El hombre con la máscara de zorro romance Capítulo 275

Después de regresar a la habitación, Manuela se miró en el espejo. Si también era una chica muy guapa. Aunque no era tan guapa como la señora, era joven. Además, las cosas como la apariencia eran más o menos iguales en todos. Cómo iba a ser más popular una vieja que una joven cuando tenían más o menos la misma apariencia.

Además, llevaba mucho tiempo sirviendo en la familia Rasgado, se consideraba conocer bastante al señor.

La única razón por la que el señor se fijó en la señora era porque era guapa y joven. Además, ella había escuchado que la señora se había quedado embarazada antes de casarse.

Si la señora pudo casarse con el señor por su belleza, por qué no iba a poder ella. Pensaba que no existía un hombre que pudiera resistirse a no tener una aventura. Si el señor pudo enamorarse de la señora antes, entonces seguro que podía enamorarse de ella

Sin embargo, a pesar de que pensaba así, Manuela sabía que ella era la tercera persona de la relación, había llegado un paso tarde. Si hubiera salido del pueblo un poco antes y trabajar en la familia Rasgado, entonces ya no pintaría nada aquí la señora.

-¿Por qué el señor se ha enamorado de la señora y no de mí?- Manuela levantó las manos y dio deprimida una palmada en la mejilla de su reflejo del espejo, -Si somos iguales. Si hubiera conocido al señorito antes, tal vez sería yo quien estaría disfrutando de la gloria y riqueza ahora.-

Marta estaba al principio afuera, después de escuchar lo que Manuela acababa de decir, estaba un poco preocupada por ella, y temía a que hiciera algo en privado que pudiera afectarle. Entonces ella saldría perdiendo.

Sin embargo, lo que Marta no esperaba era que, tan pronto como entró, escuchó las palabras tan caprichosas de la otra persona.

-Manuela, ¿de qué diablos estás hablando? ¿Acaso no sabes que, si realmente haces lo que has dicho de seducir al señor, tu comportamiento es el de una amante? Y, romper la familia de otras personas es inmoral. Además, el señorito Iker es tan mayor ya, ¿cómo puedes hacer esto?-

-Solo lo he pensado, estás demasiado nerviosa.-

Manuela ni miró a Marta.

-Soy joven y hermosa y estoy planeando para tener un mejor futuro, ¿qué he hecho mal en eso? En cambio tú, con lo fea que eres, tienes que trabajar duro para quedarte. Así que no me implantes tus pensamientos. Somos totalmente diferentes, eso sería inapropiado.-

Marta no pudo evitar reír de enfado cuando Manuela la pisoteó para elogiarse a sí misma.

-¿Entonces tú y la señora pertenecéis al mismo mundo? Me temo que la distancia entre tú y la señora es tan grande que ni triplicándote la alcanzas. La señora se graduó de una universidad de alto prestigio y se fue al extranjero a estudiar y cuando volvió, aplicó para un puesto de trabajo en la empresa del señor. Además, mientras trabajaba, su habilidad comercial siempre fue destacada, mientras que tú… -

-¿Qué pasa conmigo?-

Manuela estaba llena de desdén, pensaba que Marta en realidad la estaba reprimiendo a propósito al decir tanto, quería que fuese una sirvienta para el resto de la vida como ella.

-Soy muy buena. En términos de apariencia y figura, no soy peor que la señora en absoluto, y soy más joven que ella. Además, solo las personas que no eran buenos estudiantes se iban al extranjero. ¿De verdad que crees que no sé nada?-

Marta estaba muy enojada por lo que dijo Manuela. No esperaba que siguiera sin cambiar de opinión después de que le hubiera dicho tanto. Estaba tan enfadada que quería dejarle las cosas claras.

-Ni siquiera te graduaste de secundaria cuando saliste a trabajar. Tienes este trabajo porque le diste pena a Emma, ella temía que, si la familia Rasgado no te aceptaba, una joven que acababa de ser mayor de edad como tú ibas a encontrarte con personas malas afuera. La señora fue contratada por una de las 500 empresas más importantes del mundo por sí sola, y tú pudiste entrar a la familia Rasgado y conocer al señor, solo porque Emma sintió lástima por ti. Tú y la señora sois totalmente diferentes, ¿cómo que sois iguales?-

-¿En dónde no somos iguales?-

Manuela se enfadó mucho, su tono de voz se elevó y se emocionó al instante.

-¿Qué pasa, acaso la educación lo es todo? Tú te graduaste de un grado, pero ¿no sigues haciendo el mismo trabajo que una persona que no se graduó de secundaria como yo? Además, ¿acaso la señora es perfecta? Si fuera tan capaz, tan perfecta, ¿cómo es que se quedó embarazada antes del matrimonio? El señorito Iker ya tiene seis años, pero ella acababa de casarse con el señor hace unos meses, ¿no?-

-¡Tú!-

Marta se sorprendió.

-Lo digo por tu propio bien. No solo no lo aprecias, sino que te burlas de mí. De todos modos, ya no me importas. Haz lo que quieras. Cuando realmente lo pases mal, no me vengas llorando. Solo sentía lástima por ti por tener un hermano pequeño y unos padres chupasangres en casa. Tenía miedo de lo que te pudiera pasar si perdieses este trabajo, pero, ¿cómo me has podido decir eso? No le contaré a Emma lo de hoy, como muestra de mi último gesto de simpatía. Pero tú verás lo que haces, esta noche solicitaré el cambio de dormitorio.-

Después de que Marta terminó de hablar, comenzó a empaquetar sus cosas. Manuela observó fríamente sus actos, y el desdén en su corazón se volvió más fuerte.

-¡Quién se cree que es!-

El pequeño episodio entre las dos sirvientas de la familia Rasgado, por supuesto que no iba a afectar a otras personas, y menos se iba a enterar Laura.

En ese momento, Laura estaba sentada en la silla de la oficina, observaba en silencio a Bianca, quien estaba sentada frente a ella, con una expresión fría en su rostro. Raramente no estaba sonriendo.

-Bianca, ¿no me quieres explicar algo?-

Laura empujó el documento hacia Bianca.

-Siempre he confiado en ti, por eso quería esperar a que tomaras la iniciativa para hablar conmigo, pero obviamente, me has decepcionado. Después de tanto tiempo, no solo no tomaste la iniciativa para venir a contarme lo que habías hecho, sino que, además, fuiste a hablar con Ichiro y estúpidamente, intentaste echarle la culpa. ¿No tienes nada que explicarme sobre esto?-

-No lo he hecho.-

Bianca bajó la cabeza, apretó los labios inconscientemente y con ojos llorosos, como si fuera a llorar en el siguiente segundo.

-De verdad que no sé nada. Admito que me equivoqué con la tipografía, pero no pensé que también había derechos de autor en la tipografía.-

Valeria se burló , no se tragaba en absoluto lo que decía, -Vale, dices que sabías el problema de la tipografía. ¿Y qué pasa con las ilustraciones? Las ilustraciones no son como otras cosas. Cualquier persona con cerebro debería saber que había que tener autorización del autor para usarlo, ¿no?-

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: El hombre con la máscara de zorro