El hombre con la máscara de zorro romance Capítulo 48

-¡Qué va! es que usted es mi jefe, ¡me debo de respetarle!- El pulso se le aceleraba a Laura. Oscar dijo que ella había logrado despertar su interés. Por dios, ella realmente quería morir.

-¡Laura!-

-¿Qué?- Ella esperó sus siguientes palabras, pero él guardó silencio.

Secretamente Laura le dio una ojeada al hombre a su lado, cuyo perfil era exquisito y perfecto como si fuera cortado por el cuchillo, dándonos una sensación de la entereza y la fortaleza específicas de un hombre, especialmente, el encanto y la respiración incontenibles que les enloquecieron a las mujeres. Sin embargo, ella nunca soñó despierta ni deseó que el amor le tocara. Porque ella había perdido sus calificaciones.

-Laura, eres diferente a otras mujeres.- Sin decirlo, Oscar continuó con el coche, pero por su dentro, la había conocido de nueva a esta mujer a su alrededor.

-Andrés te ha apreciado mucho.- dijo Oscar.

-¡También me gusta mucho!- A Laura este niño le dio una impresión de que era tan mono como Iker que tenía una boca roja y los dientes blancos. Lo diferente era que este chico no era tan abierto como Iker, ya que radicalmente era tan tímido que nos daba una sensación de lástima por él. -Señor Oscar, lo siento mucho por el asunto de ayer, es que no sabía la verdad y dije algo mal, por favor, me disculpe.-

Al oír la explicación, Oscar le miró tranquilamente, con una sonrisa poco profunda en sus labios, dijo perezosamente, -¿Qué dijiste? ¡Lo olvidé!-

"¿Lo había olvidado?" Laura le miró sin creerlo, lamentablemente, nada pudo ver por esa cara sonriente.

Apartando la cara sospechosamente, Laura no dijo nada más.

Oscar le llevó al hospital para cambiar de la medicina. Sin duda, a Oscar las enfermeras le dieron las miradas enamoradas como las fanáticas, pero Oscar Rasgado pasó indiferentemente como si no las viera.

Debido a que había muchas personas en el pasillo, Oscar le mantuvo la cintura a Laura cariñosamente, diciendo, -¡Ten cuidado! ¡No dejas darte!-

-Señor Oscar, puedo cuidarme a mí misma.- Laura intentó soltarse.

Sin embargo, Oscar le sostuvo más fuerte la cintura. Acercándole la oreja en voz baja, le susurró, -Si no te gusta que te abrace, ¡no te muevas!-

Laura le tenía miedo realmente hacerlo, así que tuvo que elegir ignorarlo. ¡Qué buena era la sensación de cogerle la cintura! En los ojos oscuros como un lago profundo apareció otra vez una luz brillante, Oscar la sujetó un poco más fuerte, dejándola inclinarse cariñosamente en sus brazos.

¡A su manera! Laura se encontró en un dilema, con las miradas abajo, mirando el suelo y intentando imaginarlo como un títere, ¡sólo un títere!

Ella tuvo que irse de aquí rápidamente después del cambio un rato después.

-¿Te gusta caminar con la cabeza abajo todo el tiempo?- dijo en voz baja. Oscar miró a Laura de reojo, quien estaba mirando los zapatos, pensando que no le gustaba su abrazo.

-No, no me gusta… ¡Ah! Mi cabeza…- Laura levantó la cabeza de repente dando un golpe fuerte en la barbilla de Oscar. Debido al dolor increíble, Laura lanzó un insulto bajo. "¡Qué dura la barbilla suya! ¡Dios míos! ¡Duele mucho! "

-¿Duele?- Oscar Rasgado frotó la cabeza golpeada de Laura con la gran mano, manteniendo una risa poco profunda en la voz baja. "¡Qué interesante sea la imagen sorprendida!"

-¡Oh! ¿Está bien?- Sintiendo apuradamente la calentura de la gran mano en la cabeza, Laura frunció el ceño con fastidio, quitándole rápidamente la mano para rechazar sus movimientos íntimos. -¡Presidente! ¡déjeme ir sola!-

¡Era para que no pudiera caminar!

-Bueno, sencillamente lo hacemos.- Oscar le agarró la mano por cierto, en el momento de entrelazar los cincos dedos, sintiendo que el cuerpo de Laura se quedó rígido. Se produjo un poco de sonrisa por sus ojos. "¡Qué maravilla la sensación de estrechar las manos!"

Finalmente cambió la gasa. La herida sanó bien sin infección.

Oscar le tomó la mano para ir. En el largo pasillo, una médica vestida de blanco pasó por ellos. Al verla, Laura frunció el ceño, pensado que esta médica era muy familiar, como si la hubiera visto en algún sitio.

Laura por un momento no podía recordar quién era la médica. "Tal vez equivocada", sacudió la cabeza. "A lo mejor no me he descansado bien, así que mi cabeza está rota.", pensó.

-¿Señor Oscar?- Nadie sabía que la médica paró con un grito sorprendido cuando iba a pasarlos. Ella no pudo creer que le encontró a Oscar.

Obviamente Oscar también parecía muy asombrado, -Doctora Ureña, ¡aquí está!-

-¡Ay! ¿Cómo está usted? Llevamos mucho tiempo sin vernos, ¡no me esperaba encontrarle hoy! ¡Genial!- Le sorprendió mucho el encuentro con Oscar en el hospital. Mirando a Laura a su alrededor, parecía que le quedaba algunas palabras sin decir.

Laura no era tonta, inmediatamente se dio cuenta de que su presencia era un poco redundante, así que dijo en voz pequeña, -Presidente, le espero afuera.-

-¡Hum!- respondió Oscar. Ella fue al final del pasillo y casi dio la vuelta a la esquina cuando miraba hacia atrás, descubriendo que los dos estaban hablando.

Mirándola a la médica de lejos, Laura siguió andando hasta la pared de cristal de piso a techo, pensando en lo raro.

-Señor Rasgado, ¿cómo ha estado Señorita Alexia últimamente?- preguntó Doctora Ureña.

Oscar asintió con la cabeza después de una suspensión, -Debería ser buena.-

Él llevó tres años sin verla. Diría que estaba bien, pero solamente diría.

Doctora Ureña añadió, -Nuestro hospital ha introducido un nuevo conjunto de aparatos, que es muy útil para la enfermedad de la Señora Alexia.-

Obviamente, el cuerpo de Oscar se quedó rígido, acompañado de la expresión rígida en la cara. Un rato después, preguntó lentamente, -¿Podría curar?-

-No me atrevo a decir que hay 100% de certeza, pero al menos hay esperanza, es que no puedo contactar con la Señora Alexia, afortunadamente, hoy le encuentro a usted.- Doctora Ureña sonrió, aparentemente sin saber la miga.

Oscar asintió con la cabeza, dijo, -Ya veo, ¡voy a hacerle saber y venir! Doctora Ureña, todavía se necesita su preocupación por ella.-

-Señor Rasgado, no hay de qué. Como una persona tan buena, Señora Alexia tendrá buenas noticias, no se preocupe, es mi honor poder servirle. Señor Rasgado, usted y la Señora Alexia tendrán su propio bebé.-

-¡Ah!- parecía que Oscar estaba un poco pasmado, o se podía decir que las palabras de Doctora Ureña le pasmaron. Siguió, -Doctora Ureña, intento ponerme contacto con ella, muchas gracias.-

-¡Bien! ¡Adiós!- Doctora Ureña lo terminó y caminó hacia el ascensor.

-Espera… - Cuando Doctora Ureña iba a salir, Laura irrumpió en el pasillo del hospital, gritando, -Doctora, espere un momento, ¡espere un momento!-

Oscar se quedó un poco pasmado, viéndola acercando y gritando, -Doctora, espere un momento, espere un momento.-

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