El hombre con la máscara de zorro romance Capítulo 335

-Disculpa, Laura -después de haber terminado las palabras Iker, Oscar le dio un ramo de rosas a Laura.

-Siento que te haya traído tanta tristeza. Te prometo que nunca voy a hacerlo otra vez.

-¿Cómo puedo enfadarme contigo? Que estoy muerta de alegría y sorpresa -Laura cogió la rosa y mostró mucha emoción en los ojos.

Iker torció la cabeza y miró a sus padres. Soltó la exclamación y dijo con los ojos grandes y claros.

-Vaya, eso es que jugar duro para conseguir. Cuando me encuentro con mi novia, voy a divertirla en esta manera.

Al oír esto, Laura estalló de risa y tocó la nariz de su hijo con la mano con mucho cariño.

-Eres tan joven. ¿Ya piensas la novia?

-Mamá, que todo debe tener un sueño suyo. Yo también. Que pienso tener una novia bonita, generosa y amable como tú -Iker tuvo la cabeza torcida y rio.

-Vale, ya -cuando Oscar notó que ese niño tenía algún problema, hizo una propuesta-. Venga, vamos a cenar. Laura, he reservado especialmente un restaurante de pareja que se conoce muy bien en la ciudad. Seguro que te va a encantar.

Laura asintió con la cabeza y lo llevó del brazo con gusto. Los dos mostraron una gran intimidad.

-Pues, vámonos, rápido. Que ya es tarde.

Sin embargo, cuando los tres llegaron al restaurante, Laura se encontró con una persona sorprendentemente.

-¡Qué casualidad! Laura, no puedo creer que te veo aquí otra vez.

Ichiro le saludó. Se sentó enfrente de la mesa que Oscar había reservado como si supiera que ella vendría aquí.

-Buenas, señor Ichiro. Es una casualidad de verdad que me encuentre con usted aquí -Laura tuvo la risa rígida en la cara pero dentro de poco le contestó.

-A ver, ¿eres el tío amante que vi antes?

En este momento aquí se reinaba el aire embarazoso entre los tres, de repente Iker apareció. Corrió con las piernas cortas hasta Ichiro. Dijo de manera inocente con la cara graciosa.

-Tío amante, cuánto tiempos. De verdad siempre apareces como un fantasma. Podemos verte en cualquier rincón.

-Iker, ¿qué dices? Pídele perdón al tío.

Laura se sorprendió de lo que había dicho. Agarró sus brazos rápidamente para hacerlo acercarse a ella.

En este momento, Oscar se movió delante de ellos y dio la disculpa.

-Perdón, señor Ichiro. Mi hijo ha aprendido con su madre la metáfora. Pero evidentemente no la ha percibido muy bien porque no es suficiente inteligente. Las palabras infantiles no significa tanto. Que usted no se enfade con él.

-Claro que no me voy a enfadar.

Ichiro mantuvo la risa y echó un vistazo a Oscar con la mirada suave pero de verdad, toda llena de frialdad oscura.

-El niño es inocente. Pero la enseñanza de su padre, en gran medida, puede influenciar sus comportamientos. Parece que señor Oscar no le ha dado una buena formación de usar correctamente las metáforas. ¿O realmente, para usted, esta metáfora se debe usar como así?

-Claro que no. Sólo le he enseñado las metáforas, pero los niños siempre dicen lo que han visto. Por este motivo, hemos tenido el dicho que no hace falta enfadarse con las inocencias de los niños. Le pido perdón otra vez -Oscar dio una risa delicada.

Los dos mostraron la calma en la cara pero en realidad, estaban enfadados.

La conversación de amistad falsa de los dos le dio confusión a Laura. Pero dejó de pensar más al verlo dar la disculpa y llevó a Iker a sentarse en su propio sitio.

Al notar esto, Oscar rió otra vez.

-Si me disculpa, le dejo. Tengo que acompañar a mi esposa y mi hijo para disfrutar la cena. Lo que pasa es que hoy es la celebración para nuestros cien días del matrimonio.

Oscar explicó lo que quería decir evidentemente con las palabras ciertas.

-Laura, tenemos un dicho que los encuentros significan la ocasión sagrada. No me puedo imaginar que me encuentre contigo en tal lugar. Eso puede ser que tengamos una ocasión especial. ¿Pero por qué ocupamos las dos mesas? ¿Qué te parece que nos sentamos juntos? -Ichiro no le importaba lo que había dicho Oscar y dio una propuesta tirándola la mirada suave a Laura.

Sin que contestara, se sentó enfrente de Laura en seguida.

Oscar lo miró con odio y los ojos llenaron de prudencia.

Pero Ichiro no le hizo caso completamente y fingió no ver la mirada mortal.

Como se habían pedido los platos antes, el camarero no tardó mucho en servir todos.

Y los cubiertos también se pusieron en la mesa. Pero sólo para los tres.

En este momento, Laura se sintió muy embarazosa y quiso dar la disculpa. Pero Oscar quitó las palabras otra vez.

-Le pido perdón otra vez, señor Ichiro. No podemos preparar los cubiertos para usted por su incorporación tan brusca.

-No pasa nada.

Ichiro no lo miró, sólo fijó los ojos apegados en Laura.

-Es normal que los camareros no me han preparado los cubiertos por mi asistencia tan repentina. Laura, no te preocupes por eso. Voy a pedirles agregar más cubiertos.

Después, le pido al camarero un favor.

Aunque el camarero sintió un poco molestia, al notar la cantidad de las personas corrió a la cocina para traérselos.

Ichiro cogió los cubiertos de manera con despacio y dijo a Oscar como si estuviera hablando con el familiar.

-Mira, señor Oscar, aunque no se servían suficientes cubiertos, no es difícil pedir agregar más como yo quiera. Sabes que no es necesario que todas las cosas tengan que seguir el plan ¿no?

Con estas palabras, todo que fuera torpe como Laura podría entender lo anómalo que había dicho.

Iker sostuvo la cara con las dos manos y interrumpió la conversación.

-Tío amante, ¿de qué estáis hablando? No entiendo la importancia del turno. Sé que los cubiertos pueden agregarse pero alguna cosa como el matrimonio de mis padres no puede. Es que esto tiene la defensa de la ley. ¿Verdad, mamá?

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