Al escuchar esto, los hombres vestidos de negro se miraron mutuamente y se retiraron al mismo tiempo. Pronto, solo quedó en el sótano Oscar y esas personas que obviamente fueron instigadas.
Fuera de la puerta del sótano, varios guardaespaldas no pudieron evitar mirar hacia la puerta del sótano.
-Ahora verán, vaya suerte que tienen estos chicos. Van a ser interrogados por el propio jefe.-
-Quién dice que no, este tipo de bendición no es algo que todos pueden tener. No nos lo quiso decir cuando les estábamos interrogando. Ahora, aunque quieran decirlo, ya no tendrán la oportunidad. Si les va a interrogar el jefe, las cosas ya no serán tan sencillas.-
-No quieren hacerlo por las buenas. Por qué preocuparnos de eso, vámonos a tomar algo, ya no tenemos que hacer nada aquí.-
En el sótano oscuro, la única luz provenía de una tenue lámpara que colgaba del techo.
Oscar no habló, solo se sentó en silencio en la silla, miraba con cara de póquer a los hombres que habían sido golpeados por todas partes.
Al principio, cuando vieron que Oscar no hablaba, pensaron que estaba aquí para soltarles y dejarles ir, solo que le era difícil decirlo por la vergüenza.
Al pensar en esto, el miedo que sentían desapareció bastante y su actitud se volvió dura nuevamente.
-Oye, no me importa de qué compañía eres jefe, pero ahora es una sociedad legal. Es ilegal que restrinjas de esta forma nuestra libertad. Si eres listo, déjanos salir rápido y además tienes que darnos una suma grande de dinero para compensarnos por el daño psicológico que hemos sufrido. Si lo haces, este asunto quedará zanjado. De lo contrario, ¡no pienses que te vas a ir de rositas!-
-Eso, no me digas que un gran jefe como tú no tienes esta pequeña cantidad de dinero. Solo somos lectores normales que quieren darse de baja a la suscripción de la revista, después de todo, el plagio es algo que habéis hecho vosotros primero. Así que no intentéis pasar por alto esto, ni lo soñéis.-
Oscar no pudo evitar reír y los miró, pensando que eran personas que no sabían lo que les hacían bien o mal.
-Os daré una última oportunidad para decir quién está detrás de todo esto. Si lo decís, entonces todo será fácil de resolver. Pero si no lo decís, entonces no me culpéis por ser descortés.-
-¿Descortés? ¿Qué vas a hacernos? ¿Acaso vas a matarnos?-
El rubio empezó a creer que Oscar simplemente estaba fingiendo, sin amenaza alguna. Estaba diciendo esto para presionarles y asustarles, para que dijeran la verdad.
Sin embargo, si podían hacer este trabajo a largo plazo, demostraba que tampoco eran un hueso fácil de moler.
Al pensar en esto, el rubio se sintió más confiado.
-No creas que puedes asustarme diciendo algunas palabras plausibles. Tampoco he crecido asustado. Si eres listo, déjanos ir rápido. Solo somos lectores que no pueden soportar que plagien y saque beneficios de ello.-
-Eso, eso.- detrás del rubio, el pelirrojo se sintió animado por el rubio, y también empezó a gritar, -Nosotros no tenemos ese tipo de pensamientos, pero vosotros, aparte de que habéis plagiado y no lo admitís, encima secuestráis a otras personas. Si yo fuera vosotros, libraría ahora mismo a mis amigos y a mí. De lo contrario, este asunto no acabará aquí.-
Después de gritar de dolor, el rubio miró a Oscar, tratando de hacer el último intento de resistencia.
-¡Si… si me matas de verdad, tú tampoco podrás huir cuando se entere nuestra gente!-
-¿Cuando se entere vuestra gente?-
Oscar bajó la mirada, había un intenso desprecio en sus ojos cuando los miraba, como si para él, ellos fueran incluso peor que los bichos más rastreros y sucios.
-¿Acaso no sabéis la de cosas ilegales que habéis hecho? ¿Qué tiene que ver conmigo que luego hayáis pasado por contrabando a otros países para evitar ser rastreados por la policía federal?-
El rubio se desesperó escuchando las palabras de Oscar.
Junto a él, el pelirrojo estaba tan asustado que se apresuró a pedir clemencia, se esforzó por dar unos pasos hacia adelante y trató de agarrar el tobillo de Oscar.
-No, no me pegues más. Lo diré, lo diré todo, mientras me dejes ir, estoy dispuesto a hacer cualquier cosa. Por favor, no me pegues más, tampoco quiero ir a esos países pobres. ¡Lo diré todo! El que nos instigó fue... -
Al ver que el pelirrojo estaba a punto de revelar el responsable de todo esto, el rubio lo pateó brutalmente.
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