muy fácil!-
-¡Apaga la televisión a partir de ahora, no le dejes ver más la televisión!- Oscar se puso de pie,
-¡Es terrible! Max, vámonos arriba, ¡tengo algo que decirte!-
***
En el estudio.
-Oscar, todavía no le he dicho a mi padre la identidad de Andrés, ¡temo que venga de repente y os causen problemas! Además, tú y Laura aún no habéis encontrado vuestro hijo, ¡no puedo llevarme a Andrés tan egoístamente!-
Oscar palmeó a Max en el hombro conmovido, -¡Hemos encontrado a nuestro hijo!-
-¿Lo encontraste?- exclamó Max con sorpresa, -Dios mío, ¿dónde está?-
Oscar se sentó, -¡Es Iker! Es el hijo biológico-
-¿De verdad?-
-¡Ya hemos hecho el análisis de DNA! ¡Todavía tienes que mantenerlo en secreto!-
Oscar le dijo a Max lo que había hecho Alonzo, y también le contó la identidad real de Alonzo.
En un instante, la mirada de Max se enfrió,
-No le perdonaré. ¿Cómo pudo hacer esto? Intercambiar a nuestros dos hijos y quedarse en la empresa durante tantos años como si no hubiera hecho nada. ¡Maldita sea, realmente quiero matarlo!-
-¡Afortunadamente, hemos encontrado a nuestros hijos!- Oscar estaba tranquilo.
Sabía sobre el proyecto de inversión en el extranjero. Seguro que Alonzo quería jugar truco.
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