-¡Señorita Laura, me está hablando de algo imposible!-
Laura levantó la cabeza y no pudo evitar mirarlo. Mirando al indiferente señor Lorenzo con el rostro tenso, finalmente supo a quién se parecía Oscar. Ese temperamento y ese encanto demostraban que el padre y el hijo eran realmente idénticos.
La mirada aguda de Lorenzo se dirigió hacia ella con examinación. Esa chica no parecía muy mayor, la investigación que habían hecho antes decía que solo tenía diecisiete años cuando hizo de vientre de alquiler, de modo que ahora solo podía tener unos veintitrés, -¡Hola, señorita Laura!-
Laura se sorprendió y dijo apresuradamente, -¡Hola, señor Lorenzo!-
-¡Señorita Laura, me gusta hablar con claridad! Creo que debes entender que solo hiciste de vientre de alquiler. Incluso si eres una persona excelente, tampoco puedes cambiar el hecho de que hiciste de vientre de alquiler.-
Sus palabras consiguieron herir a Laura, y por un momento, ¡sintió que todo su corazón se estaba haciendo pedazos! Una frialdad se apoderó del interior de Laura, ¡tan frío y doloroso!
-Señorita Laura, debes entender qué tipo de industria es la familia Rasgado. Andrés es mi nieto mayor, es quien heredará la industria de la familia Rasgado. ¿Quieres que alguien después de muchos años revele el hecho de que su madre biológica hizo de vientre de alquiler? ¿Crees que podrá heredar el Grupo Rasgado para entonces? Me temo que una vez que se revele este asunto, las acciones del Grupo Rasgado caerán drásticamente, ¿querrás verle en una situación tan humillante para entonces?-
¡Con una frase hizo que Laura sintiera una frialdad que inundaba su interior de nuevo!
¡Era cierto!
Ella solo se había preocupado por su propio estado de ánimo, y de que su propia conciencia estuviera limpia, ¡pero nunca había pensado de verdad por Andrés! Ella no era una madre competente, nunca lo fue.
-Señorita Laura, puedo entender el dolor que una madre siente cuando pierde a su hijo, ¡pero el sucesor de la familia Rasgado tiene que aceptar fuertes golpes para convertirse en un talento! Oscar no ha tenido a su madre desde que nació, si él puede convertirse en un talento, mi nieto Andrés también lo podrá conseguir. Por eso, señorita Laura, ¿entiende lo que estoy diciendo?- La voz de Lorenzo era fría y tranquila.
Laura agachó la cabeza, las lágrimas le llenaron los ojos, pero no cayeron. No habló, pero la angustia que sentía en su interior era tan grande que casi la dejó sin aliento.
-¡Además! Oscar es el presidente del Grupo Rasgado. Aunque ahora lo he echado, no cambia el hecho de que es el heredero del Grupo Rasgado. ¡Señorita Laura, realmente no encajas con él! Desde siempre se han formado matrimonios de la misma clase social, ¿no es así?-
-¡Ya veo!- Laura dijo esas palabras con mucha dificultad y dolor.
-¿Qué condiciones quieres obtener?- Lorenzo no esperaba que ella aceptara tan fácilmente.
-Cuidad mucho a Andrés, aún es muy tímido. Solo quiero que esté feliz, alegre y que viva una buena vida como un niño normal. Por favor, dile que no soy su mamá biológica, ¡que solo fue algo que su padre hizo para que estuviera feliz teniendo a su mamá por unos días! Señor Lorenzo, usted es el abuelo del niño, creo que puede entender mi estado de ánimo en este momento, ¡todos esperamos que el niño esté bien! ¡Es suficiente con que sepa que está muy bien! ¡Lo siento, mi hijo Iker ha venido a molestarle! ¡No se preocupe, no volveremos a aparecer en su vida!- Laura respiró hondo, se dio la vuelta y una lágrima cayó.
Simplemente salió así, no sabía lo que estaba sintiendo en ese momento, solo sentía que todo su cuerpo estaba pasando por un dolor horrible, y que cada paso que daba la hacía doler más aún.
¡Al parecer eso era el sentimiento desgarrador! Resultó que eso era lo que se sentía al separarse de su propio hijo. Parecía que estaban haciendo pedazos su corazón hasta dejarlo en picado, ¡estaba al punto de que le costaba respirar con normalidad! ¡Incluso el oxígeno le era sofocante!
“Andrés, me voy, lo siento mucho”, murmuró Laura en su interior, sintiendo un gran dolor. Entrecerró los ojos y reprimió el dolor para sus adentros. Entonces una lágrima cayó de nuevo. Pero después de esa lágrima, ¡ya no se le cayó ni una lágrima más!
De repente se arrepintió de haber conocido a Andrés, tal vez debería haber mantenido la distancia desde el principio, tal vez sería mejor que desde el principio no hubiera conocido a su mamá, así no tendría que sufrir de repente la separación, ¡porque eso era realmente un gran golpe para el niño! ¡Pensando en ello se consideraba una pecadora de verdad!
Laura no sabía cómo había regresado al apartamento de La calle Brenda, pero justamente vio que Emma estaba esperándola con Iker cuando ella llegó.
Su rostro aparentaba tranquilo, o más bien entumecido, casi no le quedaba ninguna expresión.
-¡Mamá!- gritó Iker.
-¡Hola, señorita Laura!- Emma se acercó. Al ver el rostro muy pálido de Laura que parecía haber llorado, mostró preocupación, -Señorita Laura, ¿te encuentras bien?-
-¡Gracias, estoy bien!- Laura tomó la mano de su hijo, -Iker, vamos a casa, ¡gracias por acompañarlo de regreso!-
-¡Tu hijo es muy listo! ¡Señorita Laura, no esperaba que fueras la mamá de Andrés!- Emma quería decir algo, pero Laura no tenía la intención de seguir conversando, estaba tan abatida que había perdido la capacidad de pensar en ese momento.
-¡No soy la mamá de Andrés!- La interrumpió de repente Laura, -Eso fue para hacer feliz a Andrés. Yo firmé un contrato con Oscar, lo nuestro solo fue un trato. Disculpa, tengo algo que hacer. ¡No te entretendré más!-
Dicho eso, Laura se llevó a su hijo a casa.
-¡Adiós abuela!- dijo Iker cortésmente cuando la puerta estaba a punto de cerrarse.
Emma se sorprendió por un instante mirando la puerta cerrada, estaba un poco sorprendida, ¿de verdad? ¿acaso era verdad lo que había dicho?
-¡Mamá!- Iker pensó que su madre estaba enojada con él.
-¡Iker, ve a tu habitación, quiero estar sola un rato!- Laura, sintiéndose muy cansada, se levantó y caminó hacia su habitación.
¡Nunca se pudo cambiar nada! Eso era algo inmutable, Andrés había nacido por un contrato, y ella no estaba calificada para ser la mamá de Andrés. Él era el heredero de la familia Rasgado, ¡la familia Rasgado no permitiría que su heredero tuviera ninguna mancha en su reputación!
En el balcón, Laura estaba junto a la ventana mirando al exterior muy aturdida.
Había sido un día soleado, pero de pronto una nube oscura llegó, y el viento soplaba cada vez más fuerte, soplando las hojas caídas que estaba por todo el suelo. La lluvia empezó a caer, derribando el crisantemo que florecía en su mejor época del otoño.
Laura todavía estaba acurrucada y de pie en el balcón. El viento frío entraba, pero no cerró la ventana hasta que comenzó a temblar de frío. Entonces la tristeza empezó a invadir su cuerpo y se cayó al suelo. Sus ojos habían perdido el enfoque. ¡La lluvia entraba por la ventana mojando todo su cuerpo!
Sus ojos secos sintieron una amargura, pero no podía derramar ninguna lágrima. Su mente ya estaba hecho un caos, pero veía con más claridad la decisión que debería tomar. Ya no podía ir a buscar a Andrés, no podía hacerlo, ¡aunque le daba mucha pena y mucha lástima!
-¡Estamos en el aeropuerto, mamá está cambiando las tarjetas de embarque!- dijo Iker.
-Esperadme allí, ¡ahora mismo llego!- gritó Oscar.
Después de regresar en el avión con un viaje de más de diez horas, la llamó nada más bajarse del avión. No esperaba que fuera a dejar la ciudad e incluso a su propio hijo. Además, dijo que no era su hijo biológico, ¿esa maldita mujer pensaba que no existía o qué? ¿No le había dicho que él podía resolverlo todo?
-¡Richard! Iré primero a la terminal, ¡si tienes prisa puedes volver primero!- Le dijo Oscar al Richard que llevaba un traje blanco a su lado.
-¿Qué ha pasado?- La voz indiferente estaba un poco preocupada.
-¡Un pequeño asunto!- Pero la expresión de Oscar en ese momento no indicaba que solo era un asunto pequeño. Richard arqueó las cejas y en sus ojos entrecerrados se pudo captar un poco de diversión.
-¡Iré contigo!-
Dicho eso, los dos hombres caminaron hacia la terminal, seguidos por algunos guardaespaldas vestidos de negro. Al mismo tiempo que caminaban, no pudieron evitar llamar la atención de la gente del alrededor.
En la sala de espera de la terminal, los ojos de Oscar recorrieron por la multitud, examinando todos los rincones de la sala, sus ojos agudos estaban en busca de alguna persona.
Laura cambió su tarjeta de embarque y regresó, cargando su bolso le dijo a su hijo, -¡Vamos!-
Iker miró hacia la sala, “¿No ha dicho el tío Oscar que vendría enseguida? Pero ¿por qué no ha venido todavía?”.
-¡Mamá, quiero hacer pipí!- gritó Iker de repente, agarrándose el estómago.
-¡Ah! ¿Pipí? ¡Ahora mismo te llevo al baño!- Laura se llevó a su hijo hacia el baño que estaba a la izquierda. Pero para ir al baño tenía que pasar por el ascensor, justamente en ese momento Oscar y Richard subieron en el ascensor y la vieron de un vistazo.
-¡Laura!- rugió Oscar enojado.
Laura se quedó sin habla y alzó los ojos para ver a Oscar. Vestía un traje negro sin rastro de arrugas, seguía siendo tan guapo. ¡Los dos se miraron entre sí y Laura se quedó atolondrada!
¿Por qué él estaba allí?
Iker le guiñó un ojo a Oscar y lo vio caminar hacia su dirección.
En los ojos entrecerrados de Richard apareció un rastro significativo, “¡Oh! ¡Qué interesante y divertido es esto! ¡Oscar se ha enfadado por una mujer! ¡Esto es muy interesante!”.
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