El hombre con la máscara de zorro romance Capítulo 255

¿Por qué estaba en un lugar así?

Además, Laura trató de moverse un par de veces, pero descubrió que estaba atada con fuerza de manos y pies y no podía moverse en absoluto.

En una situación así, Laura por fin se dio cuenta de que algo iba mal. ¡Había sido secuestrada!

En ese momento se abrió la puerta del sótano y entró una luz deslumbrante. Laura frunció el ceño y de forma refleja entrecerró los ojos, temía ser afectada por la luz.

Sonaron pasos lentos uno tras otro. A medida que el hombre se acercaba, Laura finalmente vio con claridad su cara. No era otra persona quien la secuestró, sino el hombre que decía ser su fan.

-¿Eres tú?-

Los ojos de Laura se abrieron más por sorpresa, miró con incredulidad lo que estaba sucediendo ante sus ojos, estaba enojada y asustada, -¿Por qué has hecho esto?-

-¿Por qué?-

El hombre se rio sarcásticamente y se acercó a Laura paso a paso, poniéndose en cuclillas, cogió a Laura fuertemente de la barbilla.

-¿No te dije ya el por qué en la cafetería? Por tu culpa, puta, ha cambiado mi trayectoria de la vida. ¡Por supuesto que tengo que pagártelo!-

-No sé de qué estás hablando.-

Sintió un dolor agudo procedente de la barbilla, como si estuviera a punto de romperse. Laura frunció el ceño fuertemente, le escocían los ojos y estaba a punto de llorar de forma refleja.

-Shh, no llores.-

El hombre acarició los ojos de Laura con los dedos y lentamente le secó las lágrimas que salían por el rabillo de los ojos debido a causas fisiológicas.

-Tú que controlas el destino de los demás, no puedes tener un lado tan débil. Eso sería demasiado desagradable.-

-¿Qué diablos quieres hacer?-

Los ojos de Laura se abrieron más por la sorpresa, su corazón latía con fuerza y sus ojos observaban con mucha atención cada movimiento del hombre.

-Estamos en sociedad regida por la ley. ¿Acaso no sabes que esto es ilegal? Si lo abandonas y me dejas ir ahora, entonces te prometo que no presentaré cargos.-

-¿Que no presentarás cargos?-

El hombre levantó la cabeza, como si hubiera escuchado un gran chiste y se rio a carcajadas. Después volvió su mirada hacia Laura, y la mirada maligna de sus ojos asustaba a la gente.

-¿Qué derecho tienes para decir que no presentarás cargos contra mí? ¿No eres tú quien está indefensa ahora? ¿Cómo tienes la cara para decir esto?-

-¿Quién eres?-

Laura estaba a punto de colapsarse emocionalmente, se quedó mirando al hombre que estaba delante de ella, arrepintiéndose locamente de no haber rechazado en un principio su invitación, lo que la hizo caer en esta situación.

Pero no importaba cuánto lo pensara, seguía sin poder recordar cómo le había ofendido.

-Parece que ni siquiera sabes dónde te has equivocado.- el hombre volvió a reírse con sarcasmo, y directamente abofeteó a Laura, de forma que no le pudiera mirar directamente a los ojos, -Si te atreves a mirarme así de nuevo, te sacaré los ojos.-

-Pero ya que vas a morir, entonces te dejaré que mueras sin dudas.-

El hombre se puso de pie y miró a Laura que estaba tirada en el suelo como si fuera basura. De repente se rio.

-¿No te gustaba mucho escribir novelas? A tu esposo también se le da muy bien usar su poder para conseguirte beneficios. A tu esposo y a ti también os gusta especialmente la sensación de sentiros superiores y controlar la vida y la muerte de los demás, ¿verdad? Entonces aquí viene vuestra oportunidad, por fin tienes la oportunidad de vivir la experiencia de otros, ¿estás contenta?-

Con el gran discurso sin pies ni cabezas del hombre, Laura por fin supo de qué estaba hablando.

Levantó la cabeza y le miró con sorpresa, como si no pudiera comprender de ninguna forma sus pensamientos.

-¿Qué es lo que quieres hacer?-

Laura le miró fijamente, no quería perderse ninguna emoción del hombre. Abrió la boca, tratando de razonar con él, y de paso ganar tiempo.

-Es ilegal matar a personas. Seguro que no quieres pasarte el resto de tu vida metido en un calabozo por culpa de alguien a quien desprecias, ¿verdad?-

-No te preocupes, no soy tan estúpido.-

El hombre rio fríamente.

-Si solo te matase a ti, aunque yo viva, Oscar definitivamente no me lo perdonará. El Grupo Rasgado es una gran empresa y tiene negocios a nivel mundial. Obviamente un don nadie como yo no puedo luchar contra eso, pero no importa.-

El hombre bajó la cabeza y se acercó a Laura, mirándola con suma atención, la luz de sus ojos era cada vez más siniestro.

-Hasta donde yo sé, Oscar tiene muchos rivales. Puedo usarte para intercambiarte con él. Si mueres, él puede vengarse de mí, pero ¿y si él también muere? Estoy seguro de que sus rivales deben de estar muy dispuesto a hacerme este favor.-

Al escuchar esto, los ojos de Laura se agrandaron por la sorpresa y su respiración se aceleró.

-¡No, no puedes hacer esto!-

El hombre se burló, se puso de pie y se fue del sótano, -Esto no depende de ti. Espera sentada a ver el resultado. Quiero ver hasta cómo de enamorado está Oscar de tu cara.-

Después de un golpe, la puerta del sótano se cerró de nuevo y la luz restante desapareció por completo.

En este momento, en la cafetería.

Teresa frunció las comisuras de los labios y levantó los ojos para mirar a Milagros, tenía aún una mirada un poco dudosa, -¿ Es verdad lo que has dicho?-

-Todo es verdad.-

Milagros tenía una expresión relajada, y pellizcó las mejillas de Teresa antes de que él hablara con un tono amable, -No pasó nada entre Lía y yo. Solo la cuidaba antes por la última voluntad de mi amigo antes de que muriera, pero no esperaba que lo malinterpretase y fuera a provocarte.-

Al decir lo último, la mirada de Milagros se volvió muy fría, -No te preocupes, Teresa. Cuando regrese, me encargaré de nuestra relación y no dejaré que te vuelvan a ofender.-

-Vale.-

Teresa asintió, se acurrucó dulcemente en los brazos de Milagros y sonrió con satisfacción.

Los dos siguieron así por un tiempo, hasta que Teresa levantó la cabeza. Entonces se dio cuenta de que Laura había desaparecido.

-¿Dónde está Laura? Estaba aquí hace un momento.-

Milagros recuperó su cara de póquer al escuchar lo que dijo, nunca le había preocupado los asuntos ajenos, pero a causa de Oscar, miró a su alrededor y dio un par de vueltas por el restaurante. No vio a Laura.

-Tal vez no quería molestarnos, así que volvió antes a casa.-

-Esta Laura.-

Las mejillas de Teresa se sonrojaron, pensando en su vergonzoso comportamiento anterior y no pudo evitar dar un pisotón por la timidez, -Aunque quisiera volver, debería haberme dicho algo. Déjalo.-

Teresa bajó la cabeza y sacó su teléfono de su bolso, -La llamaré y le preguntaré dónde está ahora.-

Milagros asintió indiferente, de todos modos, Laura estaba protegida por Oscar. Era imposible que se perdiera una persona tan grande a plena luz del día.

-Hola, el número al que llama no está disponible por el momento.-

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