-Lo siento, señorita, ¿estás bien? ¿Te has hecho daño? Si estás lesionada, puedo llamar al hospital. No te preocupes, definitivamente asumiré la responsabilidad.-
Laura estaba un poco aturdida por el impacto, y antes de que pudiera hablar, escuchó una voz masculina. Parpadeó y empezó a negar con la cabeza de inmediato cuando se dio cuenta de lo que había dicho.
-No, no, estoy bien. Es mi culpa. No miré el camino primero y por eso nos chocamos. ¿Cómo voy a dejar que gastes dinero por esto, señor?-
Mientras hablaba Laura, se agachó para recoger las cosas que se le habían esparcido.
Al ver esto, el hombre se agachó también y ayudó a Laura a recoger sus cosas. Sin querer, las manos de las dos personas se tocaron y de inmediato se separaron como si se hubieran dado una descarga eléctrica.
Laura finalmente recogió todas sus pertenencias, y recordó el momento embarazoso de antes. No pudo evitar toser levemente, cogió las cosas que le entregó el hombre de enfrente y dijo con una sonrisa.
-Lo siento mucho, señor. Aparte de molestarte, has tenido que ayudarme a recoger las cosas.-
-Está bien, no es nada.-
El hombre sonrió amablemente, dijo con un acento extraño y con los ojos fijos en Laura. Tenía una mirada invasiva aparte de amable.
-Espera un minuto, señorita. ¿Estás libre? Siento mucho haberme tropezado contigo. Quiero invitarte a una taza de café como recompensa. ¿Te gustaría darme esta oportunidad?-
-¿Qué?-
Laura no pudo reaccionar por un momento, no entendía por qué de repente quería invitarle a un café cuando solo se habían dado un golpe. Lo pensó y se negó de forma refleja.
-Lo siento señor, de verdad que no es nada, así que no lo tengas en cuenta tampoco. No es necesario el café. Además, la razón por la que chocamos es porque no miré el camino. No te culpes, si alguien debería disculparse, debería ser yo.-
Después de que el hombre se quedó en silencio por un rato, de repente se rio en voz baja, -Tienes razón, es verdad.-
-¿Qué?-
Laura pensó que podía irse después de decir eso, pero no esperaba que la otra parte soltara una frase tan inexplicable de repente. No pudo evitar apretar los labios, no podía seguir el ritmo de los pensamientos del hombre.
-Señor, ¿qué acabas de decir?-
¿Qué estaba bien? ¿Por qué parecía que no le había entendido? Este hombre pensaba demasiado rápido.
El hombre no esperaba que incluso en este momento, la mujer seguía sin comprender de qué estaba hablando. Este carácter tan lindo y algo boba le atrajo aún más.
En un instante, la mirada del hombre hacia Laura se suavizó mucho.
-Decía que, si la señorita insistes en que es culpa tuya, entonces por cortesía, ¿no deberías invitarme a una taza de café para disculparte conmigo? Así pareces más sincera. No te parece, ¿señorita?-
-Ah, sí.-
Antes de que llegara el refrigerio, los dos se sentaron en silencio. Laura volvía la cabeza para mirar por la ventana de vez en cuando, se sentía muy incómoda. Sobre todo sin saber por qué, podía sentir la mirada del hombre en ella.
Quería decir algo, pero pensaba que no estaría bien. Después de todo, si solo fuera un malentendido y lo decía, los demás podrían pensar que era muy creída.
Afortunadamente, el hombre no tenía la intención seguir con esta incomodidad, y tomó la iniciativa para romper el hielo.
-Por cierto, señorita. Hemos estado sentados aquí durante tanto tiempo y no te he dicho mi nombre. Qué mala educación por mi parte. Espero que me perdones.-
-Qué va.-
Laura no esperaba que el hombre quisiera seguir conversando. Al principio, pensó que quedaría terminado el asunto después de tomar el café. Sin embargo, dado que el hombre dijo eso, no podía tampoco no responderle.
Por cortesía, Laura puso ambas manos sobre la mesa, le miró con sus grandes ojos negros, esperando a que hablara de nuevo.
Era un comportamiento muy normal, pero el hombre pareció haberse electrocutado y sus movimientos se detuvieron por un momento.
Frunció las comisuras de los labios y volvió a arreglarse la ropa, después de asegurarse de que no había ningún problema, sonrió a Laura.
-Hola, señorita, Me llamo Ichiro Matsuda. No soy nativo del país, sino de Japón. Encantado de conocerla aquí, ¿estarías dispuesta a decirme tu nombre a cambio?
Después de que Ichiro terminó de hablar, parecía tener miedo a que le rechazara Laura, e inmediatamente siguió y dijo, -Por supuesto, si no quieres, lo entiendo muy bien. No se puede forzar este tipo de cosas. Después de todo, antes de ahora, éramos simplemente extraños.-
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