-¿Mi… fan?-
Laura levantó el dedo y se señaló a sí misma, y volvió a confirmarlo con el hombre, -¿Estás seguro?-
-¡Por supuesto!-
El hombre asintió fuertemente, se acercó entusiasmado y le mostró a Laura su teléfono.
-Mire, señorita Laura, el primer libro de mi lista de favoritos es suyo. En realidad, no me gustaba mucho leer novelas antes, pero desde que leí su libro, pienso que he encontrado la razón para vivir. Solo salí a pasear, no esperaba encontrarme con la autora en persona.-
.Laura al principio pensó que su actitud era un poco exagerada, pero desde que escuchó al hombre decir que había encontrado el sentido de la vida, su expresión instantáneamente se relajó mucho, e inconscientemente bajó mucho la guardia.
-¿De verdad?-
Laura abrió la boca y le sonrió levemente al hombre, -Aunque todavía estoy en las primeras etapas de la escritura de novelas, es genial que haya podido ayudarte.-
-Por supuesto que me ayudaste.- la sonrisa del hombre se hizo más grande, y un extraño brillo pasó rápidamente por sus ojos mientras hablaba, -Si no hubiera sido por ti, mi vida no habría tenido un cambio tan grande.-
-¿Sí?-
Laura apretó el bolso de su mano, seguía mirándole sonriente. Aunque sintió que había algo extraño en lo que dijo, le pareció normal tener problemas lingüísticos cuando pensó en que él era una persona que había tenido pensamientos de suicidio antes de esto por lo que no le dio más vueltas.
Después de que el hombre hablara durante mucho tiempo, finalmente reveló su propósito.
-Señorita Laura, el destino ha hecho que nos conozcamos. ¿Puedo invitarla a un café?-
-Esto... no debería.-
Laura sonrió de forma forzosa, no esperaba que el hombre le ofreciera una invitación tan directa, y le parecía raro tomar café con un extraño.
-Señorita Laura, solo es una taza de café, por favor acéptelo.-
El hombre parecía que había previsto el rechazo de Laura, por eso en vez de darse por vencido, siguió insistiendo.
-De cara a mi vida, el cambio es realmente grande. Puede que no le parezca gran cosa, pero es muy importante para mí. Si aceptase mi taza de café, sería de gran ayuda para mí, señorita Laura. Le ruego que acepte mi pequeña petición.-
Si te encontrabas con un fan en la calle cuando estabas de compras y este te invitaba con mucho entusiasmo a un café, nadie lo rechazaría, ¿verdad? Laura dejó de sonreír. Aunque estaba un poco reacia, también tenía miedo de que debido a su acto pudiera afectar al estado mental que por fin había mejorado un poco del hombre. Además, era solo tomar una taza de café en la cafetería, tampoco iba a pasar nada.
Al pensar en esto, Laura asintió con la cabeza, -Está bien, justo hay un café aquí cerca, vámonos allí.-
La sonrisa del hombre se profundizó cuando Laura aceptó.
-Claro, como tú quieras. Ya me siento muy afortunado por tener el honor de tomar una taza de café contigo.-
Así, los dos caminaron hasta la cafetería.
-Señorita Laura, ¿qué va a tomar usted?-
El camarero estaba esperando al lado de la mesa y el hombre tomó la iniciativa para preguntar.
Laura no pudo evitar reírse y luego negó levemente con la cabeza. Cogió la taza de la izquierda y lo bebió a sorbitos.
El hombre cogió el café de la derecha y habló de los detalles de la novela con Laura.
Al principio, Laura aún podía escuchar con atención al hombre, contestando de vez en cuando, pero sin saber por qué, su cabeza estaba cada vez más mareada y lo que veía pasaba de ser uno a dos, dos a tres, y al final, incluso no podía oír con claridad lo que decía el hombre.
De golpe, Laura perdió completamente el conocimiento.
Al ver esto, el hombre finalmente se quitó su disfraz de entusiasmado e inocente. Mirando a Laura que yacía inconsciente en la mesa, no pudo evitar reírse sarcásticamente.
Qué fácil de engañar era, una mujer tan estúpida como ella resultó ser la culpable quien le hizo llegar hasta esta situación. Pero todo esto ya no importaba, pronto iba a terminar.
Al pensar en esto, el hombre dejó de perder el tiempo. Primero le dio dos palmaditas en la mejilla a Laura. Después de confirmar que se había desmayado por completo, se quitó la chaqueta negra y la puso sobre el cuerpo de Laura y se fue de la cafetería con ella.
Todo esto sucedió sin que nadie se diese cuenta de ello.
No se supo cuánto tiempo había pasado, Laura luchó por abrir los ojos, solo sentía un terrible dolor de cabeza, como si hubiera sido golpeada por algo pesado, y no estuvo muy despierta por un momento.
Levantó la cabeza, frunció levemente el ceño y miró a su alrededor. Lo que veía era un paisaje desolado y sucio, y un ratón pasó cerca de su pie.
A estas alturas, Laura finalmente supo que algo iba mal.
¿Qué sitio… era este?
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: El hombre con la máscara de zorro