El hombre con la máscara de zorro romance Capítulo 303

-¿Qué tipo de personaje es el señor de una familia rica? ¿Crees que se va a fijar en una guarra descuidada y de aspecto mediocre? No tienes ni idea de lo fea que eres, mírate en el espejo. Te expulsaron porque intentaste seducir al dueño. ¡No te van a contratar jamás una familia rica!-

Cuanto más cerca estaba Iker, más fuerte oía la pelea.

la casa Correa estaba en primer piso, estaban discutiendo afuera, por lo que el mínimo ruido era escuchado por todo el mundo.

La gente se reunió en círculo y observó el espectáculo, de vez en cuando hacía algún comentario.

Debido a la poca altura de Iker, pudo entrar en el círculo sin mucho esfuerzo. Estando cerca, vio que había dos hombres y tres mujeres en el centro del círculo. Una de ellas, la mayor, se puso en cuclillas, no paraba de llorar. La otra mujer tenía una cara de mala, su cuerpo era rellena y era la que estaba insultando. La otra que quedaba era sin duda Manuela.

En cuanto a los dos hombres que estaban a su lado, también parecían enojados.

Entre ellos, el viejo apuntó con el dedo a Manuela y siguió regañándola. El joven no se quedaba atrás, intentaba decir las palabras más hirientes.

-¿Sabes que tu sobrino todavía está en la escuela? Tú que eres su tía no trabajas duro para ganar dinero, en cambio te pones a hacer estas cosas desvergonzadas. Ahora lo has jodido todo, tu sobrino ni siquiera tiene dinero para pagar a su escuela. ¿Ahora estás contenta?-

-No me importa lo que quieras hacer, ve ahora mismo a la familia Rasgado a pedirles disculpas. Deja que te contraten de nuevo y saca por adelantado tu salario de 10 meses. Todavía tengo una deuda de 10 mil euros en el casino. Depositaba mi esperanza en ti, en que pudieras pedir prestado algo de dinero a la familia Rasgado, pero no sabía lo inútil que eres, hiciste que te echasen directamente.-

Manuela fue regañada pero tenía una expresión poco convencida. Abrió los ojos y dijo también, -Ahora estáis diciendo todo este discurso quitándoos la culpa, pero cuando me pedisteis hacer esto, ¿no erais vosotros quienes me apoyabais? Vale, ahora que he fracasado decís que no tiene que ver con vosotros. Además, soy la única que gana dinero de esta familia tan grande, mi hermano y mi cuñada no están discapacitados, ¿por qué debo pagar los gastos de su hijo?-

-¿Qué quieres decir con esto? La familia te dio de comer y de beber, solo te estamos pidiendo que dieras de vuelta un poco de dinero. ¿No quieres hacer ni eso? Además, ¿tu sobrino no es tu familia?-

Tan pronto como escuchó la mujer gorda las palabras de Manuela, inmediatamente estalló de ira, bombardeó a Manuela señalándole la cara.

-No sabía que fueras así. Tu hermano y yo te hemos dejado vivir y comer en esta casa a cambio de nada. Y tú ni siquiera estás dispuesta a dar un poco de dinero para tu sobrino. No sabíamos que hemos criado a una persona tan desvergonzada.-

Manuela no pudo evitar reír con enojo al escuchar sus desvergonzadas palabras.

-Cuñada, ¿no te sientes culpable de tu conciencia cuando dices esto? ¿Vivo a cambio de nada? ¿Esta casa no fue comprada por mí? Tú y mi hermano no trabajáis, solo gastáis de mi salario, he criado a tu hijo como si fuera el mío desde pequeño. Tanto la comida, la ropa, la vivienda como los gastos diarios, ¿has pagado un céntimo? Encima tienes la cara de decirme que como y vivo de vosotros a cambio de nada, ¿cómo puedes ser tan mala?-

Después de que Manuela dijo esto, la mujer aún no había reaccionado. El joven se sonrojó de ira y parecía incapaz de soportar la acusación. Dio unos pasos y abofeteó a Manuela directamente en la cara.

Manuela se sorprendió por la repentina aparición de Iker, -Señorito Iker, ¿qué haces aquí?-

Mirando su rostro limpio y tierno, sin saber por qué, a Manuela le dio un escalofrío.

Todavía recordaba las palabras que le dijo Iker el día antes de irse del trabajo.

Ahora al verle de repente aquí, Manuela no pudo evitar sentir extrañeza.

Parecía haberse asustado por sus propios pensamientos, se puso a consolarse, «Solo es un niño pequeño. ¿Qué va a hacer aunque viniera? No puede hacer nada.»

Al pensar en esto, Manuelase calmó un poco. Vio de reojo a su padre, hermano y cuñada que parecían estar impresionados por la llegada repentina de Iker. Manuela se rio en el interior, y dio unos pasos, fingiendo tener una relación muy cercana con Iker.

-Señorito Iker, ¿por qué estás aquí?-

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