Parado allí en silencio, el pequeño rostro que se parecía a él no tenía ninguna expresión, solo aparentaba indiferente. Sus ojos oscuros parecían estar llenos de emociones inexplicables, y su persona en sí se veía casi exactamente igual que él.
-Señorito, su padre solo echa mucho de menos a su madre, no lo culpe, ¡tampoco tiene nada que ver con usted!- Emma lo consoló con lágrimas.
Las palabras del señor Lorenzo no eran soportables para un niño de cinco años, por eso Emma intentó consolar a Oscar, pero el pequeño negó con la cabeza.
-Emma, lo sé, sé que mi madre ha fallecido porque me tuvo. ¡Es mi culpa! ¡Todo es culpa mía!- A los cinco años debería tener una voz infantil, pero ahora tenía una pizca de precocidad y aburrimiento. Oscar se dio la vuelta para salir al patio, el sol brillaba, pero parecía que no podía dar calidez a la soledad y la pesadez que lo invadía.
-¿En qué estás pensando?- Iker no pudo evitar preguntar porque no llegó su respuesta por un buen rato.
Esa frase interrumpió los pensamientos de Lorenzo. Entonces volvió a su consciencia para mirar a esos ojos de nuevo, e inexplicablemente sintió una angustia en su interior, “Victoria, ¿cómo es posible que los ojos de este niño se parezcan tanto a ti?”.
Pensando en su difunta esposa, Lorenzo solo sintió una tristeza inmensa que se extendía por todo su cuerpo.
-Señor Lorenzo, ¿en qué está pensando?- Iker lo miró perplejo, ¿qué le pasó?
Lorenzo reaccionó para mirar al niño y negó con la cabeza, -Pequeñín, ¿cómo te llamas?-
-¿No te lo dije?- Iker recordaba que se lo había dicho en la puerta.
-¡Pero soy mayor, mi memoria me falla!-
-¡No eres mayor!- Iker no estaba de acuerdo, -¡El portero anciano de mi escuela es mucho más mayor que tú!-
-¡Mmm!- Inexplicablemente, los labios de Lorenzo se curvaron de nuevo por las palabras del niño, sintiéndose un poco familiar.
En ese momento, el llanto de un niño vino de repente desde arriba, era la voz de Andrés.
-¡Señor, has mentido, no eres un buen chico!- Iker frunció el ceño y lo regañó, -Andrés está arriba, pero me has mentido diciendo que estaba fuera del país. ¡Mentir es algo vergonzoso!-
-Bueno…- El viejo rostro de Lorenzo se puso rojo, estaba avergonzado por ser descubierto. Era la primera vez que alguien le decía eso. Después de mucho tiempo, su tez cambió y un toque de complejidad apareció en su rostro, -Vuelve y dile a tu mamá que Andrés es el nieto de la familia Rasgado. Además, ella había acordado antes, así que no puede arrepentirse de sus palabras.-
-¿Arrepentirse de qué?- preguntó Iker, -Mi mamá no se arrepentirá. ¡Voy a llamar a Andrés! Andrés, soy Iker, estoy abajo, ¡date prisa en bajar!-
Cuando la persona de arriba escuchó esos gritos, dejó de llorar inmediatamente, pero enseguida comenzó a llorar de nuevo, -Bu, bu...-
Lorenzo frunció el ceño, -Llora y llora, solo sabe llorar...-
-¡Andrés, baja!-
Lorenzo soportó duramente el descontento y gritó, -¡¿Por qué lloras?!-
De repente, el llanto se calmó, solo quedaba el sonido del sollozo.
-¡Tú-tú le has gritado!- acusó Iker, -Tengo que decirle a mamá que estás maltratando a Andrés, señor, ¡vas a ir a la cárcel si haces esto!-
Al escuchar esas palabras, Lorenzo se incorporó del sofá y dijo en voz alta y solemne, -¡Es mi nieto, haré lo que quiera con él! ¡Que venga alguien para llevarse a este niño de regreso!-
-¡Señor Lorenzo! ¡Ya voy!- Emma entró primero. Al ver a Iker, de inmediato le gustó mucho el niño, -Pequeñín, ¿dónde están tus padres? ¿Cuántos años tienes y cómo te llamas?-
Iker miró hacia atrás y vio a una abuela que sonreía muy amablemente, entonces dijo obedientemente, -Hola abuela, me llamo Iker Abasto, me puedes llamar Iker. Andrés es el hijo de mi mamá, yo soy el hijo adoptado de mi mamá. ¡He venido a llevarme a Andrés para que vaya a ver a mamá! Abuela, dile a este abuelo que devuelva a Andrés a mi mamá, ¿vale?-
-¿Tú mamá?- Emma se sorprendió por un momento, un poco confundida, -¿La mamá de Andrés?-
-¡Emma, dile a alguien que lo lleve de regreso!- La voz de Lorenzo era baja y seria.
Emma se quedó atónita y dijo, -Señor Lorenzo, ya que es la mamá de Andrés, ¿no es mejor dejar que se vean? ¡El señorito lleva demasiado tiempo llorando!-
-¡No hagas caso de eso! ¡Parará de llorar cuando se canse!-
-¡Eres tan despiadado!- Iker enarcó las cejas, después de pensarlo por un buen rato, dijo muy descontento, -¿Por qué Andrés tiene a un abuelo como tú que no es nada amable? ¡Eres un anciano odioso!-
Esa frase dejó atónita a Emma en el acto. Vagamente recordó que el señor Oscar de pequeño también le dijo eso a su padre. Él dijo, “¡Eres un padre odioso!”.
Tan pronto como las palabras de Iker fueron pronunciadas, Emma se sorprendió tanto que solo pudo quedar mirando a Lorenzo, estaba preocupada por si el señor Lorenzo se enojara, pero él solo echó un vistazo a Iker a la ligera con los ojos llenos de aprobación.
Bajó la cabeza para mirar de nuevo a la pequeña figura que tenía delante, esa carita ahora mismo estaba frente a él, tenía desdén en sus ojos, como si le despreciaba mucho.
-Señor Lorenzo, este niño habla como el señor Oscar de pequeño, ¡qué lindo!- Emma no pudo evitar reír, y tuvo que lamentar que los años habían hecho envejecer a la gente. Habían pasado más de 20 años en un abrir y cerrar de ojos.
-Abuela, ¿de qué te estás riendo? Date prisa y dile a Andrés que baje. Andrés está llorando, ¿no lo oíste? Le ha costado mucho encontrarse con mamá, además el tío Oscar le dijo que se quedara con mamá para siempre. Dile al abuelo que le deje bajar, ¿vale?-
-Señor Lorenzo, ¿deberíamos?- Emma solo dijo media frase.
-¡No! ¡Que vuelva a su casa!- gritó Lorenzo con frialdad, dándose la vuelta para subir las escaleras.
En cuanto Iker escuchó que le decían que regresara y no le permitieron ver a Andrés, sus ojos oscuros mostraban una indiferencia y calma que no debían pertenecer a un niño, -¡Señor, espero que no te arrepientas de tu decisión!-
Sorprendido por un momento, Lorenzo se giró en las escaleras, -¿Me estás amenazando?-
-¡Sí!- La voz ligeramente tierna de Iker tenía una madurez que no se ajustaba a su edad.
-¿Qué piensas hacer?- dijo Lorenzo con tono divertido.
-¡Le diré a todo el mundo que maltratas a niños!- Iker ya lo había pensado, ¡quería publicar ese asunto en el foro y en las webs para que todos supieran que mamá tenía otro hijo!
-¿Cómo piensas decirlo?- Se rio Lorenzo, en su rostro que rara vez se podía ver una sonrisa, en ese momento estaba lleno de una alegría muy deslumbrante.
¡Emma estaba pasmada! Si no recordaba mal, el señor Lorenzo no se había reído en 30 años. ¿Cómo era eso posible? ¿Había visto alucinaciones?
Luego miró a ese niño de nuevo, era igualito que el señor Oscar cuando fruncía sus labios.
Especialmente esos ojos con cejas hermosas y mirada profunda; esa nariz pequeña, firme y erguida; esos labios rojos apretados con fuerza diciendo, -¡No es asunto tuyo!-
-Pequeñín, ¿cómo se llama tu mamá?- Emma le pidió al chófer que llevara a Iker de regreso, y ella misma también estaba sentada en el auto porque le gustaba mucho ese niño tan lindo. También era muy terco y maduro, de verdad era un encanto.
-¡Laura Abasto!- respondió Iker obedientemente.
Cuando el auto había salido de la Casa Rasgado, un taxi pasó junto a él, y los dos autos se pasaron uno al lado del otro de esa manera.
Laura salió del coche a toda prisa y se dirigió directamente a la entrada.
-Señorita, ¿a quién busca?- Félix se sintió extraño porque hoy había venido muchos invitados.
-¿Ha estado algún niño aquí?- preguntó Laura con ansiedad, preocupada de que Iker realmente viniera a buscar.
-¿Niño?- Félix señaló el auto que pasaba frente a él y dijo, -¡Se acaba de ir, Emma le está llevando de regreso!-
-¿Cómo es su nombre?-
-¡Dijo que su nombre es Iker!-
-¡Dios mío!- Laura estaba a punto de subirse al coche cuando de repente la llamaron.
-¿Quién está fuera de la puerta?-
-¡Señor Lorenzo, es una chica que está buscando al niño de hace un momento!-
-¡Dile que entre!-
-¡Señorita, el señor Lorenzo la está buscando!- El portero detuvo a Laura de inmediato.
-Pero...- Mirando el auto que se alejaba, Laura estaba muy ansiosa, y le dijo al taxista, -¡Espérame un momento, ahora mismo salgo!-
No se atrevió a venir a buscar a Andrés porque Oscar le dijo que él se encargaría del asunto, pero no esperaba que Iker iba a venir solo hasta allí. Ese niño era realmente atrevido por venir solo a la familia Rasgado.
En el salón.
-Señorita Laura, ¿eres tú?- Lorenzo recordó el personal que esperaba en el restaurante ese día, -¿Trabajas en el restaurante de Tomás?-
-¡Sí!- dijo Laura sin ser humilde ni arrogante.
-¡Señorita Laura, no esperaba que fueras la mamá de Andrés!- Lorenzo dijo sin rodeos.
Laura se puso rígida, pero asintió con la cabeza, -¡Yo tampoco esperaba que Andrés fuera mi hijo!-
-Pero señorita Laura, debes entender que todo esto empezó siendo un contrato. ¿Me puede decir cuál es su propósito ahora?- Lorenzo arqueó las cejas para mirar fijamente a la chica frente a él con ojos perspicaces, pensó que no tenía pinta de ser ese tipo de mujeres que traicionarían su cuerpo, pero era un hecho que hizo un trato con su cuerpo para dar a luz a un niño. Por lo que ese tipo de mujer era muy peligrosa, porque aparentemente era inocente, pero en realidad podría ser que solo era una faceta fingida suya.
-¡Quiero a mi hijo!-
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