El hombre con la máscara de zorro romance Capítulo 279

-Señor Oscar, el señorito Iker ya es mayor, aunque la señora Laura es guapa, ¿no se aburre viendo siempre a la misma persona? Me gusta de verdad, señor Oscar, si quiere, puedo abandonar todo y seguirle a donde sea. ¿Sabe qué? Ya me había enamorado del señor Oscar desde el primer día que le vi.-

En este momento, la ira de Oscar había aumentado al máximo, pero no habló, quiso escuchar todo el monólogo de esta mujer sinvergüenza.

No esperaba que pudiera existir alguien que quisiera arruinar a la familia de otra persona tan descaradamente y viera como una cosa tan normal seducir a un hombre ya casado.

Manuela vio que Oscar no hablaba, pensó que le había convencido. En un instante, sintió emocionante.

«Qué bien. No esperaba que fuera tan fácil convencer al señor Oscar. Al tener relación sexual con él, esto sería solo el comienzo. En cuanto tenga un hijo suyo, la señora Laura y el señorito Iker dejarán de ser importantes para él. Los hombres son así, perderán cada vez más los principios en cuanto lo prueban por primera vez.»

Al saber esto, Manuela actuó con más presunción y prisa, su rostro estaba lleno de codicia y anhelo por la vida futura.

-Señor Oscar, realmente me gusta, no quiero nada, y puede estar seguro de que nunca iré a la señora Laura para presumir de esto, tampoco le diré a nadie nuestra relación, por favor confía en mí. He dejado mi orgullo y vergüenza porque realmente me gusta, quiero estar con el señor Oscar. Por favor, tenga piedad de mí y deme esta oportunidad.-

Oscar esperó hasta que Manuela terminara de hablar, después de asegurarse de que no hablaría más, se burló. Sus miradas eran tan frías que podrían congelar cualquier cosa, estaba la atmósfera llena de tensión.

Si en este momento, alguien que conociera muy bien a Oscar estuviera a su lado, definitivamente notaría algo raro. El hombre se había enfadado y las consecuencias serían irreparables.

Oscar se burló, abrió los labios levemente y dijo una palabra reprimiendo su ira.

-Suéltame.-

Manuela al escuchar la risa burlona de Oscar, se pensó que obtuvo la oportunidad, pero no esperaba que le dijera solo esta palabra, sintió un frío de cabeza a pie reemplazando al entusiasmo de antes.

Manuela parpadeó, incluso dudando de si lo había escuchado mal, -Señor Oscar, ¿Qué acaba de decir...?-

-¿Eres sorda?-

Oscar seguía sin moverse. Quería quitar a esta asquerosa mujer de encima, pero considerando que no tenía guantes, si sacara el brazo, podría llegar a tocar a esta asquerosa. Dudó por un momento y no lo hizo.

-Lo diré de nuevo, suéltame, e inmediatamente coge tu ropa repugnante y lárgate de esta habitación. Si eres inteligente, vete a buscar a Emma y renuncia el trabajo, no vuelvas a aparecer delante de mí.-

-¿Señor Oscar?-

Manuela levantó los ojos sorprendida, no se sintió resignada. No podía creer que todo su esfuerzo acabara en vano.

Manuela cubrió su pecho. En este momento, por fin se dio cuenta de que Oscar no era quien ella pudiera seducir. Pero se dio cuenta tarde, le dolía tanto el pecho, sintió como si hubiera un montón de hormigas mordiéndole la carne. Cogió la ropa y se cubrió el pecho, tosió unas cuantas veces y sintió que había un fluido de sangre que subió a su boca.

Apretó los dientes y sintió la sangre salir por la comisura de su boca. Grandes lágrimas, que parecían perlas cayeron por sus mejillas. Manuela levantó la vista y miró a Oscar como si él le hubiera roto el corazón.

-Señor Oscar, ¿cómo puede ser tan insensible? Simplemente me gusta.-

En este momento, la puerta del dormitorio se abrió de repente.

Laura sostuvo el pomo de la puerta, se quedó atónita y miró con incredulidad lo que estaba sucediendo.

-¿Qué estáis haciendo?-

Iker, que estaba detrás de ella también miró sin comprender lo que estaba sucediendo. Los grandes ojos del niño parecían brillantes, miró a Manuela, quien estaba tirada en el suelo hecha una desastre, expresó una hostilidad que no era propia de un niño de su edad.

-Papá, ¿qué estás haciendo en la habitación con esta tía vieja? ¿Por qué no lleva nada de ropa? Qué vergüenza. La maestra dijo que uno no puede desnudarse ante los demás.-

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