El hombre con la máscara de zorro romance Capítulo 274

La expresión de Oscar se quedó en blanco por un momento, luego se llevó la mano a los labios y tosió.

-No, piensas demasiado. Aunque vuestra ubicación es un poco especial, no es que no haya ningún otro jefe que pensara lo mismo que tú. Pasé por allí por casualidad. No pienses tanto. Además, si no fuera por mí, seguro que te habrían devorado viva ayer esas personas. Tal vez sea esto la telepatía entre esposo y esposa.-

Cuanto más hablaba Oscar, más seguro se volvía de sí mismo, pensaba que esta excusa no podía ser más perfecta.

-Laura, ¿no crees que hay un vínculo especial entre nosotros? Es precisamente por la existencia de este vínculo por la que cada vez que estás en peligro, puedo llegar a tiempo. Estamos protegido por los dioses, por eso siempre podemos salir de situaciones peligrosas.-

Laura no era una niña de la edad de Iker, por supuesto que no se creía lo que decía Oscar de que estaban protegidos por dioses. Le miró, estaba muy insatisfecha con su respuesta.

-No me vengas con cuentos, ¿acaso no te conozco? Oscar, dime honestamente, ¿pusiste a alguien a mi lado y por eso puedes saberlo en el primer momento cuando estoy en peligro?-

La mujer que amaba era bastante inteligente.

Oscar arqueó las cejas, sentía que la mujercita en frente de él se estaba volviendo cada vez más difícil de engañar, pero tampoco podía decirle la verdad de esta forma, de lo contrario, según el carácter de Laura, definitivamente se enfadaría.

El hombre acarició la cabeza de Laura un par de veces, su expresión estaba más tranquila y calmada, y su tono era también muy seguro.

-De verdad que no, no te preocupes. Aunque estoy preocupado por tu seguridad, confío en tus habilidades y, además, ya me lo has dicho antes. Querías tener tu propio negocio por tu propio esfuerzo. Como esposo, ¿cómo puedo intervenir y luego dejar que el deseo de mi esposa se haga añicos cuando mi esposa tiene un deseo tan grande como ese?-

Cuando Oscar llegó a la segunda parte de su discurso, su mano se acercó a la cara de Laura y le pellizcó un par de veces en la mejilla.

-Créeme, de verdad que no es tan complicado como piensas.-

Laura se sorprendió por los movimientos de Oscar y apartó la mano grande hombre.

-Por qué me toqueteas cuando hablas, todavía hay mucha gente en el comedor que nos están mirando.-

Cuando terminó de hablar Laura, las doncellas y sirvientes que estaban al lado a la espera de órdenes, giraron la cabeza al instante, fingiendo como si no hubieran visto o escuchado algo.

Cuando Oscar vio esto, la sonrisa en su rostro de repente se hizo más grande. Levantó la cabeza y miró a los demás que estaban en el pasillo, levantó a propósito la voz y preguntó, -¿Habéis escuchado algo?-

-¿Qué?-

Emma estaba ocupándose de los platos y fingió que acababa de escuchar la pregunta de Oscar.

-¿Han dicho algo? Qué oído tengo, estaba tan centrada en mi trabajo que no he escuchado nada. Esto es lo malo de cuando eres viejo. Si la señora y el señor tienen algún, por favor decidlo un poco más fuerte, de lo contrario, no puedo oírlo.-

Las palabras de Emma eran simplemente el perfecto broche final. Aunque parecía decir que no había escuchado nada, pero después de escucharlo Laura, solo se sintió más avergonzada. Levantó la mirada y vio que la sonrisa indescriptible del rostro de Oscar. Al ver su sonrisa, Laura se sintió más avergonzada.

¡Lo había hecho apropósito!

-¡Lo has hecho apropósito!-

-¿Qué?-

Oscar parpadeó, tenía una cara de inocente, -No lo sé, por cierto, es tarde, tengo que ir a trabajar.-

Cuando terminó, Oscar ni miró a Laura, tomó su maletín, y salió rápidamente del comedor, dejando a Laura sola en el restaurante, enfurruñada.

Emma cruzó las manos delante de sí misma, y empezó a recoger sonriente lo que habían comido junto a los sirvientes.

-La relación entre la señora y el señor es realmente buena. El señorito de Iker, es inteligente, educado y lindo. La señora es realmente afortunada. Por supuesto, la propia señora también es muy buena, por eso ha encontrado a un caballero como el señor y ha dado a luz a un niño tan inteligente y encantador como el señorito.-

Laura sonrió, estaba muy de acuerdo con esto.

-Es cierto, Emma. Entonces yo también me voy a trabajar.-

Después de hablar, Laura recogió su bolso y salió del comedor.

-Vale, señora, vaya con cuidado.-

Emma vio a Laura marcharse con una sonrisa y no la recogió hasta que dejó de ver su espalda y continuó limpiando el desorden.

Entre las sirvientas, una joven que parecía tener sólo diecisiete o dieciocho años levantó la cabeza y miró con envidia a la dirección por donde se habían ido Laura y Oscar.

-La relación entre la señora y el señor es realmente buena, y el señor es una persona tan perfecta, ¿de qué se ha enamorado de la señora? Qué suerte tiene la señora de conocer a una persona tan guapo y rico como el señor, que encima no la despreciaba.-

Las palabras de la chica fueron bastante decentes al principio, pero cuanto más hablaba, más se desviaba del tema. Emma volvió la cabeza al escuchar esto y le lanzó una mirada feroz.

-¿De qué estás hablando? Apresúrate y haz tu trabajo, no pienses que todos son tan bobas como tú. Además, si la señora no es buena, quién lo es, ¿tú?-

La chica bajó la cabeza y todavía parecía resentida, pero no se atrevió a enojar de verdad a Emma. Después de todo, aunque el trabajo de sirvienta de la familia Rasgado no era muy decente de decir, seguía haciendo muchas personas que estaban dispuestas a venir. El trabajo era relativamente relajado y tampoco había que pensar mucho, además de que el salario era muy alto. Incluía también comida y alojamiento, y había bonificaciones extras durante las vacaciones. Era mucho más cómodo que trabajar fuera.

Sin embargo, después de que Emma se fuera, la chica tiró de su compañera un par de veces con insatisfacción.

-Oye, Marta Aguayo, dilo tú. ¿Cómo que no soy lo bastante buena? Soy joven y guapa. Además de comprensiva, también soy más esbelta. Sé hacer muchas tareas domésticas y también cocinar. ¿En dónde no puedo compararme con la señora?-

Después de que Marta escuchase esto, se sorprendió y rápidamente tiró de la manga de la otra persona con horror.

-Basta, Manuela Correa, ya vale. Hay que tener un grado de fantasía, ¿cómo puedes compararte con la señora? Si sigues diciendo tonterías, se lo diré a Emma.-

Manuela resopló insatisfecha, no habló más, pero salió del comedor y regresó a la habitación.

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