El hombre con la máscara de zorro romance Capítulo 90

Estaba tan tranquila que se dio la vuelta y vio una figura alta de pie frente a la gran ventana del suelo al techo. La luz del sol se filtraba a través del cristal y se extendía sobre él, el apuesto rostro se veía extraordinariamente claro, y levantaba una comisura de la boca en una sonrisa floja, pero encantadora.

Laura se quedó aturdida, observándolo de pie junto a la ventana con una sonrisa en la comisura de los labios, sintió que las comisuras de sus ojos ya estaban mojadas, y las lágrimas brotaban en sus ojos. Resultó que estar tan preocupada por alguien era este tipo de sentimiento.

Oscar se acercaba a grandes zancadas y la mira fijamente, ocultando tan sólo un atisbo de abatimiento en sus ojos. ¡No dejaría que nadie viera su vulnerabilidad!

Pero era un poco sorprendente que ella viniera para verlo.

Cuando Oscar la vio, se sintió un poco alegre.

Movió los labios para hablar, pero al final no lo hizo, solo la miró tranquilamente.

Las miradas de los dos se encontraron. Laura sintió que su corazón golpeaba como un ciervo.

Él se acercó lentamente, vio las lágrimas en el rabillo de sus ojos y dijo, -¿Qué te pasa?-

La visión de Laura se nubló por un momento, alarmada de repente, y apartó la mirada de él.

Sabía que estaba siendo un poco presuntuosa, que parecía preocuparse demasiado por él. Aunque la realción entre ellos no tan íntima. Por un momento tenía algo de vergüenza, algo de agobio y algo de consternación.

Los largos y delgados dedos de Oscar se le acercaron y le levantaron la barbilla. Con la voz ronca, volvió a preguntar, -¿Eh? ¿Qué te pasa?-

Laura le miró, se le escapó una lágrima de sus ojos, quería hablar, pero no le salió ninguna palabra.

Oscar sonrió con una mirada cálida. Se emocionó mucho por las lágrimas que brillaban en los ojos de ella. Parecía que ella estaba derramando lágrimas por sí misma, ¿no? Se conmovió con sus propias lágrimas caídas. Qué demonios, ¿por qué estaba tan obsesionado con esta mujer?

-¿Cómo estás?- Por fin habló Laura, con una voz temblorosa.

De repente la envolvió en sus brazos, apoyándose su cabeza sobre su hombro.

El repentino movimiento hizo que el corazón de Laura latiera como un tambor, y sus latidos eran cada vez más rápidos.

Oscar sabía que ella debía haber escuchado las noticias sobre él, ¡pero no esperaba que ella viniera a verlo!

-Oscar, ¿qué te pasó?- le preguntó con un tono tembloroso, -Dime-

-¿Estaba preocupada de que yo no pueda sustentaros?- Preguntó Oscar.

El corazón de ella latía más rápidamente, no sabía qué decir. En ese momento este hombre todavía le tomó el pelo, -¡Oscar! Tú...-

Oscar puso las manos sobre sus hombros y la miró, -Estoy bien, no esperaba que te preocuparas tanto por mí, me halaga. ¡Uf!-

-¡Maldito!- ¿Por qué él estaba tan contento de no ser ya director ejecutivo?

-¡Laura!- La llamada fue tan suave, tan tierna que rompió el corazón a otros, -No me importa perder el puesto del presidente. Es un buen momento para relajarse.-

Lo dijo con mucha suavidad, pero para ella, no creía que es una cosa insignificante, por eso las lágrimas brotaron desde sus ojos, -¿Por qué?-

-¿Quieres que me case con Zarina Maroto? ¿y consiga una madrastra para Andrés?- Preguntó Oscar.

-Yo...- se quedó aturdida.

El cuerpo se vio sacudido por él, y a través de los ojos cargados de lágrimas, vio que el rostro de Oscar parecía sumergido en un charco de agua otoñal, tan borroso y distante.

Oscar suspiró mientras se sorprendió por su mirada llorosa, -¿Te preocupa de que no pueda manteneros si ya no soy presidente?-

-¡No me importa nada que seas director o no!- Respondió rápidamente, sintiendo de repente que se equivocaba al decir eso, e inmediatamente añadió, -¿Ni siquiera estás preocupado?-

-¿Por qué debería preocuparme?- Oscar se dirigió a un sofá lateral, se sentó, encendió un cigarrillo y empezó a fumar de nuevo.

Miró el montón de colillas que parecían recién encendidas. Resultó que él había fumado tantos cigarrillos pero delante de ella, todavía dijo que no estaba preocupado.

-¡Mentira!- Ella resopló, se le acercó y le arrebató el cigarrillo, luego lo apagó en el cenicero, -¿Por qué fumas tanto si no te preocupa?-

Oscar solo sintió que ahora ella parecía su esposa. Uf, ¡le gustaba la palabra esposa!

-¿Estás preocupada por mi renuncia o por no poder casarme esta vida?- Curvó las cejas y la miró con una mirada tan atractiva que la hizo apartar la mirada de él.

En un momento en el que ella estaba perdida en sus pensamientos, él la enganchó en sus brazos, arrebatándole la fragancia de los labios rojos, y luego la cara de Laura se puso roja.

-Tú...-

-Este es un castigo para ti...- él sonrió con pesadez, -Es inútil que te preocupes, sólo puedes estar conmigo en esta vida, aunque no sea el presidente del Grupo Rasgado, ¡sólo puedes ser la mujer de mí!-

-¡No me voy a casar contigo!- ella respondió, con el corazón latiendo irregularmente y la cara ardiendo mientras luchaba para ponerse en pie, -¡Suéltame!-.

-¿Quién te ha dado permiso para apagar mi cigarrillo?- Oscar fingió estar furioso, -¡Te castigo con besarme durante diez minutos, si no, nunca te soltaré!-.

Laura estaba furiosa de que él siguiera con sus bromitas, mirando su apariencia que era como un gánster, se apretó los dientes con odio, pero no pudo decir nada.

-¿Qué, no sigues enfadada?- habló con una voz sexy, pero Laura le miró con rabia.

Se sonrojó bajo su desgarbada mirada, y ahora estaba en sus brazos, lo que hizo que su corazón latiera intensamente, -¡Suéltame!-

-¡No!- Rodeó su cintura con más fuerza, -¡Bésame y te soltaré!-

-¡Oscar, eres un gamberro!- Gritó en voz baja, avergonzada.

-¡Hum! ¿Gamberro? Bueno, entonces, ¡lo seré más tarde!- Dijo mientras la tiraba del cuello y se ponía cara a cara con ella a una corta distancia, las puntas de sus narices casi se tocaban, y su cálido aliento le hizo a ella que se pusiera roja la cara.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: El hombre con la máscara de zorro