-Pero por qué vas a mi...- Al ver su rostro pálido, ella simplemente no terminó el resto de las palabras. Estaba bien. Ya que nadie lo cuidó, ella lo hacía a regañadientes una vez considerando como agradecer por la última vez que le ayudó a agarrar su móvil con el motivo de que nunca más le debiera.
Al entrar en la casa de Laura por primera vez, mirando alrededor de la pequeña sala, Oscar caminó directamente hacia el dormitorio. Laura se puso asombrada, -¡Oye, Jefe Oscar!-
Pero había entrado en su habitación con precisión, y pareció bastante satisfecho al ver que su cama tenía solo 1,2 metros de ancho, ¡lo que significaba que ningún otro hombre había dormido en su cama! Se colocaban algunas macetas de plantas verdes en el pequeño balcón del dormitorio, con varias flores que florecían de manera encantadora y que él no podía nombrar. Verlas parecía que se podía aliviar el cansancio de trabajar duro en el centro comercial.
Después de mirar a su alrededor de nuevo, Oscar se dio la vuelta tranquilamente, -¡La habitación está decorada de manera muy cómoda y tu hogar también es muy templado!-
Era realmente cálido que parecía un hogar verdadero.
-Gracias.- con una cara enredada, Laura dijo suspendida.
Oscar se quitó el traje y los zapatos, y se subió directamente a su cama, -No me molestes, que quiero dormir!-
Laura se quedó sin palabras. ¿Se consideraba el dueño? Vale, por consideración a que estaba enfermo, ella no quería discutir. Meneó la cabeza impotente, luego se volvió y caminó hacia la cocina.
Quería comer y Oscar, que había tenido hambre durante un día entero, necesitaba comer aún más.
Iba a oscurecer en un rato, y ella tenía que recoger a Iker Abasto primero, y luego cocinar. Cuando volvió a la habitación, Oscar ya estaba dormido.
Laura compró el arroz y algunas verduras frescas por cierto al recoger a su hijo. Una vez llegó a casa, fue al baño a cambiarse y comenzó a cocinar.
-Iker, ¿hiciste algo malo?- Laura estiró la cabeza desde la cocina.
Iker volvió la cabeza hacia atrás de repente, un poco culpable, y su vista se desvió también. -¡Mamá, no!- Laura se sorprendió y salió de la cocina.
-¡Iker, mírame a los ojos!-
Por lo general, Iker mintió si no la miraba a los ojos, pero esta vez, se levantó del sofá con la cabeza gacha.
-Mamá...-
-¡A mamá no me gustan los niños que mientan.- pretendió decir Laura a la ligera.
-¡Lo siento, usé el Internet de la compañía del tío malo!- si esto es lo incorrecto que la madre implicaba.
-¿De verdad, fuiste tú?- Laura se suspendió. -¿Como supiste?-
-¡La tía Teresa me lo enseñó!- Iker levantó la cara. -¡La última vez, la última vez que la tía Teresa usó el Internet interno del Departamento de Policía Federal, lo vi!-
-¡Oh, Dios mío!- Laura se quedó sin hablar. Teresa Carballo, la experta en informática era tan tonta que hizo esa bobería frente al niño. -¿Entonces lo aprendiste?-
Se acordaba de que Teresa había dicho que Iker podía aprender con solo ver una vez, especialmente las programaciones difíciles. Teresa estudió informática en la universidad y fue el único estudiante en su facultad que fue invitado por los Estados Unidos. Pero Teresa abandonó la oportunidad de estudiar y trabajar en EEUU. A lo largo de estos años, Laura no sabía qué hacía Teresa para ganarse la vida, y solo sabía que tenía buenos ingresos.
-¡Sí, lo aprendí solo después de verlo!- Iker también se dio cuenta de que tenía la culpa, -pero el tío malo hizo a mamá perder el trabajo, ¡ya no me gusta!-
-Hijo, esto es asunto de mami, ¡no lo hagas nunca! Pídele disculpas al tío luego, ¿entiendes?- Laura no quería que su hijo no pudiera distinguir entre el bien y el mal, lo que significaría que su educación era un fracaso. Ninguna madre quería que su hijo aprendiera mal.
-¡Entendido!- Iker bajó la cabeza, -¡pero no puedo volver a ver al tío!-
-¡Está en mi habitación!-
-Mami, ¿el tío malo que mencionaste vino a nuestra casa?-
-¡Sí, está en nuestra casa, porque está enfermo!- Laura puso las cosas en el refrigerador. -Shhh, no hagas ruido. Deja dormir al tío. Se irá cuando se mejore.-
-¡Pero te despidió a mami, dejó a mami sin trabajo!- susurró Iker, -¿Por qué lo acogemos? ¿No tiene su propia casa?-
-¡Está enfermo, y su padre estará preocupado!- explicó Laura, -¿No te preocupes de los asuntos de mamá, vale? ¡Mamá ya tengo un nuevo trabajo!-
-Ya es adulto, y su papá todavía estará preocupado por él. ¡Qué infantil!- Iker frunció los labios con desdén.
-¡Iker!- Laura se puso seria.
-¡Oh! Sé que estoy culpable, mami, ¡no te enojes!- se disculpó obedientemente. -¡Mami, quiero ver al tío!-
-¡No hagas ruido!- Laura advirtió.
-¡Entendido!- Iker llegó a la habitación de Laura y vio a Oscar profundamente dormido en la cama de su madre con el rostro un poco pálido. Frunció la boca y caminó con cuidado hacia la cama. Mirando a Oscar confuso una y otra vez, murmuró en voz baja.
-Tío, aunque te odio un poco, tengo que fingir no odiarte por miedo de que mami se enoje, porque no lo quiero... No obstante tío, eres muy malo. Cómo pudiste despedirla, ella está muy cansada. Eres una persona mala, pero mami no me dejó odiarte. De hecho, yo todavía te odio···-
Oscar se despertó cuando abrió la puerta, pero decidió cerrar los ojos y entonces oyó el diálogo entre Laura y Iker. De repente, la creía una mujer realmente tonta pero linda también. Uh, la palabra “linda” era muy adecuada para ella.
Después de murmurar del todo, dijo Iker confuso, -¡Por el bien de que estás enfermo y Dios ya te ha castigado, te perdono a regañadientes!-
¡Qué amable le parecía a Iker al verlo!
Oscar repentinamente abrió los ojos y fijó la mirada en esta pequeña cara que se parecía mucho a Laura.
-¡Ah! Tío, ¿estás despierto?- A pesar de haber hablado mal del Oscar “dormido”, Iker todavía se sentió emocionado de verlo despertarse ahora.
-¡Me odias mucho!- la voz de Oscar era un poco ronca porque apenas se despertó, ni había comido todo el día.
-¿Por qué me dejaste tomar la inyección? ¡Si no fuera por ti, debería estar en la oficina ahora! Al menos mi secretaria o asistente me cuidaría. Ya no estoy en el trabajo. ¿A quién quieres que yo busque?-
-¡No tienes razón!- al escuchar la voz tirana de Oscar nuevamente, Laura no pudo menos de criticar. -Pide perdón a mi hijo, ¿qué te ofendió?-
-¿Te gustaría un niño que maldiga tu nombre?- contestó Oscar.
-...!!!- Laura no sabía qué decir.
Max Villacrés había hablado sobre eso, y Iker también lo había admitido. Fue realmente irritador. Laura sabía que le faltaba razón y transigió, -Está bien, te llevaré de regreso después de la cena. Pero no puedes volver a afligir a mi hijo, ¿me explico?-
-¡Vale!- Oscar arqueó las cejas. El niño se atrevió a quejarse. -¡La premisa es que debe perdirme disculpa!-
-¡Tienes que hacerlo también!- después de unas palabras sin mirar a Oscar, Laura caminó hacia la cocina. Si no fuera por su enfermedad, le habría gritado una vez para satisfacerse.
-Iker, al tío le gustas. ¡Vamos a comer!- al salir de la habitación y ver s su hijo decepcionado, Laura no pudo menos de consolarlo.
Pero Iker todavía estaba triste debido a las palabras de Oscar.
Al verlo así, lo siguió consolando, -Hijo, ¿no deberías poner el dibujo de caca en el nombre de tu tío, sí? Hiciste lo malo primero y a nadie le gusta un niño que deliberadamente haga cosas malas, pero ya sabes que te comportaste mal. ¡Simplemente cámbialo, y a todos les gustarás!-
-¡Solo la puse en su foto la caca!- explicó Iker.
-¿Es igual, no?- dijo Laura con paciencia.
-¡Sí! Ya veo, ¡y voy a pedirle disculpa!- dijo Iker con agravio.
-¡Eso es bueno!- Laura acarició su cabeza. -Mamá prepararé bien la comida pronto, ¿tienes hambre?-
-¡Sí!-
-¡Pues lávate las manos! ¡Dile al tío que se lave las manos también!-
-¡Bien!- Iker regresó al dormitorio y vio a Oscar fumando de pie cerca del balcón. -¡Tío!-
Oscar se volvió la cabeza y vio al niño parado allí con la cabeza baja. Arqueó las cejas. -¿Qué pasa?-
-¡Lo siento!- se inclinó primero Iker.
Oscar se puso aturdido, -¿Por qué te disculpas?
-¡Porque soy culpable! ¡Mamá dijo que Iker no debería poner el dibujo de caca en tu foto!- Iker iba diciendo en voz más baja, -Está bien que no te gusto, porque no soy una niña buena.-
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