El hombre con la máscara de zorro romance Capítulo 273

Las mejillas de Laura repentinamente se sonrojaron, -Yo no he hecho eso. Fue solo un capricho. Si no te gusta, lo cambiaré. De todos modos, es solo un nombre sin importancia. No vale la pena mencionarlo.-

-¿De verdad que es así?-

Oscar estiró los brazos, rodeó a Laura, y la presionó contra la cama. Tenía una mirada profunda, como si fuera a absorberla.

-Pero Laura, no lo te creo, ¿qué hacemos?-

-¿Cómo que qué hacemos? No sé de qué estás hablando. Si quieres creértelo, entonces creételo.

Laura rápidamente notó la familiar amenaza de los ojos del hombre. En circunstancias normales, cuando Oscar hacía esto y tenía esta mirada, significaba que, durante las próximas horas, iban a hacer un ejercicio muy familiar para los dos.

Presintiendo lo que iba a suceder a continuación, Laura levantó las manos y presionó contra el pecho del hombre, tratando de apartarlo.

-Ya está bien, son casi las dos de la madrugada. ¿No acabo de decirte que quiero irme a la cama más temprano esta noche? Y tú también me lo prometiste. Si es así, entonces ya no puedes faltar a tu palabra. Vámonos a dormir.-

Oscar soltó una carcajada en bajo y luego abrazó a Laura con más fuerza, -¿He dicho eso? ¿Por qué no lo recuerdo? ¿Será porque tenía mucho trabajo y tengo ahora un lapso de memoria? Pero sí que estoy seguro de algo. En lo que acabas de decir, dijiste que lo dije esta noche. Pero estrictamente hablando, ya son las 2 de la madrugada. En otras palabras, ya es el día siguiente. ¿Cómo puede servir para hoy lo que dije ayer?-

-¡Tú!-

Los ojos de Laura se abrieron con incredulidad y, le miró como si no esperaba que fuera tan caradura.

-¡Esto es sofisma!-

-Sí, es sofisma.-

Oscar lo admitió sin dudarlo, su cuerpo se inclinó hacia delante, y la presión contra el cuerpo de Laura se hizo más evidente.

-Entonces, Laura, ¿eres lo suficientemente paciente como para escuchar mi sofisma?-

Incluso en este momento, seguía tomándola el pelo. Laura cerró los ojos con timidez, no sabía qué hacer.

-No sé de qué estás hablando. Nadie quiere escuchar tu sofisma. En resumen, se está haciendo tarde, quiero irme a la cama.-

Al ver Oscar ya había jugado bastante con ella, y si continuaba, probablemente la haría enfadar de verdad. No valdría la pena si luego esta mujercita la prohibía entrar al dormitorio.

Al pensar en esto, Oscar bajó la cabeza, suspiró impotente y luego frotó con ternura el cabello suave y esponjoso de Laura.

-Está bien, está bien, ya no te molestaré más. Vete a la cama.-

Laura resopló con orgullo y no siguió hablando. Se dio la vuelta, y cerró los ojos de espaldas a Oscar, a la vez que abrazaba a la colcha. Obviamente Oscar había hecho lo que quería, pero sin saber por qué, se sentía un poco decepcionada.

Laura se asustó por sus pensamientos, sus ojos se abrieron de repente, y golpeó enojada a la colcha de su pecho.

“Laura, Laura, ¿en qué estás pensando? ¿Cómo puedes pensar en ese tipo de cosas?”

A la mañana siguiente, temprano, Laura se levantó y bajó con Oscar. Después de llegar al comedor, esperó mucho tiempo y seguía sin ver bajar a Iker. Miró el reloj de cuarzo de la pared y no pudo evitar fruncir el ceño.

-Qué extraño, ¿por qué Iker se durmió tan tarde hoy? Son casi las nueve y aún no se ha levantado.-

-Los niños juegan hasta tarde, es normal que se duerman.-

Oscar en cambio, no lo tomó muy en serio. Aunque no estaba muy de acuerdo con que se les pegasen las sábanas a los niños, solamente era una noche, lo cual no era tan importante. Además, Iker siempre había tenido sus propias opiniones, y nunca les había hecho preocuparse por pequeñas cosas como esta, por lo que Oscar no le dio importancia en absoluto.

-No.- Laura no lo pensaba así. Se puso de pie y miró inquieta en dirección de las escaleras. Al ver que seguía sin haber movimiento allí, vio a Emma entrar desde afuera cuando estaba a punto de subir para echar un vistazo.

En cuanto Emma vio los movimientos de Laura, recordó lo que le dijo de Iker cuando salió por la mañana, y comprendió al instante. Con una sonrisa en la boca, le preguntó a Laura.

-Señora, ¿está buscando al señorito?-

Laura asintió, -Son las nueve en punto, e Iker todavía no se ha levantado. Iba a subir y echar un vistazo. Hablando de eso, no veo mucho a este niño recientemente, a saber lo que está haciendo.-

Emma, obviamente, sabía la verdad acerca de lo que estaba diciendo Laura. Sonrió pensativa, pero no dijo nada, sino que le contó a Laura lo que le dijo Iker.

-El señorito Iker ya se ha levantado hace tiempo. Debería estar visitando con señor Lorenzo a un amigo en este momento. El señor Lorenzo ha estado llevando al señorito a participar en muchas actividades estos días. El señorito también se ha desenvuelto muy bien, enorgulleciendo al señor. Por eso, ahora iba a donde iba, el señor Lorenzo se llevaba al señorito, para presumir ante los demás.-

-Resultó ser así.-

Laura se relajó instantáneamente y dejó de perseguir deliberadamente el paradero de Iker.

Junto a él, Oscar sonrió y acarició la cabeza de Laura, -Ves, ya te dije que el chico sabía lo que hacía, no iba a pasar nada. Pero tú no me creías.-

-Me estaba preocupando por mi hijo.-

Laura cogió un bollo hervido al vapor y miró a Oscar con enojo, dejó de hablar y terminó su desayuno en silencio.

Después del desayuno, Laura se sintió completamente liberada de los efectos negativos de lo que sucedió ayer, y su tranquilidad regresó. Parpadeó e instantáneamente recordó la excusa tan mala que usó ayer Oscar para explicar por qué tan casualmente pasó por su revista y la supuesto emergencia de relaciones públicas.

Al pensar en esto, Laura dejó los palillos, puso ambos brazos sobre la mesa del comedor y miró al hombre de enfrente con seriedad.

-Oscar, ayer dijiste que pasaste por mi revista accidentalmente, pero recuerdo que, para ahorrar costes, establecí temporalmente la ubicación de la revista cerca de la zona residencial suburbana. Tu empresa y tus socios, deberíais estar todos en el distrito financiero del centro de la ciudad. ¿Cómo es posible que te pasaste accidentalmente y con tanta casualidad me salvaste?-

Oscar estaba atónito, no esperaba que fuera tan sensible.

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